Es mentira que el pecado sea invencible
Que levante la mano aquel que no tiene o ha tenido pecados en su vida que parecen invencibles, que no hay manera de desprenderse de ellos. Pues bien, para todos nosotros, una gran noticia:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
1ª Cor 10,12
Estimados, la Escritura no miente. Si dice que Dios nos da el modo de poder vencer al pecado, es que nos lo da. Y no hay vuelta atrás.
Por supuesto, aun habiendo sido redimidos, seguimos bajo la influencia de la caída del primer Adán. Pero a diferencia de lo que enseñaba Lutero, esa influencia puede ser sometida a la soberanía de Cristo en nuestras vidas por medio de la acción del Espíritu Santo, que derrama sobre nosotros todas las gracias eficaces para crecer en santidad.
En ese camino de lucha contra el pecado, caeremos muchas veces. De todas ellas nos levanta Dios a través del sacramento del perdón. Pero el pecado no puede tener la última palabra. Si hay gracia para el perdón, la hay para la santificación.
No debemos conformarnos con nuestro actual estado de vida espiritual. Hasta los más santos todavía pueden crecer en santidad si Dios se lo concede. No todos podemos alcanzar el mismo grado de santidad, pero todos podemos gloriarnos en el Señor cada vez que por su gracia dejamos atrás pecados que nos habían acompañado durante toda la vida. Eso es posible. Eso es necesario. Eso debe ser objeto de nuestro clamor al Padre.
No hay pecado invencible en nuestras vidas. No desesperemos cuando alguno parece enquistarse para siempre. Si le pedimos algo bueno al Señor, antes o después nos lo dará. Y más quiere Él que nosotros el que alcancemos la santidad.
Laus Deo Viriginique Matri,
Luis Fernando Pérez Bustamante
15 comentarios
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Oportunísima invocación de cierre del artículo, porque la Ssma. nos proporciona un formidable auxilio en nuestra lucha contra el pecado, en especial los recurrentes, los más enquistados. De manera eminente a través de la consagración como Esclavo de María. Ella, que es la "esclava del Señor", en esclavitud no servil sino mística, acomodando su voluntad a la voluntad divina -que es justamente lo que nosotros necesitamos para no pecar- nos hace llegar esa gracia a través de la esclavitud mariana.
En caso de duda, consulte a su párroco.
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LF:
Invocación escrita a propósito, :)
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LF:
Le supongo en plan irónico, ¿me equivoco?
Consciente de mi pecado y le pedí a Dios que me ayudara a superarlo. Justamente al día siguiente de mi petición volví a cometer este pecado, estaba presente la persona que siempre me recriminaba, y lo que me dijo está persona produjo tal impresión en mí, que quedé totalmente bloqueada y presa de un profundo sufrimiento por el pecado cometido.
Dios había actuado por medio de esa persona, era suya la bofetada recibida.
Les puedo asegurar (no diré nunca) que va a ser muy, pero que muy dificil, que yo vuelva a cometer ese pecado.
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LF:
Bendito sea Dios.
Está bien lo de "no diré nunca", porque como enseña San Pablo en el versículo anterior al que he puesto:
Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer.
1Co 10,12
• « ... el pecado está a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo (Gen 3,7) »
El pecado, la tentación trata de derribarnos, pero no nos puede dominar, huir de las malas ocasiones, es huir de las intenciones del demonio.
Nosotros solos no podemos vencer nuestras tentaciones, por eso invocamos a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, para superar este momento de apuro. Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, inmediatamente viene en nuestro auxilio. A veces cuando no nos damos prisas para acudir al Señor, el demonio nos puede dar el último empujón para caer en la porquería del pecado, del vicio. Pero somos librados, si también acudimos con devoción a la Santísima Madre de Dios. Si rezamos el Ave María, el santo rosario, el enemigo infernal, se da muchas prisas para alejarse. Porque no puede derribar al alma que se encomienda a la Santísima Madre de Dios, y prefiere alejarse. Y es que la Santísima Madre de Dios, en un instante viene a ayudarnos. ¡En un instante!
Un sacramental, una medallita de San Benito o un crucifijo con la medallita, como la que usa el P. Gabriel Amorth cuando está bendecida por un sacerdote, el enemigo infernal, siempre se mantendrá lejos. Las incomodidades de las tentaciones, ya no son tan pesadas, porque el Señor, de nuevo: ¡al instante! Aleja al demonio de nosotros, pero necesitamos ser fieles a la Santísima Voluntad de Dios.
En el Evangelio de San Juan, capítulo 15, vemos nuestra defensa que es Cristo Jesús, que sin Él, no podemos hacer nada. Pero es que todo lo que hagamos, siempre debe ser desde Cristo, es necesario consultar siempre con el Señor, y nos ayuda de nuestros enemigos invisibles y visibles.
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LF:
Satanás puede tentarnos, ciertamente, pero en muchas ocasiones no hace falta que intervenga porque somos tentados por nuestras propias concupiscencias.
Stg 1,14-15
A cada uno lo tienta su propio deseo cuando lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz al pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte.
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LF:
Vale, pero no es este el post para hablar de anatemas, que se aplicarían a pastores y no pastores.
Atención, pregunta: ¿Dónde o con qué se forma el pecado en el alma de las personas? Te lo pregunto porque, en el programa de las sectas de Radio María, un sacerdote aseguraba que no todos los pecados provienen del diablo. Tenemos la naturaleza caída por el pecado original, pero ¿nos basta esta condición imperfecta para buscar el mal o no existe mal en que no intervenga el Malo?
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LF:
Ya he puesto antes un versículo que lo explica, Cito con otra versión de ese mismo pasaje de la epístola de Santiago:
... cada uno es tentado por su propia concupiscencia, que le atrae y le seduce. Después, la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado, y éste, una vez consumado, engendra la muerte.
Stg 1,14-15
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LF:
Desde luego entre nosotros no hemos hablado. Sale así.
Creerse seguro es el mayor error que puede cometer un cristiano, una horrible temeridad. Porque toda la vida del hombre "milicia es en la tierra" (Job 7,1), una perpetua guerra de trincheras, y permanentemente avanzamos y retrocedemos en el camino de la virtud.
Dejémonos de pelagianismos, de estúpidas confianzas y más estúpidos orgullos por nuestros mínimos avances, y digamos siempre ante el Señor: "Ten misericordia de mí, porque soy un pobre pecador" (Lc. 18,13)
Aqui en colombia tenemos un dicho
apague y vamonos
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LF:
Ese señor no sabe en qué consiste el cristianismo. No digo el catolicismo solo. Digo el cristianismo.
¿De qué diócesis es?
Una duda que tengo a propósito de que no somos tentados por encima de nuestras fuerzas.
Se refiere a que con nuestras fuerzas podríamos en principio superar la tentación? O se da por hecho que siempre es con la ayuda de la Gracia?
Saludos y Paz
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LF:
Se da por hecho que con la ayuda de Dios podemos superar la tentación. Y que esa ayuda está siempre disponible (otra cosa es que la usemos).
Es decir, la gracia actúa para capacitar al hombre.
Parece que falta buena preparación en Teología de La Gracia. Influencia del "amor" por Anselm GrÙm entre los Obispos? Sabemos que Benedicto XVI lo tenía marcando el paso... Dudoso, por lo menos.
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