Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar
Salmo del jueves de la decimoséptima semana del Tiempo Ordinario:
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios.¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!
Ellos avanzan con vigor siempre creciente.Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados.Salmo 84,3.4.5-6a.8a.11.
Vivimos en este mundo pero también, si en verdad amamos a Dios, anhelamos estar en el cielo con el Señor. Como dice san Pablo:
Me siento apremiado por los dos extremos: el deseo que tengo de morir para estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, o permanecer en la carne, que es más necesario para vosotros.
Fil 1,23-24
Cuando el mal nos rodea, ese deseo de partir con el Señor crece. Pero fue Él quien quiso que estuviéramos en un mundo perverso para dar testimonio de su Evangelio.
Y además, tenemos la promesa de que Él siempre está con nosotros. Le encontramos en el Sagrario, en la Eucaristía, en la oración. Por tanto, por su gracia vivamos en la tierra anticipando la gloria celestial a la que estamos llamados.
Señor, muestra al corazón cansado la Jerusalén celestial que baja del cielo y que será la morada eterna de tus elegidos.
Luis Fernando
2 comentarios
Gracias porque te dejas usar por Dios para bendición.
Este estilo de escribir y los temas que tratas hacen mucho bien y gustan más.
Mejor hablar de lo auténticamente espiritual, de lo que Dios nos ama, de como tenemos que responder cuando nos interpela con sus promesas y sus enseñanzas, que dar vueltas sobre los errores e ingratitudes que cometemos unos y otros.
Que el Señor te colme de bondades. Gracias.
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LF:
Gracias a ti.
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