Oísteis y conocisteis de verdad la gracia de Dios
Primera lectura del miércoles de la vigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario:
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, estén con vosotros.
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, al llegarnos noticias de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza en lo que os está reservado en los cielos. De ello ya habéis sido instruidos al recibir la palabra de la verdad, el Evangelio que os llegó y que da fruto y crece entre vosotros como en todo el mundo, desde el día en que oísteis y conocisteis de verdad la gracia de Dios. Así lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado compañero en el servicio, que hace las veces de nosotros como fiel ministro de Cristo y que también nos manifestó vuestro amor en el Espíritu.
Col 1,1-8
San Pablo elogia a los colosenses, de quienes recibe noticias de su fidelidad al Evangelio. ¿Qué diría de nuestras iglesias locales? ¿damos los frutos propios de quienes han conocido de verdad la gracia de Dios? ¿o quizás nos ocurre lo que a los gálatas, de quienes el mismo apóstol hubo de decir lo siguiente?:
Me sorprende que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo para seguir otro evangelio; aunque no es que haya otro, sino que hay algunos que os inquietan y quieren cambiar el Evangelio de Cristo.
Gal 1,6-7
¿Y bien? ¿seguiremos a los ministros fieles a Cristo o a quienes nos quieren cambiar su evangelio? Y no podemos decir que no tenemos posiblidad de discernir quiénes son unos y quiénes los otros. En tiempos de San Pablo todavía no estaba escrito el Nuevo Testamento en su totalidad. En nuestro tiempo, no solo tenemos la Biblia entera, sino la Tradición y veinte siglos de Magisterio eclesial.
Torpes, muy torpes habríamos de ser para no darnos cuenta de si nos quieren dar gato por liebre. Y sin embargo, muchos parecen dispuestos a ir tras quienes trabajan arduamente para prostituir la fe católica que hemos recibido de nuestros antepasados.
Señor, ilumina a tus fieles para que sepan ver el error y rechazarlo, para que anden en la verdad sin desviarse por la senda de los falsos apóstoles y maestros.
Luis Fernando
2 comentarios
Ni caer en cisma ni en herejía así como tampoco por creerse moderado bailar entre ambas vertientes queriendo ser equilibrado pero basandose en lo subjetivo y no en los 3 pilares que nos guian para discernir.
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