Yo he vencido al mundo
Evangelio del lunes de la séptima semana de Pascua:
Los discípulos le dijeron a Jesús: -Ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación; ahora vemos que lo sabes todo, y no necesitas que nadie te pregunte; por eso creemos que has salido de Dios.
-¿Ahora creéis? -les dijo Jesús-. Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo. Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: yo he vencido al mundo.
Jn 16,29-33
Cada vez que los apóstoles, individual o colectivamente, “sacaban pecho", el Señor les “bajaba los humos". Le pasó a Pedro:
Él le dijo: -Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y hasta la muerte.
Pero Jesús le respondió: -Te aseguro, Pedro, que no cantará hoy el gallo sin que hayas negado tres veces haberme conocido.
Luc 22,33-34
Y les pasa a todos en la lectura del evangelio de hoy, en la que Cristo, una vez que ellos declaran que por fin creen en Él, les advierte que le van a dejar solo en la cruz. Ciertamente hubo uno, san Juan, que permaneció a su lado. Y gracias a ello, en dicho apóstol todos recibimos el don de la maternidad de la Virgen María.
Cristo, una vez más, indica que en este mundo no nos va a ir “humanamente” bien. Pocas cosas se nos advierte en la Escritura de forma tan clara que una cosa es ser del mundo y otra ser de Cristo. No hay término medio. No hay grises.
Como bien dice el apóstol que estuvo al pie de la Cruz:
Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.
1 Jn 3,1
Y por eso san Pablo nos exhorta:
No os unzáis a un mismo yugo con los infieles. Porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿O qué tienen de común la luz y las tinieblas? ¿Y qué armonía cabe entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el creyente con el infiel?
2 Co 6,14-15
Cuánto bien hace al alma entender que los sufrimientos que encontramos en el mundo son nada en comparación con la paz que recibimos si estamos en comunión con Cristo. Él ha vencido al mundo y en Él somos “más que vencedores” (Rom 8,37).
Señor, ilumina nuestro entendimiento para seguir tus caminos aun a costa de recbir el rechazo del mundo, siendo así testigos de tu victoria sobre el pecado y la muerte.
Luis Fernando
4 comentarios
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LF:
Sí, mira, yo te digo donde está. Parte izquierda de tu pecho, una cosa que bombea las 24 horas del día. Tal que ahí. Hay un morador dentro que está construyendo la futura San Ireneo de Artois. Se llama Espíritu Santo. Una vez construida ahí, verá si la construye también fuera.
¡Gracias a los dos!
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