Maldito el hombre que confía en el hombre mientras su corazón se aparta de Dios
Primera lectura de la Santa Misa del Jueves de la segunda semana de Cuaresma:
Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!
El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.
Jer 17,5-10
No son pocas las veces en que se entiende mal esta enseñanza del Señor dada por boca de su profeta Jeremías. Dios no pretende que no confiemos en hombres que nos aventajan en madurez en la fe o tiene la gracia de estado sacramental. La clave del pasaje está en “mientras su corazón se aparta del Señor". El drama es dejar de lado a Dios, Autor de la Vida, fuente de Sabiduría, alegría para el alma.
Ningún ser humano, ni siquiera nosotros mismos, es capaz de conocer la interioridad de nuestro corazón. Nadie nos conoce con la perfección en que somos conocidos por Dios. Podemos engañar al hermano, al cónyuge, al sacerdote e incluso a nosotros mismos, pero no al Señor.
Y ciertamente no existe capacidad humana para transformar el corazón. Solo el Espíritu Santo puede obrar esa transformación. Debemos mendigar la gracia de la conversión como mendigó Lázaro, el pobre del evangelio de hoy, en la certeza de que, a diferencia del rico Epulón, Dios no nos negará el maná del perdón y de la comunión con el cuerpo y sangre de Cristo.
Enséñanos, Señor, a confiar en ti por completo. Que por la intercesión de la Virgen María nos concedas dar el Fiat a tu voluntad, camino seguro a la salvación.
Luis Fernando
11 comentarios
Los amigos de Job utilizaron todos los argumentos posibles para que Job se arrepintiera, reconociera sus pecados, pidiera perdón por ellos y se reconciliara con DIOS, así ellos salvaban su doctrina sobre la retribución divina (DIOS premia a los buenos y castiga a los malos en esta vida).
Pero Job se sabía inocente y no podía aceptar que triunfara la mentira a costa de ocultar la verdad. De eso nada. Y al final triunfó su tesis. En este mundo nunca se da la perfecta retribución de DIOS. Se necesita del complemento escatológico del más allá (o la otra vida) para que se cumpla esa justicia (premiar a los buenos y castigar a los malos).
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Cuántas veces, más de uno, hemos estado bastante apurados, y cuando hacemos memoria de lo que hemos leído, en la Sagrada Biblia, las enseñanzas de Jesucristo, de los Apóstoles que nos indican el camino hacia Dios. ¡Cuánta paz renace dentro de nosotros!
San Juan Pablo II y Benedicto XVI, siempre nos hablaba de Jesucristo, y nos habla, cada vez que leemos sus enseñanzas. Porque solo Cristo nos puede dar la verdadera paz.
5 ss. Es ésta una de las luces más grandes y fundamentales que nos da la divina revelación. A medida que ella nos hace crecer en la fe y en la admiración de Dios, nos quita toda ilusión humana sobre nosotros mismos y sobre nuestros semejantes en la naturaleza caída. Cf. Denz. 174-200. Véase Juan 2, 24 s.; II Paralipómenos 32, 8; Salmo 39, 5 y nota. “Ante el profético dilema, Judá se decidió por el «maldito el hombre que en el hombre confía». Empujado por los ejércitos caldeos marchó el pueblo camino del desierto, dejando atrás con la paz y abundancia de la Tierra prometida, su monoteísmo, su teocracia, sus esperanzas mesiánicas. Cuando el árbol vuelva a bañar sus raíces en las aguas del Jordán, se abrirá de nuevo un periodo de bonanza” (Asensio). Bienaventurado el varón que confía en Yahvé (versículo 7): Cf. Salmo 1, 1 ss.; Job 29, 19; Isaías 57, 13. El hombre que confía en Dios, saca de esta misma confianza el auxilio y la gracia para sobreponerse a todas las tribulaciones. “Si ponemos constantemente nuestros intereses en manos de Dios, no habrá demonio ni enemigo que pueda derribarnos” (San Antonio). Plantado junto a las aguas (versículo 8): El agua que vivifica las plantas era la imagen más elocuente en Israel (Salmo 142, 6 y nota).
El mendigo elude a la providencia (todos necesitamos ser salvados, todos!!!.
Suplicamos, imploramos ES ASI.
La tentación, me atreberia anadir L.F. es sin duda atenuar culpas o encontrar fórmulas de inimputabilidad humana...discernidas con un amigo con un amigo “alegre de sus amores”. Un mendigo así (fiado de estas formulas), no tendría que esperar nada, ni siquiera necesita ser salvado. El falso amigo te vende una idea (formula) así de mendigo de "fragilidad, devilidad que es santa" pero al final la limosna que te da es puro humo, es un veneno en lugar de pan! Es un pasaje sin regreso al desierto árido.
La "providencia" es divina y ella no es como la de los hombres… ella viene de lo alto, los mandatos del señor nos dan la alegría nos dan la gracia, el mana del desierto. Cristo es el pan de vida eterna, “quien come de este pan no tendrá jamás hambre”.
Pues eso, que no cambio por nada mi confianza en el Señor, y como yo otros muchos: Luis Fernando, Adrían y demás hermanos en el Señor. Buena cuaresma.
Es la clara aptitud o disposición de la entrega a DIOS. Es que no se puede pedir más al alma cristiana, pues a partir de lo que señalas, vendrá el resto.
Desgraciado el que no tenga Cruz, y que teniéndola reniegue de la misma. La vida son cruces, o si se quiere interpretarlo humanamente dicha reflexión, es como " una carrera de obstáculos que es necesario saltar con la ayuda de DIOS, sabiendo que el impulso ante cada uno de los mismos proviene de la fuerza de Dios. " NADA PODEIS SIN MI ".
El Espíritu Santo, eterno como el Padre y el Hijo, estuvo en la Creación de este mundo, en la Encarnación del propio Jesús. Nuestros cuerpos son templo de su morada. ¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? .
Así los atributos del Espíritu Santo ( hay más):
Habla: “Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que vienen del demonio. Testifica : “Pero cuando venga el Defensor que yo voy a enviar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él será mi testigo. Se entristece: “No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva” , “Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.” Glorifica: “Él mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.” Convence “Cuando él venga, mostrará claramente a la gente del mundo quién es pecador, quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios ".Prohíbe: “Como el Espíritu Santo no les permitió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron la región de Frigia y Galacia, y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. “De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras" , “y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.”
Acudamos a Dios, y pidamos al ESPÍRITU SANTO las gracias necesarias.
Alguien me puede responder eso? con todo respeto.atte
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LF:
De momento le hago una pregunta: ¿usted pide a sus hermanos en la fe que oren por usted cuando tiene una necesidad o problema?
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LF:
Sí, mire, se lo explico. Es muy fácil de entender.
Cuando usted reza por sus seres queridos está intercediendo a Dios por ellos. Ahora bien, si cuando usted muera va al cielo, ¿le cabe la más mínima duda de que allá también seguirá pidiendo a Dios por aquellos a los que ama y que han quedado en la tierra? No, ¿verdad?
Pues bien, resulta que en el libro del Apocalipsis se ve que los santos rezan (Ap 5,8; Ap 8,3-4) y que están preocupados por lo que ocurre en la tierra (Ap 6,10). Con lo cual, es de sentido común que podamos confiar en la intercesión de los santos en el cielo.
Tanto más en la de la Virgen María, que ya fue intercesora en vida, como podemos ver en lo que ocurrió en las Bodas de Caná. Ella obtuvo de su Hijo que hiciera el milagro de cambiar el agua en vino.
La intercesión de los santos y de María no es contraria a la mediación de Cristo, sino fruto precisamente de dicha mediación.
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