Si vivís según la carne, moriréis
Segunda lectura del decimocuatro domingo el Tiempo Ordinario
Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Rom 8,9;11-13
San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, no busca agradar el oído de los pecadores sino su conversión. No se anda por las ramas. Quien vive según la carne se condena. Quien vive por el Espíritu, tiene vida eterna.
En otro pasaje explica cuáles son las obras de la carne:
Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordia, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios.
Gal 5,19-21
Y cuáles las del espíritu:
En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí. Contra estas cosas no hay ley.
Gal 5,22-23
¿Y cómo, se preguntará alguno, se puede vivir en el Espìritu y no en la carne? Por la gracia de Dios, por Crissto y la obra del Espíritu Santo en nuestras almas:
… fuisteis lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
1ª Cor 6,11
De forma que podamos cumplir la voluntad del Señor:
Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de la impureza, que cada uno de vosotros trate su cuerpo con santidad y respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.
1 Tes 4,3-5
Espíritu Santo, llénanos de ti para que podamos dominar nuestra carne y vivir conforme a tu santa voluntad.
Luis Fernando