26.02.13

Estados Unidos y la farsa de las universidades católicas

En 1990 se hizo pública la Constitución Apostólica “Ex corde ecclesiae” del beato Juan Pablo II, Papa. El texto empezaba asegurando que “nacida del corazón de la Iglesia, la Universidad Católica se inserta en el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la Universidad como institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad".

Para el Papa polaco “es un honor y una responsabilidad de la Universidad Católica consagrarse sin reservas a la causa de la verdad. Es ésta su manera de servir, al mismo tiempo, a la dignidad del hombre y a la causa de la Iglesia". Y tras mucho abundar en loas y explicaciones sobre la relación entre la universidad y el mundo, Juan Pablo II señaló algo que parte del sentido común. A saber, que para que una universidad sea católica, tiene que ser fiel a la Iglesia:

De esta estrecha relación con la Iglesia derivan, como consecuencia, la fidelidad de la Universidad, como institución, al mensaje cristiano, y el reconocimiento y adhesión a la Autoridad magisterial de la Iglesia en materia de fe y de moral. Los miembros católicos de la Comunidad universitaria, a su vez, están también llamados a una fidelidad personal a la Iglesia, con todo lo que esto comporta.

Sin embargo, en Estados Unidos hay bastantes universidades católicas que desconocen a propósito lo que significa la palabra fidelidad a la Iglesia y muchos menos el concepto de adhesión al magisterio. A pesar de lo cual, el Secretariado de Educación de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos publicó recientemente un “Informe final sobre los 10 años de revisión de la aplicación de Ex Corde Ecclesiae” en el país norteamericano. ¿En qué consiste dicho informe? Según nos cuentan desde The Catholic World Report (CWR), se trata de una página autocomplaciente, trivial, que alaba el “diálogo permanente” y el “espíritu de colaboración”, pero que no explica nada, absolutamente nada, sobre la situación real de la educación superior católica en la nación norteamericana.

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25.02.13

¡Extirpad al perverso de entre vosotros!

La Iglesia de Cristo se ha enfrentado siempre al problema de cómo tratar los casos de quienes viven en pecado público. A Dios gracias, tenemos un ejemplo claro de lo que conviene hacer en esas ocasiones. El capítulo 5 de la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios lo explica muy bien:

Es ya público que entre vosotros reina la fornicación, y tal fornicación, cual ni entre los gentiles, pues se da el caso de tener uno la mujer de su padre. Y vosotros, tan hinchados, ¿no habéis hecho luto para que desapareciera de entre vosotros quien tal hizo? Pues yo, ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, he juzgado ya cual si estuviera presente al que eso ha hecho.

Congregados en nombre de nuestro Señor Jesús vosotros y mi espíritu, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, entrego a ese tal a Satanás, para ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

No está bien vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Alejad la vieja levadura, para ser masa nueva, como sois ázimos, porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolada. Así, pues, festejémosla, no con la vieja levadura, no con la levadura de la malicia y la maldad, sino con los ázimos de la pureza y la verdad.

Os escribí en carta que no os mezclarais con los fornicarios. No, cierto, con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras, porque para eso tendríais que saliros de este mundo. Lo que ahora os escribo es que no os mezcléis con ninguno que llevando el nombre de hermano sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con éstos ni comer; ¿pues qué a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes os toca juzgar? Dios juzgará a los de fuera. ¡Extirpad al perverso de entre vosotros!

Si se hubiera hecho siempre caso a San Pablo, ¡cuántos escándalos nos habríamos evitado! Ciertamente la Iglesia no puede dedicarse a espiar la moralidad de sus miembros. Y el secreto en el sacramento de la confesión impide que se ponga en evidencia pública a quien peca en lo oculto. En ese caso, solo Dios y el confesor deben saber el pecado. Ahora bien, a lo largo de la historia de la Iglesia, también la reciente, hemos visto demasiados ejemplos de irresponsabilidad permisiva ante quienes viven notoriamente en una situación pecaminosa. No hace falta que los enumere.

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24.02.13

Periodismo profesional y servicio a la Iglesia


Vaya por delante que, hasta donde yo sé, ninguno de los que escribimos en InfoCatólica hemos cursado la carrera de periodismo. Desde luego, tanto yo, director, como los miembros del consejo y el editor, no la tenemos. No hemos asistido a ningún master, ni hemos trabajado en periódicos, radios y televisiones de prestigio. Y sin embargo, llevamos adelante el portal digital católico español de mayor crecimiento, junto con Religión en Libertad, de los existentes en la red.

Dentro de la limitación que nos viene impuesta por nuestra escasez de medios, procuramos dar una información veraz, procedente en gran medida de lo que aparecen en las agencias de prensa y portales de información del mundo -como hacen todos- y, esperamos que cada vez más, tengamos fuentes propias. No siempre es fácil discernir qué noticias publicar, qué credibilidad dar a determinadas fuentes, etc. A veces cometemos errores. Si los vemos, los corregimos.

Por encima de todo, nuestra intención es, asistidos por la gracia de Dios sin la cual nada bueno puede hacerse, servir a la Iglesia. Somos antes católicos que cualquier otra cosa. Y católicos de la única forma sensata que cabe serlo: en fidelidad al magisterio. Eso no impide que seamos críticos cuando lo estimamos oportunos. Se puede decir que como frontispicio de nuestra actuación -al menos es nuestra voluntad- figuran estas palabras de Pío XII:

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23.02.13

¿Quo Vadis, Gato intereconómico?

A la mayor parte de los que hemos sido parte de la audiencia habitual de IntereconomíaTV durante los últimos años, especialmente de uno de sus programas estrella, El Gato al Agua, el otro día se nos heló la sangre al ver como dicho programa dedicó 17 minutos a hacerse eco de la “información” sobre el supuesto lobby gay en el Vaticano (lean acá la verdad sobre el tema). Para colmo, invitaron a Eric Frattini, autor de “Los cuervos del Vaticano", “Los Papas y el sexo", “Secretos Vaticanos", etc. Como ven ustedes, no parece alguien la mar de adecuado para tratar un asunto de la Iglesia en un canal de televisión cuyos televidentes son mayoritariamente católicos.

Frattini ya estuvo en el programa de Cuarto Milenio al que acudió el sacerdote que jaleó con un “ojalá, ojalá” la petición de que se ponga fin al papado.

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22.02.13

Los obispos alemanes y la píldora del día después

Empiezo mi artículo reconociendo que tengo más dudas que certezas sobre el punto 8 del documento de la Conferencia Episcopal Alemana. El contenido del mismo se puede leer en la noticia que hemos dado.

Vamos directamente al meollo de la cuestión. Los obispos alemanes dicen que se puede usar la píldora del día después (PDD) en caso de violación. Y el texto, tal y como yo lo entiendo, afirma que hay píldoras que contienen principios activos alterados que, en principio, no provocarían el aborto en caso de que se hubiera dado la concepción. Esa es la primera pregunta que cabe hacer: ¿Hay una nueva generación de píldoras del día después que no tengan, de ninguna de las maneras, un posible efecto abortivo?

Si la respuesta es sí, queda zanjada la cuestión principal de esta polémica. Si la respuesta es no, estaríamos obviamente ante un error de bulto de los obispos alemanes (ver enlace de la CEE) que debería ser corregido por la Santa Sede. De hecho, si la respuesta es “no se sabe con certeza", tampoco cabe administrar la PDD, porque ante la duda debe siempre primar la protección del derecho a la vida del posible embrión fecundado.

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