Buen rollito con las religiosas proabortistas y pro-lobby gay
Ahí donde las ven ustedes tan sonrientes y vestidas cual socias del club de jubiladas amantes del bridge de Stawnford, esas señoras son religiosas de la congregación de las Hermanas del Loretto (no confundir con las Hnas del Loreto, a las que perteneció la Madre Teresa de Calcuta), fundada en 1812 por tres religiosas bajo la dirección de un sacerdote de Kentucky (EE.UU).
Es harto probable que dicha congregación fuera católica en sus inicios. Hoy no lo es. ¿Por qué? Fácil:
- No puede ser católica una congregación que está a favor de la agenda del lobby gay.
- No puede ser católica una congregación que está a favor del derecho al aborto -bajo el eufemismo de “materia reproductiva".
- No puede ser católica una congregación que apoya públicamente “la disensión civil y eclesiástica consistente con nuestros valores”. O sea, con los valores antes mencionados.
Esos puntos forman parte de su Declaración de Identidad del año 2009. Seguramente llevaban décadas apoyando esas ideas.
Estamos, pues, ante uno de los ejemplos más claros de secularización interna de una congregación religiosa, que ha perdido cualquier esencia de catolicismo que pudiera haber formado parte de su carisma inicial.
¿Qué ha hecho la jerarquía de la Iglesia durante todo este tiempo para poner fin a ese sinsentido? Nada. Literalmente nada. Se me dirá que estas religiosas fueron objeto de la visita apostólica ordenada por Roma hace años. Se me dirá que ahora se les ha llamado a Roma a resolver “cuestiones pendientes”. Pues eso. Nada. Absolutamente nada. Y no hay más que leer las declaraciones del cardenal Braz de Aviz -que está donde está porque así lo quiso Benedicto XVI y luego Francisco-, para sospechar que pasarán otros años sin que la jerarquía de la Iglesia haya necho nada. Dice el cardenal respecto a esta congregación y otras catorce que han sido llamadas a capítulo al Vaticano:
Vamos a «escuchar lo que ellas dicen de un modo transparente, sin miedo y sin juzgar».
«Lo que más me ha gustado es que el diálogo transcurre en un clima muy sereno. Las dos partes están a la escucha».
Mire, cardenal, lo que ellas dicen ya lo sabemos todo. No hay más que leer su declaración de identidad. Si usted piensa que no hay que juzgar y que hay que mantener un clima sereno con abortistas y pro-lobby gay, casi mejor que ni las llamen a Roma. Dejemos que la naturaleza haga su trabajo. Dentro de 20 años, ni usted será el Prefecto de Vida Consagrada ni las señoras que aparecen en la foto seguirán en este mundo.
De hecho, ya sabemos que a usted lo que le gusta es usar con contundencia el báculo de mando con otro tipo de congregaciones femeninas, que ni son abortistas, ni apoyan con entusiasmo al “imperio gay” que tan brillantemente ha criticado el cardenal Cañizares. A las religiosas tradicionales, palo y tentetieso, sin dar una sola explicación pública. A las de la foto, cariños, buenas palabras, camaradería y, si acaso, por aquello de disimular un poco, un ligero tirón de orejas.
Somos muchos los fieles que tenemos ojos y oídos para ver y entender lo que está pasando. También tenemos boca y corazón para clamar a Dios, para pedirle que intervenga, para implorarle que ponga fin a la pesadilla que está viviendo la Iglesia.
Exsurge Domine et iudica causam tuam.
Luis Fernando Pérez Bustamante