El reino de los cielos sufre violencia

El que sirve a Dios será escuchado con benevolencia, su plegaria subirá hasta las nubes.  La oración del humilde traspasa las nubes, y hasta que no alcanza su fin no se contenta, ni desiste hasta que el Altísimo la atienda, y haga justicia a los justos dictando sentencia.
En cambio, el Señor no se retrasará, ni, como fuerte guerrero, aguantará más a los impíos, hasta haber despedazado las espaldas de los crueles.  Tomará venganza de las naciones, hasta extinguir a la multitud de los violentos y quebrar el cetro de los injustos;
Sir 35,20-13

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan.
Mt 11,2

Comparto con los lectores de InfoCatólica algunas reflexiones que he escrito en las redes sociales en las últimas semanas. He modificado alguna cosa para que quede más claro lo que pienso:

La apostasía es generalizada en las naciones que en su día fueron parte de la Cristiandad. Cada vez avanza más en las naciones que forman parte de la Hispanidad, que fue una rama muy importante del árbol de esa civilización.

Gran parte de la jerarquía, por no decir casi toda, apoya un sistema, la democracia liberal, que es incompatible con el Reinado Social de Cristo.

La mayor parte del catolicismo contemporáneo es en realidad un adorno más, con toques de modernismo, de dicho sistema.


Es peculiar que algunos “conservadores” hablen de la necesidad de una democracia que respete principios predemocráticos fundados en la ley natural. Eso NO EXISTE hoy en día, ni siquiera en países como Polonia y Hungría, donde los mismos votos que apoyan a partidos que defienden esa ley natural, pueden mañana apoyar a los que la niegan.

Con lo cual, son conservadores en el sentido de que ayudan a conservar el sistema actual, aunque se quejen de sus consecuencias más nefastas, vía leyes de ingeniería social.

Si sacas a Dios de la ecuación, o lo aparcas como un elemento decorativo más, no cabe otra evolución de las cosas.


Me acusarán de ser un profeta de calamidades, pero creo que es cuestión de tiempo que toda la legislación en los países de Hispanoamérica sea tan abortista, tan pro-LGTBI y tan basura como la que tenemos en España. Eso sí, los católicos -obispos, sacerdotes y fieles- no dejarán de decir “Viva la democracia".


Hablar de sana laicidad es como hablar de protestantismo ortodoxo. Un oxímoron. El laicismo es siempre un cáncer. Se puede sobrevivir durante un tiempo más o menos prolongado, pero si no lo extirpas o destruyes, te acaba matando. Es lo que ha matado la Cristiandad.


Cuando, como pueblo, nos encontremos comiendo las bellotas con los cerdos, quizás, solo quizás, recordemos los tiempos en que vivíamos bien en la casa de la unidad católica que despreciamos en la tan alababa como nefasta Transición.

Digo quizás, porque andan empeñados en prohibir por ley cualquier cosa que huela a catolicismo en la historia de España. Y sin verdadera memoria histórica, no habrá recuerdo al que aferrarse.

Por ejemplo, el levantamiento carlista no era solo una cuestión legitimista dinástica, aunque también. Lo esencial, en mi opinión, era que los carlistas no estaban por la labor de permitir que se hiciera de la monarquía una democracia liberal, porque eso es cargarse los principios monárquicos. Defendían la tradición católica contra la novedad liberal. Y que hubiera sacerdotes y obispos apoyando esa novedad liberal no cambia la realidad. También durante la época de los macabeos hubo sacerdotes que servían a los opresores.

Ahora bien, una nación católica no deja de serlo de la noche a la mañana. Pero ya vemos cómo fue evolucionando la cosa. La evolución fue tal, que en el 36 la España católica tuvo que alzarse para evitar ser machacada por la anticatólica.

Los procesos históricos son así. No siempre se producen efectos inmediatos. Llevan su tiempo. De hecho, eso es exactamente lo que le pasa a la Iglesia hoy. Recogemos lo sembrado durante décadas.

Es obligado decir que lo que la España anticatólica no logró en el campo de batalla, pues la Guerra Civil la ganó el bando nacional -y nacional es el nombre auténtico que corresponde usar-, lo ha logrado en los últimos 40 años por medio de una constitución aconfesional y liberal, que ha dado paso a leyes perversas, inicuas. Dado que cualquier ley tiene un componente pedagógico, el pueblo católico se ha ido contaminando de esa pedagogía perversa. Y en esa tarea descristianizadora, paganizante, la labor de la Iglesia a nivel de jerarquía y de congregaciones y órdenes religiosas, salvo excepciones notables hoy casi inexistentes, ha sido la de complicidad absoluta.


Es imposible pensar en la recuperación del alma católica de la patria yacente, agonizante y entregada a la apostasía, si cada uno de nosotros no transitamos por gracia por el camino de la santidad. Y hablo de la santidad, obviamente, en el sentido tradicional del término. Que también se está perdiendo.


Tibios, tibios, que veis como toman el Reino y calláis…. cuando queráis alzar la voz, sólo habrá un páramo destruido y nadie quedará para escuchar vuestras palabras.


Acabo este post con una cita de Pío XI:

“En verdad: cuanto más se oprime con indigno silencio el nombre suavísimo de nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo y con mayor publicidad hay que afirmar los derechos de su real dignidad y potestad”.
Quas primas

¡Viva Cristo Rey!

Luis Fernando Pérez