Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más
Evangelio del lunes de la quinta Semana de Cuaresma:
Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó: «Ninguno, Señor».
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Jn 8,1-11
Veamos cómo explica San Agustín este pasaje del evangelio. Ante la trampa que escribas y fariseos querían tender al Señor, así actuó él:
¿Qué, pues, respondió el Señor Jesús? ¿Qué respondió la Verdad (Jn 14,6)? ¿Qué respondió la Sabiduría (1Co 1,24)? ¿Qué respondió la Justicia misma, contra la que se preparaba la intriga? Para no parecer que hablaba contra la Ley, no dijo: «No sea apedreada». Por otra parte, ni hablar de decir «Sea apedreada», pues vino no a perder lo que había encontrado, sino a «buscar lo que estaba perdido» (Lc 19,10). ¿Qué respondió, pues? ¡Ved qué respuesta tan llena de justicia, tan llena de mansedumbre y verdad! El que de vosotros está sin pecado, afirma, contra ella tire el primero una piedra.
Quien busca de Dios para otros una justicia sin misericordia, se encuentra de bruces con esa justicia señalándole con el dedo. Quien no busca el perdón de los pecadores, no entiende el evangelio. Quien no se examina a sí mismo, no puede examinar a los demás. Y quien cree que tras el perdón de Dios queda abierta la puerta para seguir pecando, profana las palabras de Cristo a la adúltera.
El único libre de pecado tiró la piedra del perdón y la misericordia para quebrantar el corazón de la adúltera a fin de que se viera libre de su pecado.
Dichosos aquellos a quienes alcanza el perdón de Dios y dichosos aquellos que abandonan el pecado tras ser rodeados de la misericordia divina. Concédenos Señor, tu perdón y tu gracia para no pecar más.
Luis Fernando
7 comentarios
Y no nos escandalicemos, pues "dioses somos".
Pero el que anda en la Luz no teme al hombre, sino que teme perder el alma y persevera en la Luz por gracia de Dios, porque Dios no manda imposibles.
Acorralada ella discierne así:
“no tengo salida si hago eso, mereceré la muerte”, ni no lo hago, no escapare de vuestras manos, pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor"...Daniel 13.
Ella no caería en un sacrilegio, preferirá morir antes que caer en esa abominación. Ella, ante los corruptos jueces prefiere morir humillada, pisoteada, calumniada, vilipendiada, por decir así, da la otra mejilla y espera la misericordia.
Pero miremos algo como la serpiente, el falso profeta plantea la herejía, el sacrilegio (seguir viva y comulgando con su esposo y sosteniendo la mentira- la cadena de mortalidad) como una cascara de guineo en mosaicos en pleno baile, para los presentes y desgracia de la generación:
***“consiente y acuéstate”** así lo plantan, lo hace desde la "conciencia que mueve el acto personal", lo hacen pensando en “subjetividad” del juicio, haciéndole sentir que “no comete en si el mal”, la abominación y es este el engaño de la “conciencia” es como la falsedad del pensamiento que realizando el acto pero "***sabiendo que no está bien lo que hace"*** pero lo ejecuta y persevera en ello***” (le da cierta paz saber que es malo, pero no cambia el rumbo, porque condiciona a Dios y le plantea las atenuantes!!!). Es decir Yo persevero en el adulterio “por los niños”, “porque me es imposible separarme de la maldad”, “porque no es bueno que viva solo, esto acorralado”, “porque soy caritativo, o soy fiel en la infidelidad”, porque es imposible restaurar el precedente matrimonio” esto es la basura..ect..ect ect. mirar asi es mirar un Dios de falacias que no hace posible nada, que da mandatos imposibles de cumplir y aqui…eso esconde la miseria de la subjetividad mundana, la herejia!
Ese es el dilema de hoy. El discernimiento como camino, pero que no lleva a la voluntad de DIOS, y que sin embargo “Susana” no cae en esa falacia, en esa “alegría del amor” mundano aqui y hoy exshortada!!!. Sin embargo La verdadera iglesia, el pueblo de Dios se ve en esa batalla acorralada pero no cae y es defendía por la profética intervención de Daniel, ella aunque es minoría, aunque sus acusadores son mayoría, aunque la impostora tiene mayoría en el tribuno, la iglesia acorralada tiene la intervención del Cielo, de la Iglesia triunfante.
Ven al encuentro de tu Iglesia, profetas de de Dios, ven por tu pueblo acorrlado..ven Pastor, ven Senor Jesus
Siempre me ha quedado la intriga de que escribia el Señor en el suelo.
Hace años escuché explicar el significado de unir saliva y barro para curar, pero este gesto si alguien lo explicará estaría bien.
También hace pensar que Cristo no escribió ni mando escribir el evangelio, parece que porque la predicación, el testimonio de vida, la guía del Espíritu Santo, la comunidad de creyentes debía ser suficiente, puesto que las Escrituras y Jesucristo ya nos explican el plan de Dios...
Tengo interiormente la inquietud de que algo importante se ma escapa al respecto...
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LF:
Esto dice San Agustín después de lo que he citado de él en el post:
¡Oh respuesta de sabiduría! ¡Cómo les hizo entrar dentro de sí mismos! Fuera, en efecto, inventaban intrigas, por dentro no se escudriñaban a sí mismos; veían a la adúltera, no se examinaban a sí mismos. (…) Habéis oído, fariseos; habéis oído, doctores de la Ley, al custodio de la Ley; pero aún no habéis entendido que él es el Legislador. ¿Qué otra cosa os da a entender cuando escribe en la tierra con el dedo? Por cierto, el dedo de Dios escribió la Ley, pero a causa de los duros fue escrita en piedra (Ex 31,18; 34,1). Ahora el Señor escribía ya en la tierra, porque buscaba fruto. (…) Cada uno de vosotros considérese a sí mismo, entre en sí mismo, ascienda al tribunal de su mente (…).Cada uno, al poner la atención en sí mismo, se encuentra pecador. Así de claro. Dejadla, pues, ir o a una con ella afrontad el castigo de la Ley. (…)
Tengo que orar y meditar sobre esto
Es muy bueno esto que haces de volver una y otra vez al evangelio. Cada día tiene su afán y su bendición.
Que Dios escriba su ley en nuestros corazones de piedra para transformarlos en corazones rendidos a su amor.
Pero ese "Yo tampoco te condeno, vete y no peques más", es un mandato que la Iglesia parece haber perdido en el camino.
La prueba está en que muchos de esos "heridos" -por ejemplo los homosexuales- que el "hospital de campaña" de la Iglesia recoge de las periferias, se sienten felices de volver al seno de la Iglesia porque dicen que ahora son aceptados tal como son -sin necesidad de arrepentirse de nada- porque ellos no se consideran pecadores por ser como son.
Cuando vemos que esa conciencia equivocada de los homosexuales se refuerza al oir a obispos y cardenales diciendo que hay divorciados vueltos a casar que pueden recibir la Eucaristía sin arrepentirse de nada porque no pecan siendo como son, uno cae en la cuenta de que la culpa de la confusión no la tienen los homosexuales...
Hoy día ocurre mucho con la implantación (a la fuerza) de guías de educación sexuales (de toda clase de sexos y depravacion) a menores de edad. Estas lo que esconde en el fondo es hacer del deseo lujurioso, fornicario algo inimputable al adulto y dejado a la conciencia deformada del menor. El delito deja de serlo si se lo imputo a la víctima, es la acusación al prójimo para ocultar el mío (mi pecado) (punto central de las 2 lecturas) y ahí la hoja de papel aguanta todo por eso Jesús escribe el nombre de eso diputados, jueces, presidentes, ministros ect.. en la arena… nos escribe el nombre en la aren en una “latae sentencia” cuando hacemos esa iniquidad: doy mi sentecia contra otros para ocultar mi delito!, para perseverar en el, hacerlo bueno....
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