Venid a mí
Evangelio del jueves de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:
Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
Mt 11,28-30
Creo que todos los cristianos, sin excepción, hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas la verdad de esas palabras de nuestro Salvador. Solo en Cristo podemos encontrar el consuelo y el descanso en medio de nuestras pruebas, nuestras cruces, nuestras preocupaciones.
No es un consuelo o alivio psicológico. Es una presencia sanadora que llega al fondo del alma y lleva paz allá donde ni familiares, ni amigos, ni médicos, ni psicólogos ni medicamentos pueden entrar.
El yugo ligero de Cristo nos libera del yugo aplastante de la mentira, del pecado, del voluntarismo axfisiante, de nuestra incapacidad de vivir plenamente en la caridad. Dejémonos guiar por las riendas de su voluntad y alcanzaremos la salvación eterna.
Enséñanos, Señor, a acurrucarnos a tus pies para descansar y encontrar alivio a nuestras penas.
Luis Fernando
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