Seréis odiados por todos a causa de mi nombre
Evangelio del viernes de la decimocuarta semana del Tiempo Ordinario:
Jesús dijo a sus discípulos:
Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.
Mt 10,16-23
En medio de lobos se encuentran quienes por gracia predican el verdadero evangelio de Cristo y no una versión falsa, adulterada y aguada del mismo.
Ante la justicia humana se verán quienes por gracia llaman pecado a lo que la sociedad y los gobernantes llaman derecho, los que llaman depravación a aquello de lo que ellos dicen sentirse orgullosos.
Hasta buena parte de su familia carnal y espiritual dará la espalda a quienes por gracia cumplen el mandato de “combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos” (Jud 3).
Mas precisamente por eso hemos de prestar mucha atención al consejo de Cristo, que nos pide ser sagaces como serpientes a la vez que sencillos como palomas. La prudencia es una aliada imprescindible. Y la humildad no fingida, que no hay que confundir con la debilidad de ánimo, también.
Firmes en Cristo, peleemos la buena batallla. Y así será si Dios nos hace dignos de formar parte de su milicia.
Señor, cuéntanos entre tus elegidos y danos el precioso regalo de la perseverancia final.
Luis Fernando
3 comentarios
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LF:
Mi nieto me quiere mucho. Eso me basta.
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