Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante
Evangelio del cuarto domingo de Pascua:
En verdad, en verdad os digo: “el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante“.
Jn 10,1-10
Estamos las manos del Buen Pastor. Solo a Él debemos escuchar. Debemos cerrar nuestros oídos a los que buscan robarnos la salvación. Debemos negarnos a seguir los pasos de quienes nos muestran una senda distinta a la marcada por Cristo. Y debemos ser fieles aunque nos causa “problemas". Esto nos dice San Pedro:
En efecto, ¿qué mérito tenéis, si por vuestras faltas sois castigados y lo sufrís? En cambio, si obrando el bien soportáis el sufrimiento, eso es agradable a los ojos de Dios.
1ª Ped 2,20
Mejor sufrir insultos, menosprecios, acusaciones constantes de los perversos que adulteran el evangelio, que apartarnos un milímetro de la voluntad de Dios.
Añade el apóstol:
Pues para esto fuisteis llamados, ya que también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas: “él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño"; al ser insultado, no respondía con insultos; al ser maltratado, no amenazaba, sino que ponía su causa en manos del que juzga con justicia. Subiendo al madero, “él mismo llevó” nuestros “pecados” en su cuerpo, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia: y “por sus llagas fuisteis sanados". Porque erais “como ovejas descarriadas", pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.
1 Ped 2,21-25
Quedémonos, pues, en el rebaño de Cristo y no sigamos el consejo de quienes se burlan de sus palabras, de los que ofrecen atajos falsos hacia el Padre.
Cristo, sálvanos. Cristo, cuídanos. Cristo, protégenos de los que entran en tu Iglesia para robarnos la libertad que nos has concedido.
Luis Fernando
2 comentarios
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LF:
Es un intento, fallido, de librarse de la herejía del sola fide. Pero bueno, al menos alguno lo ha intentado..
Por lo que yo he leído es otra vía media. Pero recupera el sentido del Bautismo.
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LF:
No me interesa lo que hagan los protestantes.
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