¿Por qué os asustáis, hombres de poca fe?
Evangelio del martes de la decimotercera semana del Tiempo Ordinario
Jesús se subió a una barca, y le siguieron sus discípulos. De repente se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
Se le acercaron para despertarle diciendo: -¡Señor, sálvanos, que perecemos!
Jesús les respondió: -¿Por qué os asustáis, hombres de poca fe? Entonces, puesto en pie, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.
Los hombres se asombraron y dijeron: -¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?
Mt 8,23-27
Estaban con Él pero todavía no habían comprendido bien quién era. Le habían visto hacer milagros, pero cayeron presas del pánico por una tempestad. Jesús no les reprocha que le despertaran sino su miedo.
En ocasiones nos encontramos en medio de una tormenta de cruces, pruebas, e incluso persecuciones, que no sabemos cómo afrontar. Incluso nos parece que el Señor duerme y no está pendiete del peligro que nos acecha. En realidad, simplemente está probando nuestra fe. Bien haremos si le pedimos que nos salve. Y, si es lo mejor para nosotros, se levantará, increpará a nuestras tormentas y encontraremos la paz que solo Él puede darnos.
Señor, reconocemos que aun somos débiles en la fe. Libéranos de todo temor y concédenos confiar en ti en medio de cualquier dificultad.
Luis Fernando
4 comentarios
DEP. Era un buen hombre y sirvió a su Iglesia. No encontraremos muchos como él, prudente como serpiente y sencillo como paloma, y dispuesto a perderlo todo por el Evangelio y por amor a Jesucristo.
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