No hay salvación en ningún otro
«…no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos»
Hechos 4,12
Ríos de tinta han corrido desde que Francisco dijo que todas las religiones llevan a Dios. No algunas, sino ¡TODAS! Artículos de opinión, blogs, vídeos, mensajes en Redes Sociales, etc. Ahora bien, ¿saben ustedes de algún obispo que haya dicho algo al respecto? Hasta donde yo sé o hasta que estoy escribiendo este post, ninguno ha abierto la boca. De hecho, cuando Francisco firmó la declaración de Abu Dhabi en la que se puede leer…:
«El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente».
… sólo Mons. Athanasius Schneider hizo oír su voz para constatar que tal declaración es contraria a la fe cristiana y católica. La declaración fue modificada precisamente en Kazajistán años después, aunque el original permanece inalterado. En cualquier otro momento de la historia habría sido impensable que un Papa firmara algo así, pero sobre todo, habría sido imposible que el episcopado mundial en pleno hubiera permanecido en silencio. La crisis arriana no fue nada comparada con la que hoy asola la Iglesia.
Ante la confusión a la que muchos fieles se enfrentan, es necesario más que nunca recordar que la verdadera libertad ha de estar orientada al bien y que Dios no puede querer de ninguna forma algo malo. Cito de la encíclica Libertas, praestantissimum, de León XIII (negritas mías):
«Pero así como la posibilidad de errar y el error de hecho es un defecto que arguye un entendimiento imperfecto, así también adherirse a un bien engañoso y fingido, aun siendo indicio de libre albedrío, como la enfermedad es señal de la vida, constituye, sin embargo, un defecto de la libertad. De modo parecido, la voluntad, por el solo hecho de su dependencia de la razón, cuando apetece un objeto que se aparta de la recta razón, incurre en el defecto radical de corromper y abusar de la libertad. Y ésta es la causa de que Dios, infinitamente perfecto, y que por ser sumamente inteligente y bondad por esencia es sumamente libre, no pueda en modo alguno querer el mal moral; como tampoco pueden quererlo los bienaventurados del cielo, a causa de la contemplación del bien supremo. Esta era la objeción que sabiamente ponían San Agustín y otros autores contra los pelagianos. Si la posibilidad de apartarse del bien perteneciera a la esencia y a la perfección de la libertad, entonces Dios, Jesucristo, los ángeles y los bienaventurados, todos los cuales carecen de ese poder, o no serían libres o, al menos, no lo serían con la misma perfección que el hombre en estado de prueba e imperfección».
¿Y cuál es la verdad respecto a las religiones? ¿todas conducen a Dios? La cita que encabeza este post indica que no fue eso lo que enseñó san Pedro en una de sus primeras predicaciones. Solo en Cristo hay salvación. Sólo Cristo es el camino hacia el Padre. Solo la religión cristiana es camino salvífico. Y quien crea y afirme otra cosa, sencilla y llanamente no es cristiano.
Quien se aparta de esa verdad se convierte en esclavo de la mentira. No hay otra libertad religiosa que la que lleva a los hombres a aceptar que solo Cristo salva, que solo Cristo es el Señor. No Mahoma, no Buda, no los demonios animistas, no los demonios del hinduísmo. Solo Cristo. Y el Cristo total, es decir, Cristo cabeza del cuerpo que es la Iglesia. Por eso enseñaban los padres que no se puede encontrar la salvación fuera de la Iglesia, a la que se accede por el bautismo.
Se dice que quizás puede que haya alguien que se salve fuera de la fe cristiana. Yo más bien creo que si hay algún eunuco etíope o algún Cornelio que han sido elegidos para la salvación, Dios les enviará a alguien, incluso a un ángel (Hech 8,26-39; Hech 10), que le predique el evangelio. En todo caso, Dios es juez justo y misericordioso. Pero para nada eso implica que una religión falsa puede llevar a los hombres a Dios. A nuestro señor Jesucristo la salvación nuestra le costó morir en la cruz entre sufrimientos, así que como para andar diciendo que alguien puede ser salvo en religiones donde Cristo no aparece. Es inaceptable.
«Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Puesto que tú rechazaste el conocimiento, Yo te rechazo de mi sacerdocio».
Oseas 4,6
Cuéntanos Señor, entre tus elegidos.
Exsurge Domine et iudica causam tuam
Luis Fernando Pérez Bustamante
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