Chiodi y Castillo van a discernir

El pasado martes la Santa Sede dio el nombre de los componentes de 15 grupos de estudio a los que «se les confía la tarea de profundizar en los temas surgidos del informe de síntesis de la primera sesión e identificados por el Papa al final de una consulta internacional. Estos grupos de estudio, formados por pastores y expertos de todos los continentes, utilizan un método de trabajo sinodal»

El grupo 9 tiene como epígrafe “Criterios teológicos y metodologías sinodales para el discernimiento compartido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas". Muy pomposo, como casi todo lo que tiene que ver con este sínodo. El coordinador de dicho grupo es uno de los prelados más modernistas de todo el continente americano: Mons. Carlos Castillo Mattasoglio, arzobispo de Lima. Entre otras lindezas el primado del Perú por obra y gracia del papa Francisco, sostiene la tesis de que nadie se convierte con el Sagrario. Desde luego es evidente que tal tesis se le puede aplicar a él, pero no a muchos fieles como es el caso de Marina Frattaroli, que acaba de dar testimonio de que rezar ante la Eucaristía le ha cambiado la vida. Mucho más grave fue cuando dijo que la muerte de Cristo en la Cruz no es un sacrificio. Es evidente que quien afirma semejante barbaridad no es cristiano, por mucho que sea arzobispo.

Con tal coordinador, cabe esperar que ese grupo pueda entrar en un deriva muy peligrosa. Y tal temor se confirma cuando se lee el nombre de uno de sus miembros: P. Maurizio Chiodi, profesor de teología moral en el Pontificio Instituto Teológico «Juan Pablo II» de Roma. 

Que este señor sea profesor de teología moral en una institución católica es como que un Testigo de Jehová sea profesor de teología trinitaria en dicha institución. O un cuáquero profesor de teología sacramental.

Me explico. En 2018, Chiodi pronunció una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana en la que sugirió que, en ciertos casos, las relaciones homosexuales podrían ser moralmente aceptables y coherentes con la conciencia cristiana. Argumentó que, en algunas situaciones, una relación homosexual estable y amorosa podría expresar los mismos valores de amor, fidelidad y compromiso que la Iglesia valora en el matrimonio heterosexual.

Previamente, en diciembre del 2017 pronunció en esa misma universidad otro discurso titulado «Relectura de Humanae Vitae (1968) a la luz de Amoris Laetitia (2016)». Chiodi no sólo rechazó abiertamente la enseñanza moral de la Iglesia acerca de la anticoncepción enunciada en la encíclica de San Pablo VI, sino que  afirmó que la anticoncepción es incluso obligatoria moralmente en ciertas circunstancias. En su opinión, la paternidad responsable puede obligar a un matrimonio a aplicar métodos artificiales de control de la natalidad. 

Con semejante currículum, no es de extrañar que el sacerdote italiano sea miembro de la actual Pontificia Academia para la Vida, cuyo presidente, Mons. Vincenzo Paglia está encantado de la vida de contar con abortistas en dicha academia, anima a los teólogos como Chiodi a reflexionar sobre los anticonceptivos, y ha llegado a hacer declaraciones a favor de una ley que regule el suicidio asistido

Firmes en la fe

San Pedro, el primer vicario de Cristo, nos dijo lo que cabe hacer ante momentos como los actuales:

Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe.
1 P 5,8-9

Y nos advirtió de que viviríamos lo que estamos viviendo hoy:

Así como surgieron falsos profetas en el pueblo de Israel, también habrá entre vosotros falsos maestros. Éstos introducirán fraudulentamente herejías perniciosas: negando al Dueño que los rescató, atraerán sobre ellos mismos una pronta ruina. Muchos seguirán sus costumbres licenciosas, y por su causa el camino de la verdad quedará infamado
2 P 2,1-2

Da absolutamente igual que disfracen la herejía de magisterio pontificio o de sinodalidad. No estamos obligados a seguirles en su camino al infierno. Servimos a Cristo, no a la apostasía y los apóstatas.

Levántate Señor, y juzga tu causa.

Luis Fernando Pérez Bustamante