Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados
Primera lectura del sábado del Segundo Día de Cuaresma:
Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos!
Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas.
¿Qué Dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad.
El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.
Miqueas 7,14-15.18-20.
¿Cuándo entenderemos que Dios está siempre dispuesto a perdonar y enterrar nuestros pecados? ¿cuándo entenderemos que aunque nosotros seamos infieles, Él permanece fiel? ¿cuándo entenderemos que Él quiere más que nosotros mismos nuestra salvación?
Dios detesta tanto nuestros pecados que cuando nos libra de ellos, los entierra, los hunde en el abismo, los sella para el olvido. Si perdonó una y otra vez al Israel rebelde, ¿qué no nos perdonará una vez Cristo se entregó en pago por nuestros pecados?
El evangelio de hoy es el del hijo pródigo. Estamos en tiempo de Cuaresma. Por tanto, como hizo el hijo rebelde antes de regresar con su padre, es tiempo de darnos cuenta de la postración a la que nos conduce el vivir alejados de la voluntad de Dios. Pero a la vez es tiempo de esperanza en la seguridad de que Él nos acoge, nos perdona, nos restaura y entierra cualquier pasado de rebeldía.
Concédenos Señor responder con fidelidad a tu fidelidad y con arrepentimiento sincero a tu ofrecimiento de perdón. Danos el gozo de sabernos hijos perdonados.
Laus Deo Virginique Matri.
Luis Fernando
4 comentarios
Realmente lo que vale es lo que vale. Por lo pronto, oración, sacrificio y hablar claro sobre la confesión.qué paz.
Un saludo y gracias por escucharme "la chapa".
Lealtad y fidelidad!, no hay lealtad sin fidelidad ni fidelidad sin lealtad. Cuando el pueblo, la esposa, la iglesia, los conyuges... pierda su origen, su razon de ser: a su esposo! El fiel y leal, entonces andara sola, adulterando, renegando, apostatando contra aquel primer y unico amor verdadero y sincero capas de darnos un vestido limpio y anillo sin fin.
Aventurarce a una vida adultera sin fidelidad, sin lealtad al don que se le a dado "a la esposa" la iglesia seria un "cerrar la puerta" y quien a prometido estar hasta el "fin de los tiempos con nosotros" decirle ya llego nuestro fin, porwue ya no le queremos, no queremos tu lealtad, se nos es "imposible dejar aquello que me aleja de tu fidelidad y amor". Quizas entrar en un poco de hambre y la purificacion de la distancia nos haga entrar en "si mismo" y entender que alla es donde debemos.regresar..."que Dios se apiade de su esposa, siempre...no mires nuestros pecados!
Saludos..
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