En defensa de mis padres contra las mentiras de un sectario
Bien sabe el Señor la tristeza que tiene mi alma por tener que escribir este post. Rompo la promesa que me hice a mí mismo, pero es de justicia que lo haga. Y es que, señores, he de hablar de nuevo del sectario empeñado en convencer a sus lectores y oyentes de que el catolicismo, a diferencia del protestantismo, es condescendiente con la mentira y con el robo. Así lo explica:
Se alegará – con razón – que hay españoles serios, cabales, formales, honrados y es verdad, pero no puede negarse que la sociedad española, como todas las católicas, es indulgente con la mentira. En esta cuestión, como en tantas otras, la moral católica es más heredera de ciertas concepciones procedentes del paganismo que de las páginas de la Biblia.
En las naciones donde triunfó la Reforma, el respeto por la propiedad privada quedó firmemente afianzado fundamentalmente porque la Biblia no sólo no tiene nada en contra de ella sino que la considera digna de protección.
Si hubiera de hacer caso a lo que ese odiador profesional de la Iglesia dice, llegaría a la conclusión de que mis padres no fueron católicos sino protestantes. ¿Por qué lo digo? Fácil. Resulta que a mí me enseñaron que mentir es pecado siempre. Y robar, también.