Sin que tenga necesariamente que cambiar a fondo de vida...

Suelo leer con gusto los artículos que el propagandista (ACdP) Manuel Bustos escribe en el Diario de Cádiz. Es por ello que ayer me quedé ojiplático cuando leí su análisis sobre la exhortación apostólica Amoris laetitia. La razón es bien simple. Si don Manuel tuviera razón, el catolicismo estaría abandonado la fe de los veinte siglos precedentes. Por tanto, no puede tener razón. 

No creo necesario ir analizando párrafo por párrafo todas las afirmaciones del señor Bustos. Me fijaré solo en algunas:

Se trata, en definitiva, de aplicar una gradualidad, de ir integrando en la Iglesia a quien se halla en situación “irregular", sin que tenga necesariamente que cambiar a fondo de vida.

¿Es consciente don Manuel que se está cargando la esencia de la conversión, que consiste precisamente en cambiar a fondo de vida? ¿Es consciente de que sin conversión no hay verdadera fe salvífica?

Enseña San Pablo:

1ª Cor 6,9-11
¿No sabéis que ningún malhechor heredará el reino de Dios? No os hagáis ilusiones: los inmorales, idólatras, adúlteros, lujuriosos, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero fuisteis lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

La cosa es clara. Antes de ser de Cristo éramos carne de condenación. Una vez en Cristo, somos redimidos y santificados por su gracia. Pero esa santificación es real, no aparente. Obviamente tiene etapas, es un proceso. Un proceso en el que el Señor nos perdona los pecados que todavía cometemos, pero en el que se nos concede anhelar la santidad que deja atrás todo pecado. Y si no, ¿qué grado de inmoralidad, idolatría, adulterio, estafa, etc, es aceptable para un cristiano? ¿me lo puede explicar alguien? ¿qué tipo de gradualidad es esa que pasa por alto la necesidad de cumplir los mandamientos de la ley de Dios?

Dice el apóstol:

Rom 6,11-17
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia. Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia.
Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, puesto que no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡En absoluto! ¿No sabéis que, cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerlo, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia?
Pero gracias sean dadas a Dios, porque erais esclavos del pecado, mas habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados; liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.

Y:

Rom 8,13-14
Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.

Hay tal cantidad de versículos en el Nuevo Testamento que hablan de la necesidad de llevar una nueva vida, que si los copiara, este post sería kilométrico. Pero es que don Manuel Bustos atribuye al Santo Padre la demolición de la fe católica, no solo en la cuestión de los divorciados vueltos a casar, sino en todo:

En resumidas cuentas, si bien nos centramos prioritariamente en el tema de los divorciados y vueltos a casar, la metodología de la Exhortación puede ser aplicada también a otras “irregularidades”, optando también por una actitud benévola en la aplicación de la norma. De hecho, ya se han flexibilizado las posiciones en asuntos como la consideración de las demás confesiones religiosas o la visión de la homosexualidad, temas de larga tradición magisterial o de fuerte contenido antropológico.

¿Actitud benévola en la aplicación de la norma? ¿Está diciendo que aunque Cristo diga que el que se divorcia y vuelve a casar comete adulterio, hay alguna manera en que se pueda ser benévolamente adúltero? ¿hay alguna manera de ser benévolamente corrupto, mentiroso, ávaro, idólatra, sodomita, asesino, pederasta, hereje, etc? ¿qué pecados sacamos de la lista de pecados mortales para que puedan ser vistos con cierta benevolencia?

¿No dijo Cristo que no vale llamarle Señor si no se hace lo que Él dice?

Luc 6,16
¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?

¿Hay excepciones a esas palabras de nuestro Salvador? ¿de qué evangelio estamos hablando? ¿qué nos quieren colar como misericordia? ¿acaso hemos olvidado que la gracia divina no es la manta que se echa sobre un cuerpo muerto para que siga muerto -Lutero dixit- sino poder de Dios para transformar el alma y llevarla a la santidad?

¿Ya no creemos en esto?

2 Co 9,8
Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.

¿Ni en esto?

1Co 10,13
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.

¿Se nos ha olvidado lo que predicó San Pedro?

Hech 3:19  
Arrepentíos, por tanto, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados,

1ª Pe 4,1-3
Así pues, dado que Cristo sufrió según la carne, también vosotros armaos de la misma mentalidad, porque el que sufrió según la carne ha acabado con el pecado, para vivir el resto de su vida no según las pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios. Pues ya es bastante el tiempo transcurrido llevando una vida de gentiles, andando entre libertinajes, instintos, borracheras, comilonas, orgías e idolatrías nefastas.

Cristo dijo que la puerta de la salvación es estrecha y son pocos los que la cruzan. Hay quien pretende ensancharla a base de martillazos contra la fe que nos ha sido entregada. Pero quien obra así, engaña a los que viven en pecado, ofreciéndoles un camino de perdición. No se ayuda al pecador a salvarse restando importancia a sus actos contrarios a la voluntad de Dios, llamando situación irregular a lo que el Señor llama pecado. Se ayuda al pecador predicándole sobre la gracia que le transforma, que le justifica, que le santifica, que le hace capaz de dejar el pecado atrás. Quien no predique tal cosa, quien predique otro evangelio, como dijo san Pablo, es anatema. Ayer, hoy y siempre.

Como escribió el gran papa San Juan Pablo II:

Actitud del obispo hacia el pecador: creer en la victoria de la gracia sobre el pecado. Nuestra labor es traer la gracia. No capitular ante ningún pecado“. 
San Juan Pablo II, Cuadernos personales, 2 de septiembre de 1964.

Amén.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Lean el comentario de Manuel Bustos y mi respuesta. Aclara bastante las cosas sobre cuál era su intención.