La carta de Mons. Mazuelos sobre el coronavirus
Por circunstancias de la vida, desde hace unos meses vivo con la mayor parte de mi familia en una localidad gaditana que pertenece a la diócesis de Asidonia-Jerez. Por tanto mi actual obispo es Mons. José Mazuelos Pérez. Y esta es la carta que ha escrito para todos los fieles de nuestra diócesis (negritas mías):
CARTA DEL SR. OBISPO CON MOTIVO DEL CORONAVIRUS
Queridos hermanos:
Todos estamos preocupados por la situación de desconcierto que estamos viviendo ante la incidencia del Coronavirus. Desde nuestra diócesis hemos dado unas medidas con las que queremos contribuir a evitar las consecuencias de este mal. Ahora, con estas letras, quiero ofrecer una visión de lo que nos está ocurriendo con los ojos de la fe. Los cristianos tenemos una manera de mirar la vida y la historia distinta del mundo, tratamos de ver nuestra realidad y la de nuestra sociedad leyendo los signos de los tiempos y la presencia de Dios en ellos (Mt 16,23).
Vivimos un tiempo de Cuaresma, tiempo de oración y de penitencia, tiempo de recordar que «somos polvo y en polvo nos convertiremos». Este momento puede ayudarnos a redescubrir nuestra propia fragilidad y a recordar que somos vulnerables, mucho más de lo que creemos. Así, no podemos olvidar que nuestra fortaleza es sabernos hijos de Dios y «que en la vida y en la muerte somos del Señor» (Rm 14,8).
La realidad que nos golpea con la fuerza de la enfermedad y la muerte nos recuerda que no tenemos todas las respuestas ni la fuerza para vencer al mal por nosotros mismos. «¿Quién de vosotros, por más que se empeñe, puede añadir una hora al tiempo de su vida?»(Mt 6,27); nos dice Jesús, no para asustarnos, sino para llamarnos a la confianza total en Dios, el Padre bueno que nos ama y nos cuida, y para concluir con su llamada: «vosotros buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas las cosas se os darán añadidas» (Mt 6,33).
Ciertamente, esta crisis nos debe ayudar a mirar nuestra vida y redescubrir dónde está lo verdaderamente valioso. Con frecuencia nos preocupamos de muchas cosas, demasiadas, y dedicamos nuestros esfuerzos a lo que sólo es pasajero y no permanente. Corremos el riesgo de hacer de lo relativo algo que nos parece esencial, y sin embargo lo esencial lo relativizamos. Es tiempo de volvernos a Dios y de recordar que más allá de la salud de nuestro cuerpo, la salud de nuestra alma también necesita ser cuidada, pues Jesús nos avisa de que más que la muerte del cuerpo hemos de temer a «aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno» (Mt 10,28).
Ahora, más que nunca, necesitamos renovar nuestra confianza en Dios, recordar una y otra vez que el sentido de nuestra vida es la esperanza en su salvación. Sin dejar de cumplir con todos los deberes y cuidados que nos exige la situación, no debemos olvidar que existe un Dios que cuida de nosotros. Como creyentes volvamos ahora nuestra mirada a nuestro Padre bueno para pedirle por los enfermos, por los que los cuidan, por los que han muerto a causa de este virus, por las personas en riesgo y quienes más van a sufrir las consecuencias económicas de esta crisis que nos amenaza. Recemos, como cristianos, para implorar a Dios que nos libre de este mal y nos conceda la salud para que podamos vivir según su voluntad. No podemos, en este tiempo vivir distraídos y dispersos, aumentemos nuestra oración.
Para ello, como signo de esperanza en quien está por encima de todo, sugiero que nuestros templos estén abiertos más tiempo del habitual, de modo que, evitando aglomeraciones, muchos puedan acudir a ellos, entrar a orar y encontrar momentos de recogimiento y de intimidad con el Señor.
Asimismo se debe mantener, mientras sea posible, la celebración de la Eucaristía tanto diaria como dominical en los horarios habituales, o incluso ampliándolos para facilitar la asistencia sin aglomeraciones de personas. Que no se pierda el encuentro con Dios, pidiendo a aquel en cuya mano está nuestra suerte (Sal 31,5) por el fin de este mal que nos atenaza.
Nuestra Iglesia anima a las familias a la oración en casa y a la escucha confiada de la Palabra de Dios. Puede ser un buen tiempo para el rezo del rosario en familia, con la confianza de que la intercesión de la Virgen es siempre poderosa.
No podemos olvidar a las personas más vulnerables que no podrán acudir a la celebración eucarística, hemos de asistirlas cuando soliciten recibir la Sagrada Comunión en casa. Nuestra atención espiritual a los enfermos debe seguir funcionando con la mayor normalidad posible, salvando siempre las medidas higiénicas y sanitarias necesarias.
Este tiempo y el recogimiento que se nos pide, nos ofrece la oportunidad de vivir una cuaresma de mayor intimidad con Dios. Aprovechemos el momento para crecer en la oración y en la confianza con el Señor. ¡Que Él os bendiga!
+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez
—
Amén
Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Rom 8,38-39
Luis Fernando Pérez
23 comentarios
Pero sus compañeros en el Episcopado hoy están haciendo exactamente lo contrario
Y para más inri, con ejecución de las medidas el domingo antes de la entrada en vigor del Decreto del Gobierno de la nación.
---
LF:
Querrá usted decir algunos de sus compañeros.
Bien por el Obispo.
Saludos cordiales.
---
LF:
En casa podemos rezar. Comulgar y recibir el sacramento de la confesión, no.
Murcia se queda desolada.
---
LF:
Para nada. Si no hay Misa, no puede pecar quien no va a Misa. Eso es elemental.
No saquemos las cosas de quicio.
Ciertamente se puede también orar en casa y hacer Comunión espiritual.
Todo esto nos enseñará a apreciar más los dones que tenemos normalmente y a desear con más fervor asistir a la Celebración Eucarística y a dedicar más momentos de oración y profundización de la fe en casa.
Dentro de lo posible ampliar el horario de las misas es un deseo que parece bastante difícil de cumplir a diario, pero tal vez los domingos se podría hacer, al menos en algunas localidades.
Yo pienso seguir los consejos de las autoridades sanitarias, por responsabilidad humana y cristiana. Me parece perfecto que los obispos hayan dispensado del precepto dominical y hayan aconsejado otros modos posibles de santificar las fiestas. Eso evitará que personas en riesgo se crean en la obligación de salir a la calle.
Yo fui a misa ayer, porque pude. Pero iba plenamente decidida a buscar una iglesia más grande si la más cercana estaba tan abarrotada como siempre. La verdad es que aunque es pequeña, pudimos estar holgadamente, sin aglomeraciones, respetando las distancias. La paz un gesto a distancia y la comunión en la mano - no es que se dijera nada, pero la gente tiene el sentido común de tener en cuenta las circunstancias desde el primer aviso. Nadie sabe si es portador de la enfermedad, pues tarda semanas en manifestar los síntomas y es nuestra obligación no poner en peligro a nadie.
Dios nos ha dado el cerebro para usarlo y lo racional es que una persona de fe siga las indicaciones de las autoridades sanitarias y de las autoridades religiosas, y no que crea que Dios tiene la obligación de suplir con milagros nuestra falta de sentido común. No hay que tentar a Dios pidiéndole milagros cuando está en nuestra mano poner remedios. Y nada de lo que nos han pedido es ningún pecado, sino simplemente algunos cambios en nuestra conducta para contribuir a la salud de todos.
La misa se seguirá celebrando igualmente aunque no estén las iglesias abarrotadas. Podemos unirnos espiritualmente al sacrificio de la misa desde la oración personal.
Yo hoy no iré, probablemente mañana lunes sí, porque a diario sí hay posibilidad de guardar las distancias razonables entre personas. Naturalmente iré a una misa en la que no haya personas que pongan irresponsablemente en peligro a los demás. Dios preferirá mil veces que comulguen en la mano en esta cuarentena. Piensen lo que piensen ellos, en todo caso, que hagan una comunión espiritual y no se crean con el derecho de contagiar a los demás por negarse a poner en cuarentena sus opiniones, tan respetables como las de cualquiera en otro momento, pero no ahora.
Si por un virus apenas mortal se suspenden las misas públicas, ¿tendrá la Iglesia actual la valentía de arriesgarse al martirio cuando (Dios no quiera que sea en esta generación) surja la tiranía del Anticristo y exista persecución a muerte en Occidente?
¿Tendremos valor para ir a misas clandestinas (si es que hay suficientes sacerdotes que se atrevan y no bajen la cerviz frente a la "abominación de la desolación") bajo riesgo de muerte violenta?
----
LF:
No es un virus apenas mortal. Quedarnos sin uno de cada cinco abuelos que enferman no es poca cosa.
Si algo es evidente es que la Iglesia actual no tiene un guión común. Cada obispo determina lo que cree oportuno. Unos una cosa, otros otra.
Sugiero que nuestros templos estén abiertos más tiempo del habitual. Está en negrita, y si lo escribe usted, tiene escaso sentido lo que dice su obispo en esta frase.
Acabo de regresar de misa. Esto en Galicia.
En mi parroquia la iglesia estaba abierta, hoy no había misa, pero si tienen programada la misma mña a las 6 y todos los días no laborables. .El párroco cree que así evita las aglomeraciones. Eso me dijo el sacristán.Que allí esta custodiando la iglesia abierta.
He ido a otra que está a 500m.La ha oficiado un franciscano, como siempre, excepto el momento de dar la paz. Éramos 7 personas. 7 mujeres, apropiado para el evangelio de hoy. Confieso qué hasta me he emocionado. Misa cantada, preciosa. Después de salir he ido a buscar el pan, pero he pasado. La gente apilada,en fin!!!
Como bien dice LF. Los criterios varían. En celebrante nos dijo que habría misa el 18 a las 6, 30 y el 19 a las 12.
De hecho yo mña iré a confesarme.
En mi opinión solo hay que tener dos criterios:
la fe en que estamos en manos de Dios y el sentido común. Faltan ambos en cantidades alarmantes.
¿Algunos obispos así lo consideran? ¿Y quien son ellos para considerarlo y privar al pueblo de la celebración? ¿No hay obispos que, con las debidas precuaciones sanitarias, sí que lo hacen?¿No hay otras naciones que sí celebran misas y duplican o triplican las mismas?¿No pueden los sacerdotes, por dispensa, decir las misas que haga falta razonablemente? Y siendo ciertas las razones y precauciones, lo que se ha hecho no tiene precedentes. ¿Tentamos a Dios o no tenemos confianza en El, poniendo los pobres medios a nuestro alcance?¿Por qué no se ha esperado, si fuera el caso, a que el gobierno de turno prohibiera la asistencia? Ese mismo gobierno central o locales que permite concentraciones de hasta ¡¡1.000!! personas. O los "hijos de la luz" son necios, están vendidos, o gobiernan esquilmando el pobre rebaño que queda.
Yo te hablo de Santiago de Compostela.
No se como va la cosa en otros sitios. El P. Guillermo Morado ha puesto el comunicado de los obispos gallegos en su blog. No se si sigue vigente.
Por ahora yo estoy actuando como siempre, solo me encontré con la cancelación esta mña en mi parroquia.
La afluencia muy pequeña. De hecho conocía a las otras seis personas personalmente.Incluso había una anciana de 94 años, la mujer camina con dificultad. Todo un ejemplo.
Dispuestas en el templo dispersas. Se comulgo como se quiso.
Se cumplió exactamente el comunicado de los obispos al que hago referencia.
Un saludo
A veces cuesta entender las cosas, ¿porqué unos obispos sí y otros no? A veces parece que ante lo mismo, no estamos todos en la misma Iglesia.
Aquí el Decreto del Obispo de Alcalá de Henares....
https://www.obispadoalcala.org/noticiasDEF.php?subaction=showfull&id=1584197153&archive=
Pero tengo una duda: en las diócesis donde se ha llegado a una suspensión de hecho de los sacramentos, no sólo de la celebración de la Santa Misa y se ha decretado la distribución de la sagrada comunión en la mano ¿se administra la Santa unción, cuyo ceremonial incluye un contacto físico del sacerdote con el fiel?
---
LF:
El fiel que lo necesite solo tiene que llamar a su parroquia y pedir que un sacerdote vaya a administrar el sacramento. No creo que a ninguno se le niegue.
" El virus no distingue entre territorios ni entre ideologías " ; ésto es un verdadero milagro divino. .....
Por encima de todas las cosas y del " dios dé la política " ; está. El Señor. Soberano. ; Creador de todas las cosas . El Coronavirus sobrepasa a las competencias de los políticos y portando se requiere aparcar todo lo que nos separa, para buscar todo lo qué nos une ; qué es precisamente lo mejor que existe en el ser humano creado a la imagen y semejanza de su Creador.
El Coronavirus, cómo las serpientes qué mordían a los israelitas en el desierto: Cómo el episodio de la serpiente de bronce qué. Moisés mandó construir : con toda mi solidaridad con los enfermos, y deseándoles su pronta recuperación: bendigamos al Señor y démosle Gracias.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.