Toca estar con los obispos de Getafe y Alcalá de Henares
Era de esperar que la jauría del lobby gay reaccionara con saña ante la impecable carta de los obispos de Getafe y Alcalá de Henares sobre la infame ley contra la LGTBIfobia aprobada por unanimidad por los partidos con respresentación parlamentaria de la Comunidad de Madrid.
La carta de los obispos es cien por cien fiel al Magisterio de la Iglesia. Es cien por cien fiel a su ministerio episcopal, del que forma parte el deber de defender a los fieles, especialmente a los más indefensos (niños), del totalitarismo agresivo que hoy tiene su cara más perversa precisamente en ese lobby gay.
En Madrid hay tres obispos que dan la cara, aunque saben que se la van a partir mediática, política y socialmente. Seguramente hay un cuarto que querría darla, pero por razones obvias, no puede. Y hay otro obispo del que no hace falta decir nada, porque su silencio lo dice todo.
Precisamente los fieles a Cristo y a su Iglesia debemos estar codo con codo con los pastores que no tienen miedo de ser voz profética en medio de una sociedad que va camino de la corrupción más absoluta.
Lo que está en juego en Madrid, y de paso en toda España, es ni más ni menos que el derecho de los padres cristianos a que sus hijos sean educados cristianamente. No sólo eso -lean la carta de los prelados-, pero muy especialmente eso.
Si tal cosa no sirve para movilizar a los muchos o pocos católicos que quedan en este paìs, no sé qué nos podrá movilizar.
Ahora que unos pocos obispos que se ponen a tirar del carro del pueblo de Dios, que ese pueblo no falte. Si otros obispos se quedan atrás, es su problema. Pero el pueblo fiel, con los pastores fieles. Ahora y siempre.
Luis Fernando Pérez Bustamante