Renunciar a nosotros mismos
Evangelio de hoy:
Jesús dijo a sus discípulos:
“El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Después dijo a todos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?
Luc 9,22-25
No hay vida cristiana sin cruz. No hay vida cristiana sin renuncia personal. La salvación no está en el éxito mundano, en el aplauso de los inicuos, en las loas de los sin Dios. La salvación está en Cristo y sólo en Él. Y no está en Él quien a Él no obedece.
A quien esto le parezca muy difícil o imposible, lea:
En consecuencia: teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Heb 12,1-4
Desengáñate. Rechaza a los que te dicen que Dios te acepta así como eres porque no puedes dejar atrás tus pecados. Que Dios nos ama siendo pecadores es cierto. Pero también lo es que Dios no nos quiere pecadores sino santos. Y que Dios nos concede dejar atrás el pecado es una verdad esencial que debe entender cualquiera que quiera ser cristiano, renunciando a sí mismo y cargando la cruz cada día.
Santidad o muerte.
Luis Fernando
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No publicaré comentario alguno sobre el Papa, los obispos y la actualidad eclesial.
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