Se reían de Él

Evangelio del lunes de la decimocuarta semana del Tiempo Ordinario:

Mientras les decía esto, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y al verla le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado». Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Mat 9,18-26

El Señor no se cansaba de hacer bien. Tan pronto obraba milagros ante la petición de palabra de quien se lo solicitaba como los obraba en aquellos que preferían guardar su fe en secreto. 

Aun así, todavía había quienes se reían de Él. ¿Qué sabrá este ignorante?, dirían entre ellos. Pues el que ellos creían ignorante era la Sabiduría de Dios obrando maravillas en su pueblo.

Un hombre recuperó a su hija. Una mujer se vio libre de una terrible enfermedad. ¿Qué necesitamos hoy del Señor? Pidamos con fe y esperemos confiados en que el mismo que actuó en medio de un Israel lleno de incrédulos actuará hoy en medio de una Iglesia y un mundo donde se siguen escuchando las risotadas de los necios y los fatuos.

Señor, danos fe para pedir con confianza y danos humildad para aceptar tu voluntad si no recibimos lo que hemos pedido.

Luis Fernando