San Pedro, el primero de los apóstoles
Del Oficio de Lecturas del jueves Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles
El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.
San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Y yo te digo que tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro.» «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo».
El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: Quedan perdonados los pecados a quienes los perdonéis; quedan retenidos a quienes los retengáis.
En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles.
No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor.
A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros, por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 295, 1-2. 4. 7-8: PL 38, 1348-1352)
Donde está Pedro, está la Iglesia. No es el único pastor, pero sí el primero de todos. Quien no reconoce a Pedro, no reconocer a la Iglesia y, por tanto, no reconoce a Cristo.
Mas no se puede separar a Pedro de su confesión de fe. Una fe inmutable, revelada, no sujeta a cambios y modas, pues tiene su origen en Dios, que la dona, y no en estrategias humanas, por muy piadosas que parezcan. Como bien dijo Benedicto XVI en su toma de posesión en Letrán:
El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo.
Pedro negó por tres veces a Cristo. Por tres veces Cristo le encomendó que cuidara su rebaño. Previamente le había dicho que, una vez convertido, confirmara en la fe a los hermanos. Por tanto, el verdadero Pedro es alcanzado por la gracia de la conversión y de ahí emana su ministerio.
Señor, concede a Pedro la conversión constante para que nos conduzca por la fidelidad a toda tu Palabra.
Luis Fernando
5 comentarios
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LF:
Bueno, en el caso de Honorio y de Juan XXII... la cosa costó un poco más de lo normal, por decirlo suavemente.
Soy separada y madre de dos hijos..conoci al Padre Pascual dd Xativa hace 9 años y asisti a dos misas hermosisimas del Camino y nos co solaron mucho porque en la cripta de Xativa enterramos a nuestro pequenito.
Ahora que vivo aqui me he empenado en inculcar la fe mis hijos y a otros ninos ds habla hispana..pero a puerta de la adolescencia de mis hijos talves integrarme a una comunidad neocatecumenal pueda acogernos y fortale ernos y dar alternativas a mis hijos para conseguir la santidad en este mundo de europa.
Me podrian dar informacion sobre donde encontrar una comunidad?
Gracias
Teresa
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LF:
Teresa, andamos en ello.
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