La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma
Salmo del viernes de la decimosexta semana del Tiempo Ordinario:
La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma. El mandato del Señor es firme, instruye al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, dan luz a los ojos.
El temor del Señor es limpio, dura por siempre. Los juicios del Señor son veraces, son enteramente justos, más preciosos que el oro, que el oro más fino, más dulces que la miel que destila el panal.
Salm 19,8-11
¿Por qué la ley de Dios reconforta el alma? Porque cumplirla es signo de nuestro amor al Señor. Como dice el apóstol san Juan ”el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos” (1 Jn 5,2).
No debe haber cosa más preciosa para el cristiano que cumplir la voluntad de Dios. Sabemos que Él quiere lo mejor para nosotros. Su ley, por tanto, no es una losa que nos axfisia sino camino de libertad. Y si la ley mosaica fue la maestra que nos llevó a Cristo (Gal 3,24), la ley de Cristo es la senda que nos lleva al Padre.
Mas como el Señor sabe de nuestra debilidad, nos colma de gracia para que podamos andar en santidad y cumplir sus mandamientos y para perdonarnos cuando caemos. De tal manera que no tenemos excusa para seguir viviendo en pecado.
Espíritu Santo, llénanos de santo temor de Dios para que podamos cumplir la voluntad del Señor y ser testigos de su gloria en este mundo.
Luis Fernando
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