No peques más para que no te ocurra algo peor
Evangelio del martes de la cuarta Semana de Cuaresma:
Después de esto se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina, llamada en hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos, bajo los que yacía una muchedumbre de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.
Estaba allí un hombre que padecía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años. Jesús, al verlo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: -¿Quieres curarte?
El enfermo le contestó: -Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se mueve el agua; mientras voy, baja otro antes que yo.
Le dijo Jesús: -Levántate, toma tu camilla y ponte a andar.
Al instante aquel hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado.
Entonces le dijeron los judíos al que había sido curado: -Es sábado y no te es lícito llevar la camilla.
Él les respondió: -El que me ha curado es el que me dijo: «Toma tu camilla y anda».
Le interrogaron: -¿Quién es el hombre que te dijo: «Toma tu camilla y anda?» El que había sido curado no sabía quién era, pues Jesús se había apartado de la muchedumbre allí congregada.
Después de esto lo encontró Jesús en el Templo y le dijo: -Mira, estás curado; no peques más para que no te ocurra algo peor.
Se marchó aquel hombre y les dijo a los judíos que era Jesús el que le había curado. Por eso perseguían los judíos a Jesús, porque había hecho esto un sábado.
Jn 5,1-16
Imaginemos por un momento lo que debió sentir ese hombre que, tras casi cuatro décadas de su vida enfermo, recibe en un instante la curación de manos del Señor. Ni siquiera supo en un primer momento quién le había curado. Más tarde le encontró en el Templo y recibió un consejo que todos, absolutamente todos, deberíamos tener en cuenta: “no peques más para que no te ocurra algo peor".
Efectivamente, como enseña San Pablo, “el salario del pecado es la muerte; en cambio el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom 6,23). Quien nos da la vida eterna nos exhorta contra el peligro de volver a morir si no andamos conforme al don que hemos recibido. La muerte, o la enfermedad, puede ser espiritual pero también física. Hay pecados que tienen consecuencias en ambas realidades. Y no podemos descartar que esas consecuencias nefastas del pecado sean solo un efecto “natural". Dios puede castigar muy duramente a quien rechaza la gracia. El ejemplo de Ananías y Safira (Hech 5,1-11) es evidente.
Valga esta exhortación de Cristo para que alejemos de nuestra mente la idea de que pecar gravemente tras haber sido rescatados por el Señor es cosa sin demasiada importancia. No dejemos sin confesar nuestros pecados, pues haciendo tal cosa abrimos la puerta a que el mal se enseñoree de nuevo de nuestras vidas. Al contrario:
Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda iniquidad.
1 Jn 1,9
No estorbemos la obra de Dios en nuestras almas, para que podamos estar entre aquellos de quien San Pablo dice:
… convencido de que quien comenzó en vosotros la obra buena la llevará a cabo hasta el día de Cristo Jesús.
Fil 1,6
Levántanos Señor de la postración a la que nos han llevado nuestros pecados. Danos fuerzas para caminar a tu lado y concédenos la gracia de dejar todo pecado que nos aleje de ti.
Luis Fernando
6 comentarios
No sólo nos limpia, nos exorta, nos avisa, sino que prevee el remedio a nuestra debilidad.
Un saludo en la Fe
"La muerte, o la enfermedad, puede ser espiritual pero también física. Hay pecados que tienen consecuencias en ambas realidades. Y no podemos descartar que esas consecuencias nefastas del pecado sean solo un efecto “natural". Dios puede castigar muy duramente a quien rechaza la gracia. El ejemplo de Ananías y Safira (Hech 5,1-11) es evidente".
Esta visión de las cosas está ya anticuada, caduca. Hay que creer en Cristo y como cree Cristo. Creer en la paternidad de Dios, que no castiga con enfermedades nuestros pecados ni ata la moral a maldiciones funestas (o nefastas como tú dices).
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LF
Dice usted lo que dice tras leer el pasaje del evangelio en que Cristo le dice a alguien que se había tirado 40 años postrado sin poder andar, que no peque para que no le ocurra algo peor.
Es usted muy gracioso, oiga.
¡Qué situación más espantosa para el alma, creyéndose curada siente satisfacción por ciertos pecados mortales, de impurezas, de soberbia, de resentimientos, de críticas! y no querer comprender que está en situación de morir en sus pecados.
San Juan Crisóstomo hace notar, que entre los pecados de ese pobre paralítico, no se encontraba la blasfemia. No tenía a nadie que le ayudase a entrar en la piscina. Si nos fijamos también, otras personas, en años anteriores fueron curadas, pero una vez curados, no se decía: "Por la gracia de Dios he sido curado este año, y en los años siguientes, podré ayudar a otros a que encuentre su curación llevándoles a la piscina". Ciertamente le ayudaban los camilleros, hasta cierta distancia, "ahora de las apañas tu", Los camilleros bien podría haberle acercado, pero si no tienen amor, no pueden hacer ningún bien al enfermo. Pero la perseverancia del paralítico, 38 años, y Jesús pasó por allí. Nosotros también necesitamos perseverar hasta el fin de nuestro día, que al final, con el corazón limpio de pecado, el alma sin mancha, el Señor nos acogerá en su Reino de Paz y Amor. Nunca debemos cansarnos de perseverar en la búsqueda de Cristo, jamás debemos perder de vista las huellas de Cristo. y siendo devotos a la Santísima Madre de Dios, es un camino aún más fácil para acercarnos al Hijo de Dios.
Dios no castiga al pecador; El pecador se castiga a sí mismo cuando peca. Y el castigo no es tanto el mal o el difícilmente existir y vivir en esta vida.
La verdadera consecuencia del pecado consiste en, después de la segunda muerte, (Ap. 20,14) el no tener medio de volver a vivir una vez muerto.
No todo pecador, por mucho que lo haya sido,ha tenido el privilegio de experimentar la terrible soledad de sentirse abandonado de la presencia de Dios. Y caer, en acelerado caer y caer en profundo abismo, perdiendo y perdiendo conciencia de ser en la presencia de Dios
-Padre mío Padre mío: ¿Porqué me has abandonado?
Clamó Jesús el día y hora de su muerte ne la cruz.
Marcos 2:7«¿Qué es lo que dice? ¡Es una blasfemia! ¡Solo Dios puede perdonar pecados!».
En ningún sitio en la Palabra de DIOS dice que se deba ir a un confesionario a decirle tus pecados a un sacerdote para ser perdonado.
1 Juan 1:9 pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
JESÚS es el Único intermediario entre DIOS y el hombre, Él es la Puerta para llegar al PADRE.
1 Timoteo 2:5 Pues hay sólo un Dios y sólo un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre Cristo Jesús.
No hay ningún otro intercesor, ni Maria, ni las diferentes vírgenes, ni los supuestos santos...
Juan 14:6 Jesús le contestó:—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.
JESUCRISTO es el ÚNICO camino para tener la Vida Eterna.
Por favor, lean la Biblia y pídanle a JESÚS que les revele su Palabra y les muestre quien es, el tiempo de Gracia se está terminando y CRISTO viene pronto a por su novia, una IGLESIA SANTA, SIN MANCHA NI ARRUGAS, que se está preparando para la llegada de su esposo y reunirse con Él en las nubes.
Y esa Iglesia está formada por los hijos de DIOS que tienen comunión con Él a cada momento, que ponen por obra su Palabra, que acuden ante el Trono de la Gracia para hallar el oportuno socorro, arrepintiéndose de sus pecados para ser lavados con la sangre de JESÚS y apartándose de ellos y del mundo.
Eso significa ser Santo, ¡¡apartado para DIOS!!
Busquen su rostro mientras aún pueda ser hallado porque la voluntad de DIOS es que todos sean salvos.
GLORIA, HONRA Y ALABANZA AL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO, QUE MURIÓ Y RESUCITÓ Y REINA CON PODER Y GLORIA POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN
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LF:
Vamos por partes, que diría Jack el Destripador:
1- Cristo dio autoridad a sus apóstoles para perdonar o retener pecados:
"... a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos".
Jn 20,23
2- Desde el principio, la Iglesia tuvo muy claro que los presbíteros podían administrar el perdón de Dios:
"¿Está enfermo alguno de vosotros? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, y que oren sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le hará levantarse, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados".
Stg 5,14-15
Proponer que la intercesión de María y los santos atenta contra la mediación de Cristo es una estupidez de tamaño cósmico. Nosotros mismos intercedemos por otros cuando rezamos al Señor por ellos. ¿Cómo va a estar mal que lo hagan quienes ya están en la presencia de Dios y que rezan ante él, tal y como lo demuestra el libro del Apocalipsis? ¿en qué cabeza cristiana puede caber semejante barbaridad?
TODA la mediación de María y los santos DERIVA únicamente de la mediación de Cristo. No se la opone. Nace de ella.
Fácil de enteder.
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