Más le valdría a ese hombre no haber nacido
Evangelio del Miércoles Santo:
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?».
Él contestó: «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: “El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar».
Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?».
Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!».
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho».
Mat 26,14-25
Un solo hombre, Judas Iscariote, fue el que vendió a Cristo por treinta monedas de plata. Y el Señor no tuvo el menor reparo en pronuciar una dura sentencia sobre él: “¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!".
De forma similar se pronuncia San Pedro acerca de los apóstatas:
Pues habría sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, desviarse del mandamiento santo que les había sido transmitido.
2ª Ped 2,21
Aunque solo hubo un Judas Iscariote, hoy hay muchos que siguen su senda. No obtienen treinta monedas de plata, pero sí el reconocimiento del mundo, de los falsos cristianos que no soportan la sana doctrina (2ª Tim 4,3), de los soberbios que se creen más sabios que veinte siglos previos de fe católica.
Son los que presentan la muerte de Cristo como poco más que un accidente laboral o el resultado de una componenda político-religiosa. Son los que pretenden hacernos creer que Jesucristo no fue a la cruz a morir por nuestros pecados. Son los que desprecian la Escritura, que afirma lo siguiente sobre el sacrificio de nuestro Señor:
Despreciado y rechazado de los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento; como de quien se oculta el rostro, despreciado, ni le tuvimos en cuenta.
Pero él tomó sobre sí nuestras enfermedades, cargó con nuestros dolores, y nosotros lo tuvimos por castigado, herido de Dios y humillado. Pero él fue traspasado por nuestras iniquidades, molido por nuestros pecados. El castigo, precio de nuestra paz, cayó sobre él, y por sus llagas hemos sido curados.
Todos nosotros andábamos errantes como ovejas, cada uno seguía su propio camino, mientras el Señor cargaba sobre él la culpa de todos nosotros».
Fue maltratado, y él se dejó humillar, y no abrió su boca; como cordero llevado al matadero, y, como oveja muda ante sus esquiladores, no abrió su boca.
Isaías 53,3-7
Esos nuevos Judas se permiten incluso el lujo de blasfemar contra Dios Padre, presentándole como un Dios injusto que necesita aplacar su ira de forma indigna. Desprecian la Cruz y la falsean. De ellos, si no se arrepienten, cabe también decir que más les valdría no haber nacido.
Concédenos Señor, mirar tu Cruz con santo temor, admiración y gratitud. No permitas que nadie robe a tus elegidos el gozo de gloriarse en el instrumento por el que nos salvaste.
Luis Fernando
7 comentarios
A principios del siglo XX ya la Iglesia hablaba de aquella infestación interna, de aquella “plaga” como le decía SJPII. El objetivo era Entregar a Jesús indignamente, como si fuera un símbolo.., entregarlo!!!.
La cuestión que nos ocupa hoy, quizás viéndolo en retrospectiva, no sería como confrontar a Judas, como estar sentados todos juntos y ver semejante conspiración en marcha y sin hacer nada (al menos eso pareciera). Pero esto no puede servir, reconociendo el barro que somos:
Jesús nos conoce desde antes, conoce nuestros pensamientos, y Él ocupa en la mesa el puesto del servidor, manso, fiel, testigo del amor revelado del Padre, Él es la verdad que da la otra mejilla y espera la bofetada con manos amaradas, El entrega esperanzado su espíritu al Padre. En cambio la opción de Judas la opción de confrontar la verdad tiene un solo fin… el abismo, Ya con solemne “Latae sententiae” divina y firme: “Más le valdría a ese hombre no haber nacido”
Así es como nuestra incendiaria y temeraria obstinación u optar por ella, predicarla o asentirla o jamás confirmar la fe de Cristo, puede avistarnos, entendiendo que no se necesita una notificación de nadie en tierra pues todo lo que esta escrito se cumplirá. «Todo está cumplido» Juan 19.30
Jesús líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo, nuestro
Señor. Amén
Hoy quieren confundir la sabiduría de la Cruz confundiendo al mismísimo Jesucristo con un líder fracasado...y fracasado porque fue a la Cruz. Cuando desde siempre Jesus tenía esa misión divina.
A través de la humildad sobre todo aquella que reconoce el pecado original se pueden ir comprendiendo los misterios dolorosos...
¡Qué bella oración!
"Concédenos Señor, mirar tu Cruz con santo temor, admiración y gratitud. No permitas que nadie robe a tus elegidos el gozo de gloriarse en el instrumento por el que nos salvaste.". Amén.
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LF:
Gracias por tus oraciones por nosotros.
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