Tanto amó Dios al mundo
Evangelio de la Fiesta de la exaltación de la Santa Cruz
Jesús dijo a Nicodemo:
Pues nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del Hombre. Igual que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga vida eterna en él.
Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Jn 3,13-17
Como bien dice el apóstol San Pablo, “en cuanto a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo” (Gal 6,14). Solo Dios puede convertir un instrumento de tortura y muerte, como es la cruz, en un instrumento de salvación. Fue allá en la Cruz donde Cristo obtuvo nuestra redención.
Dice el Señor a Nicodemo que Él vino al mundo no para juzgarlo sino para salvarlo. En el versículo siguiente a la lectura de hoy, añade “el que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios". De ahí la urgente necesidad de predicar a Cristo crucificado a todo el mundo. Y eso, a pesar de que tantos la rechacen, pues como también dice el apóstol:
Pues el mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios.
1ª Cor 1,18
El destino de los hombres solo puede ser el de aceptar la Cruz de Cristo y salvarse o rechazarla y condenarse. No hay término medio.
Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos.
Luis Fernando
3 comentarios
Dejar un comentario