San Francisco no sabía halagar los pecados de nadie
Ahora que algunos sucesores de los apóstoles son tan “modernos” que prostituyen la fe católica de forma pública, sin que sus hermanos en el episcopado les reprendan, creo que viene bien saber lo que nos cuenta San Buenaventura de una de las características de San Francisco de Asís
Y como primero se convencía a sí mismo con las obras de lo que quería persuadir a los demás de palabra, sin que temiera reproche alguno, predicaba la verdad con plena seguridad. No sabía halagar los pecados de nadie, sino que los fustigaba; ni adular la vida de los pecadores, sino que la atacaba con ásperas reprensiones. Hablaba con la misma convicción a grandes que a pequeños y predicaba con idéntica alegría de espíritu a muchos que a pocos.
Ya ven ustedes que el santo con más fama de ser todo dulzura y comprensión no se andaba por las ramas a la hora de afrontar las situaciones de pecado ajenas. Una Iglesia que no hiciera tal cosa, no sería la verdadera Esposa del Cordero:
Ap 21:2
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
La verdadera esposa no puede ser esa que anda buscando amantes con los que fornicar, esa que se exhibe cual ramera que anhela el aplauso del mundo, prostituyendo el mensaje del evangelio a fin de que no sea instrumento de salvación para los que viven en pecado y en depravación.
A lo largo de la historia se han dado situaciones de pecado bastante generalizado dentro de la propia Iglesia. Se han dado errores doctrinales importantes. Pero nunca como hoy hemos visto tanta impunidad en aquellos que llaman mal al bien y conducen a los fieles por caminos de perdición. Es cuestión de tiempo que el Señor intervenga de forma clara y visible para poner fin a tanta iniquidad. Fue Él quien profetizó que las Puertas del Hades no prevalecerían. Será Él quien obre lo que sea menester para que se cumpla su palabra. Y si para ello tiene que someter a su Iglesia a un castigo espantoso, lo hará.
Ap 2,20-23
Pero tengo contra ti que permites a esa mujer Jezabel, que se llama profetisa, enseñar y engañar a mis siervos a fornicar y comer de lo sacrificado a los ídolos. Yo le he dado un tiempo para que se convierta, pero no quiere convertirse de su fornicación.
Mira, voy a postrarla en cama, y a los que adulteren con ella los someteré a una gran tribulación, si no se convierten de sus obras; y a sus hijos los heriré de muerte; y todas las iglesias conocerán que yo soy el que sondea entrañas y corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras.
Exsurge Domine et iudica causam tuam.
Luis Fernando Pérez Bustamante
32 comentarios
Señor,
hazme un instrumento de tu paz:
allí donde haya odio, que yo ponga el amor,
allí donde haya ofensa, que yo ponga el perdón;
allí donde haya discordia, que yo ponga la unión;
allí donde haya error, que yo ponga la verdad;
allí donde haya duda, que yo ponga la fe;
allí donde haya desesperación, que yo ponga la esperanza;
allí donde haya tinieblas, que yo ponga la luz;
allí donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
Señor,
haz que yo busque:
consolar y no ser consolado,
comprender y no ser comprendido,
amar y no ser amado.
Porque:
dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como uno se encuentra,
perdonando es como se recibe el perdón,
y muriendo es como se resucita a la Vida.
Pero casi todo el mundo se salta a la torera la cuarta petición: "Allí donde haya error, que yo ponga la verdad". Para poner la verdad donde hay error hay que decirle al errado que está equivocado y el errado católico para persistir en el error ha echado mano de la soberbia, que es, exactamente, lo que hice yo. Así que cabría la posibilidad de que me hubiese molestado bastante que el dulce y seráfico Francisco de Asís me hubiese recordado mis pecados. Si al ver su ejemplo me hubiese arrepentido o no no podría decirlo, pero hubo momentos en mi vida en que la soberbia me dominaba y tal vez no le habría hecho caso. Sólo cuando giré hacia Jesús y me hice Cristocéntrica las palabras del Santo tuvieron sentido para mi porque entonces yo ya no importaba, estaba en manos de Dios y podía aceptar la verdad.
Un sometimiento sin discernimiento alguno a lo que está de moda, sin la menor alusión a tantísimas reservas, que vienen de parte de serios
estudiosos (médicos, psicólogos, moralistas) respecto a la vida "gay" y
a matrimonios fuera de lo natural y prescrito por el Evangelio.
Llamando "amor" a caprichos y, por el solo hecho de que algunas situaciones sean "duraderas"...
¿No es "duradero" el hombre viejo que todos llevamos incorporado? Y..¿no es para toda la vida la lucha que todo cristiano ha de emprender contra el mismo?
¿No "dura para siempre" la palabra de Cristo, ya que afirmó: "Cielo y tierra pasarán, pero mi palabra no pasará"?
¿Cómo puede ser pastor vigilante, centinela que avisa de peligros, maestro de sana doctrina, un veleta como este obispo de Amberes, dando vueltas y más vueltas hacia donde sopla el viento modernista?
Y..¿desde la colina vaticana se permitirá esta solemne claudicación de parte de este mitrado belga?
"¡Sálvanos Señor. Perecemos!"
"Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal".
Y es que el dulce santo de Asís, creía totalmente en Jesús. No como muchos de nuestros actuales pastores.
San Francisco ruega por el papa Francisco y por todos los pastores que cuidan de tu Iglesia.
" the prayer in its present form cannot be traced back further than 1912, when it was printed in Paris in French, in a small spiritual magazine called La Clochette (The Little Bell), published by La Ligue de la Sainte-Messe (The League of the Holy Mass). The author's name was not given, although it may have been the founder of La Ligue, Fr. Esther Bouquerel.[1] "
wikipedia.org/wiki/Prayer_of_Saint_Francis
"Vives en pecado y eres promiscua. Conviértete de tu mala vida y entonces te permitiré acercarte a mí".
Versión del encuentro con Zaqueo:
"Eres corrupto y deshonesto y te has llenado los bolsillos con el dinero de los impuestos. Conviértete de tu mala vida, devuelve todo lo que has robado y entonces me dignaré cenar en tu casa".
Versión del evangelio de la adúltera:
"Eres una adúltera, que has violado la santidad del matrimonio y mereces que esos de ahí te apedreen porque así lo manda la ley de Moisés".
[Para lo que dijo realmente el SEñor, echad un vistacillo a los correspondientes pasajes evangélicos].
Pues que el autor de este artículo tenga cuidado. Porque lo que sí dijo el Señor es que se nos medirá con la misma vara con que midamos. Puesto que LFPB es severo e implacable, también el Señor será severo e implacable con él.
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LF:
Si, bueno, menos mal que el Señor no te va a juzgar a ti como me juzgas a mí. Con vosotros, los supermisericordiosos y megaguays, es mucho más misericordioso que con la ponzoña asquerosa que nos dedicamos a hablar del poder de la gracia para abandonar el pecado.
Qué suerte tenéis, oye.
¡Gloria a Dios!
"Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus propias pasiones,
que dirán en son de burla: "¿Dónde queda la promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la creación".
Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios,
y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas del diluvio,
y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos.
Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día.
No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.
El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá."
2ª Pe, 3-10
Exsurge Domine et iudica causam tuam. Ven Señor Jesús, salva a la humanidad Tu hija.
No tendremos más remedio los católicos, que por la Gracia de Dios permanecemos aún fieles al Depósito de la Fe, que salir a la palestra y armados de santa paciencia y con la mayor claridad y caridad posible, tratar de hacer ver a los hermanos caídos en los modernos errores, lo equivocados que están y advertirles caritativa pero firmemente del funesto camino que llevan a la eterna perdición, de no enmendarse.
Al menos por nosotros que no quede el advertir a todo el que nos quiera oir, del errado y mal camino que llevan estos progres modernistas.
No creen en el poder de la gracia. Eso es todo
Bendiciones.
No basta con acercarse a Cristo, si esa divina cercanía no nos hace alejarnos de nuestros pecados. Muchos pecadores, como Judas y los fariseos, estuvieron cerca de Cristo, pero de poco les valió esa divina cercanía al no abandonar sus pecados, de tal manera que a Judas le dijo Cristo que más le valiera no haber nacido y a los fariseos sepulcros blanqueados.
Según la exégesis progresista (¡Que busca el "progreso" llevándonos a la época de Sodoma!) , "no peques más en adelante", sin lugar a dudas significa, "sigue pecando, que Dios te perdona te arrepientas o no".
El afirmar que Dios perdona sin necesidad de arrepentimiento, niega la Divinidad a Cristo, porque entonces sería falso que Dios lo envió a redimirnos, ya que no había necesidad de hacerlo. Eso es precisamente lo que buscan los misericor-dioses, que como Satanás en el Paraíso, ofrecen el fruto del árbol de la Sabiduría, para distinguir entre el bien y el mal, ya que las enseñanzas de Jesús ya no aplican por obsoletas para estas "estos tiempos".
Igual a san Francisco no le hubiera importado firmarla.
Joaquín: gran misericordia con las prácticas homosexuales, con los adúlteros, con los corruptos (sobre todo si son de cuello blanco y de rancio abolengo). Ninguna misericordia con los maltratadores de mujeres y niños, con los pederastas, con los fumadores, con los borrachos y drogados que conducen y los que sobrepasan la velocidad permitida o aparcan donde no deben... Misericordia "selectiva", sí señor.
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LF:
Eso empezamos a pensar muchos.
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LF:
¿A quién dices eso?
"Yo oro", dicen, pero a aquién, no lo dicen.
"Que no hayan divisiones por la religión", pero no que reine el Evangelio.
Y finalmente nos ordenan enfáticamente que actuemos con indiferencia ante la perdición de tantos, y que a eso le llamemos misericordia. Pero ay de ti si defiendes la verdad del Evangelio, entonces eres un intransigente, fariseo, pegado a la ley que no da vida, un paria y por lo mismo no mereces ser escuchado y mucho menos merecerás misericordia.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡VEN SEÑOR JESÚS!
Uno de los errores del pontificado de san Juan Pablo II fue crear por parte de algún que otro movimiento, la 'papolatría': todo lo que dijese el papa era bueno y había que acatarlo sin rechistar, porque él sabía más y quien le criticase, aparte de estar poco informado, era sospechoso (por carca o por progre). Ni se podían criticar los últimos viajes de Juan Pablo II.
Ahora muchos que estaban en la comodidad de "el papa ha dicho esto y yo ya no me preocupo de pensar" empiezan a preguntarse por los límites del magisterio papa.
Es decir, la infalibilidad del sumo pontífice, reservada claramente al enunciarse como dogma, se había extendido a todo lo que decía el papa, fuese la petición de persones a troche y moche, el ecumenismo, el ecologismo...
En fin, yo me consuelo pensando en la promesa de Cristo: las puerta del Infierno no prevalecerán.
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