La puerta hacia la salvación sigue siendo estrecha
Si Cristo ha enseñado algo, ya puede pararse el mundo, ya se le puede dar todas las vueltas que se quiera, ya puede quien sea intentar contradecirle, que la palabra del Señor permanece para siempre.
Y Cristo enseñó esto:
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Mt 7,13-14
Y:
Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
Luc 13,23-24
Eso no lo dice quien tiene interés en que la gente se condene, sino Aquél que dio su vida en la cruz para que todos puedan salvarse.
La puerta a la salvación tiene como jambas la conversión, la confesión y la penitencia. Nadie les equivoque con otra idea. Quien no se convierte de sus pecados, quien no hace propósito de enmienda, quien no se confiesa, quien no cumple la penitencia que le sea impuesta, está atrevesando la puerta ancha. Y lo peor de todo, puede creer que es la estrecha bajo la que está pasando. De hecho, en el evangelio de Mateo, justo después de decir lo de las puertas, Cristo nos advierte:
Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Mt 7,15
En ese sentido, es altamente preocupante lo que un sacerdote italiano ha contado a Sandro Magister en una carta. Cada vez se confiesa menos gente y además, muchos lo hacen rematadamente mal. Y el colmo de los colmos, es que los que no quieren confesarse bien, usan como argumento la interpretación errónea de determinadas frases del papa Francisco.
Estamos en pleno año de la Misericordia. El arzobispo de Sevilla acaba de pedir a los sacerdotes que se enganchen al confesionario. Pero me temo que habrá que pedir también que no cedan ante aquellos que están siendo engañados por la idea de que la puerta a la salvación es ancha. Sigue siendo estrecha. Lo que es anchísimo, enorme, imparable, es el poder de la gracia de Dios para transformar los corazones. La gracia no es salvoconducto para seguir pecando. Es instrumento de santificación. Y sin santidad, como dice la Escritura, nadie verá a Dios.
Santidad o muerte
Luis Fernando Pérez Bustamante
53 comentarios
Los abuelos o bisabuelos podían ser analfabetos pero jamás tuvieron una vacilación en los fundamentos sólidos de la fe cristiana y en cómo aplicarlas a sus complicadísimas vidas costase lo que costase. Hoy nos cuentan sus abnegadas vidas y nos parecen superhombres (especialmente las mujeres). Y no lo eran. Simplemente eran meros cristianos. Coherentes, eso sí, y por esa coherencia la gracia de Dios les hacía fácil lo que a nosotros nos parece un milagro.
Con los padres comenzó a cambiar esa coherencia, eran buenos cristianos en general pero ya cuestionaban -en materias muy específicas como la moral matrimonial- algunos fundamentos del pensar, del sentir y del vivir como cristianos.
Y llegamos a nosotros. Y vemos que nuestra generación abiertamente proclama un evangelio extraño donde conceptos como la cruz, la abnegación, el sacrificio, la ascesis, la puerta estrecha o el combate contra los engañosos conceptos del mundo están ausentes. Todo se envuelve en una especie de Dios acomplejado ¡arrepentido de castigar nuestra iniquidad!, que quiere pasar la mano y salvarnos seamos como seamos, nos convirtamos o no.
Creo que los altos pastores de la Iglesia tienen la principal responsabilidad de esa involución. Y el ejemplo perfecto estos días es la comparación de la "Mortaluim animos" de Pío XI con el lamentable vídeo expedido por el propio Vaticano el día de Reyes -coincidiendo para mayor escarnio con el aniversario de esa Encíclica-.
La "Mortaluim animos" la escuchaban nuestros abuelos en la Misa. Este vídeo lo ven todos los cristianos en YouTube. Por eso nuestros abuelos cristianos se parecen hoy a los cristianos de última generación como un huevo a una castaña.
La culpa no la tienen las pobres ovejas. La culpa la tienen los pésimos pastores los que han descarriado y siguen descarriando el rebaño. Hasta que los lobos acaben devorándolo por completo.
La Misericordia de Dios no es licencia para pecar.
Con respecto a la confesión, mi experiencia es que más daño que los falsos pastores, que en mi diócesis son pocos, hacen los pastores que no predican la confesión. Los confesionarios no se van a llenar porque los sacerdotes se pasen el día entero allí. Si en las homilías nunca hablan con claridad de la confesión, no esperen muchas confesiones, ni que éstas sean de buena calidad... ¡y menos se pongan a culpar al Papa! Nada más faltaba.
Todas los demás desastres vienen de ahí, si no recuperamos el estado de gracia, que más da lo que hagamos.
Yo me pregunto si no podría la Iglesia, en ejercicio de la autoridad que posee, autorizar, por ejemplo, las confesiones comunitarias, y darles validez, de modo que tantísimos cristianos que ya no acceden ni accederán a la confesión individual por rechazo cultural puedan volver a estar en gracia.
Esa sí sería una misericordia de efectos inmediatos.
Al Ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.
Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
Tú dices: "Soy rico; me he enriquecido; nada me falta". Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.
Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez, y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista.
Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete.
Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.
El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias".
APOCALIPSIS 3; 13 al 22
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Muchos creyentes hacen que termine sintiéndome mal cuando intento hacerles entender estas cosas (ojo: hablo de 'creyentes', no hablo de evangelizar ateos; son diálogos y reflexiones con otros creyentes).
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Y otra pildorita para meditar...
"El que cultiva su suelo se saciará de pan, el que persigue quimeras se hartará de pobreza.
El hombre sincero será colmado de bendiciones, el que quiere hacerse rico de golpe no quedará impune".
PROVERVIOS 28; 19 y 20
(Y cuando habla de hacerse rico, no habla de dinero. Perdón a la mayoría por esta catequesis de Perogrullo, pero todavía algunos siguen mirando la montaña esperando aparecer en la cima por arte de magia -o de misericordia mal entendida-).
Saludos y bendiciones
No vamos bien .....
GRACIAS LUIS FERNANDO!!
Pues...realmente, por lo que veo, oigo y leo, cada vez mas gente perdida, confusa, y con su propia y personal fe, no con la de Cristo.
"Y Cristo enseñó esto: Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.Mt 7,13-14
Y: Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Luc 13,23-24".
Lamentablemente esto ya casi ningún sacerdote lo dice o lo dice muy bajito para que nadie se dé cuenta.
Dices: "La puerta a la salvación tiene como jambas la conversión, la confesión y la penitencia. ". Yo agregaría que antes es necesario el reconocimiento del pecado, cosa que hoy se está perdiendo bastante. Sin la conciencia de pecado ni me entero de mi necesidad de convertirme. Desgraciadamente cada vez se está perdiendo más la conciencia de pecado.
Que el Espíritu Santo te siga iluminando en este Año 2016 que ha comenzado. Te deseo un año lleno de bendiciones.
Y todo esto pareciera que es para no quedar mal con nadie y nadie los mueva de donde están, no vaya a ser que pierdan lo que tienen "ganado con tanto esfuerzo".
Su prudencia no es por virtud ni utilitaria para la Iglesia, sino que es una caricatura de prudencia, al parecer fruto de miedos profundos a perder lo que tienen. Los realiza lo que tienen NO CRISTO.
Por esto, son agentes activos (directa o indirectamente) del Ministerio de Iniquidad.
Gracias Luis Fernando, gracias Infocatolica. Dios los bendiga y mantenga siempre fieles.
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LF:
Así que decir a la gente que se tiene que convertir y que Cristo advirtió que lo de condenarse es más "fácil" que salvarse... es provocar estrés. Vale.
Pues mire, mejor estresado y entrar en el cielo que entrar la mar de tranquilo en el infierno.
Además, quien vive en la gracia lo del estrés lo acaba superando.
Y después de especificar todos y cada uno de los pecado viene Cristo y nos dice, que nos sigue amando, a pesar de todos esos pecados y sus consecuencias. Ésta sí que es auténtica misericordia y lo demás son tonterías.
Todo ese amor y misericordia es imposible recibirlo si no se especifica cada uno de los pecados dándose por cada uno dolor de los pecados, arrepentimiento, compromiso de no volver a pecar y reparación. Además, si se oculta un pecado, solo uno, por pequeño que humanamente nos pueda parecer, se comete sacrilegio. Con lo cual es peor el remedio que la enfermedad, siendo esa confesión nula. Y en la siguiente confesión hay que confesarse por el sacrilegio cometido y de todos los pecados de forma específica.
San Alfonso María de Ligorio estaba confesando y vio al demonio en su confesionario. Le preguntó "¿qué haces tu aquí?" el demonio le respondió: "a éste yo le quité la vergüenza para que pudiese pecar, ahora se la estoy devolviendo para que no confiese ese pecado y se condene".
Todos hemos de procurar intensificar nuestra vida sobrenatural y pedir a Dios que aumente nuestra fe pero sobretodo los sacerdotes y obispos han de fortalecer la Fe y ser modelos de santidad.
EWTN y los portales como Infocatólica. Los laicos pueden y deben formarse por sí mismos, y el cuidado de las ovejas también es cosa suya. Los signos de los tiempos lo reclaman.
Para que la gente vuelva al confesionario en masa, ¡Atención, pastores! tenéis que predicar con convicción y sin complejos sobre la muerte, el juicio, el purgatorio, el infierno y el cielo, así como de la gravedad de las relaciones pre y extramatrimoniales, del onanismo y de los anticonceptivos. Estas acciones perversas que ni se nombran en las homilías son las que hacen que el infierno esté a rebosar y se está estudiando su ampliación, pues está a tope.
Ahora, si esto se corrige dejando de hablar de pecado, de arrepentimiento, de cambiar de vida, de metanoia..... y sustituyendo esta predicación por "misericordia" se resuelve, pues bendito (siempre) sea Dios.
Lo importante es la salvación de las almas.
Pero, en mi pobre opinión, no estoy TAN confiado en el método, sinceramente...
Eso es así porque el ofendido es una criatura limitada, y por lo tanto, para poder saber que el ofensor
- ha entendido que lo había ofendido haciendo X, y
- está decidido a no hacer más X,
necesita oirselo decir explícitamente por cada instancia de X.
"Pues eso es lo que sucede en la confesión: se pide perdón ante Dios mediante el sacerdote, por cosas concretas. Por ello es necesario especificarlas."
Dios no necesita que las especifiquemos vocalmente. Lo necesita el sacerdote para evaluar si estamos arrepentidos.
"Pero es que también el arrepentimiento es algo concreto por algo concreto. Por ello es necesario decir el pecado concreto."
En primer lugar, uno puede arrepentirse de los pecados en general, sin recordar en ese momento cada uno de los pecados. Si no, nadie podría hacer un acto de contrición y salvarse en peligro inminente de muerte si ha vivido alejado de Dios durante años, porque para arrepentirse necesitaria hacer primero un examen de conciencia detallado de todos esos años.
En segundo lugar, para arrepentirse no es necesario decir el pecado concreto. La necesidad de decirlo es para que el sacerdote pueda evaluar si hay arrepentimiento. Mas aun, en mi caso por lo menos, el arrepentimiento debe tener lugar ANTES de la confesion, porque yo soy monotarea, cuando estoy hablando no puedo sentir nada.
"Pero es que también el dolor por el pecado cometido es dolor por cada pecado concreto, no de forma genérica. Por ello es necesario especificar el pecado."
Nuevamente, en primer lugar uno puede dolerse por los pecados en general, sin recordar en ese momento cada uno de ellos. Y en segundo lugar, decir los pecados al sacerdote no es para dolerse uno, sino para que él pueda evaluar si uno está dolido de ellos. Ademas como dije antes, yo el dolor por los pecados tengo que sentirlo ANTES de confesarme, porque una vez que estoy hablando mi capacidad mental está ocupada en hablar y no queda capacidad disponible para sentir nada. Mi cableado neuronal vino limitado de fábrica.
"Pero es que también la promesa de no volver a pecar no es algo genérico sino concreto, de no volver a caer en ese pecado. Por eso hay que especificar el pecado."
Nuevamente, en primer lugar uno puede prometer guardar los mandamientos en general, sin recordar en ese momento cada uno de los mandamientos que quebrantó. Y en segundo lugar, la especificacion del pecado al sacerdote no es para concretar el propósito de no volver a cometerlo, (propósito que en mi caso DEBE haber sido formado ANTES), sino para que él pueda evaluar si el penitente tiene ese propósito.
"Todo ese amor y misericordia es imposible recibirlo si no se especifica cada uno de los pecados dándose por cada uno dolor de los pecados, arrepentimiento, compromiso de no volver a pecar y reparación."
Sí, ES posible en circunstancias extraordinarias. Alguien que ha vivido años alejado de Dios puede recuperar la gracia divina en dos minutos si está en peligro inminente de muerte, para lo cual no necesita, y obviamente no tiene tiempo, de recordar detalladamente cada uno de los pecados que cometió. Después, si tiene oportunidad, hará un examen de conciencia detallado y se los dirá detalladamente al sacerdote, pero la necesidad de decirlos detalladamente proviene de la limitación cognoscitiva del sacerdote que debe evaluar su arrepentimiento y su propósito de enmienda, no del arrepentimiento y del propósito de enmienda en sí mismos.
"Además, si se oculta un pecado, solo uno, por pequeño que humanamente nos pueda parecer, se comete sacrilegio."
Existe sacrilegio solamente si se oculta un pecado MORTAL, el cual por definicion no es pequeño.
TL: "cuando alguien ofende a otro lo normal es acercarse a él y pedirle perdón, pero no de manera general sino de forma específica por algo concreto."
Eso es así porque el ofendido es una criatura limitada, y por lo tanto, para poder saber que el ofensor
- ha entendido que lo había ofendido haciendo X,
- está arrepentido de haber hecho X, y
- está decidido a no hacer más X,
necesita oirselo decir explícitamente por cada instancia de X.
TL: "Pues eso es lo que sucede en la confesión: se pide perdón ante Dios mediante el sacerdote, por cosas concretas. Por ello es necesario especificarlas."
Dios no necesita que las especifiquemos vocalmente. Lo necesita el sacerdote para evaluar si estamos arrepentidos y decididos a no pecar más.
TL: "Pero es que también el arrepentimiento es algo concreto por algo concreto. Por ello es necesario decir el pecado concreto."
En primer lugar, uno puede arrepentirse de los pecados en general, sin recordar en ese momento cada uno de los pecados. Si no, nadie podría hacer un acto de contrición y salvarse en peligro inminente de muerte si ha vivido alejado de Dios durante años, porque para arrepentirse necesitaria hacer primero un examen de conciencia detallado de todos esos años.
En segundo lugar, para arrepentirse de un pecado concreto no es necesario decirselo al sacerdote. La necesidad de decirlo es para que él pueda evaluar si hay arrepentimiento de ese pecado.
Adicionalmente, en mi caso el arrepentimiento de los pecados, tanto en general como de cada pecado concreto cometido, DEBE tener lugar ANTES de la confesion, porque yo soy monotarea, cuando estoy hablando no puedo sentir nada.
TL: "Pero es que también el dolor por el pecado cometido es dolor por cada pecado concreto, no de forma genérica. Por ello es necesario especificar el pecado."
Nuevamente:
En primer lugar uno puede dolerse por los pecados en general, sin recordar en ese momento cada uno de ellos.
En segundo lugar, para dolerse por un pecado concreto no es necesario decirselo al sacerdote. La necesidad de decirlo es para que él pueda evaluar si hay dolor por ese pecado.
Adicionalmente, yo el dolor por los pecados, tanto en general como por cada pecado concreto cometido, DEBO sentirlo ANTES de confesarme, porque una vez que estoy hablando mi capacidad mental está ocupada en hablar y no queda capacidad disponible para sentir nada. Mi cableado neuronal vino limitado de fábrica.
TL: "Pero es que también la promesa de no volver a pecar no es algo genérico sino concreto, de no volver a caer en ese pecado. Por eso hay que especificar el pecado."
Nuevamente:
En primer lugar uno puede prometer guardar los mandamientos en general, sin recordar en ese momento cada uno de los mandamientos que quebrantó.
En segundo lugar, para formar el propósito de no volver a cometer un pecado concreto no es necesario decirselo al sacerdote. La necesidad de decirlo es para que él pueda evaluar si hay propósito firme de no volver a cometer ese pecado.
Adicionalmente, en mi caso el propósito de no volver a pecar, tanto en general como por cada pecado concreto cometido, DEBE haber sido formado ANTES de confesarme. Cuando estoy hablando no hay circuitos disponibles para ninguna otra cosa.
TL: "Todo ese amor y misericordia es imposible recibirlo si no se especifica cada uno de los pecados dándose por cada uno dolor de los pecados, arrepentimiento, compromiso de no volver a pecar y reparación."
Sí, ES posible en circunstancias extraordinarias. Alguien que ha vivido años alejado de Dios puede recuperar la gracia santificante rápidamente, lo cual es crítico si está en peligro inminente de muerte, haciendo un acto de contrición con el propósito de confesarse cuando sea posible, para lo cual no necesita, y obviamente no tiene tiempo, de recordar detalladamente cada uno de los pecados que cometió. Después, si es posible y cuando lo sea, hará un examen de conciencia detallado, se arrepentirá y dolerá de cada uno de los pecados, prometerá no volver a cometer cada uno de los pecados, y se los dirá detalladamente al sacerdote. Pero la necesidad de decirlos detalladamente proviene de la limitación cognoscitiva del sacerdote que debe evaluar el arrepentimiento y el propósito de enmienda, no del arrepentimiento y del propósito de enmienda en sí mismos.
TL: "Además, si se oculta un pecado, solo uno, por pequeño que humanamente nos pueda parecer, se comete sacrilegio."
Existe sacrilegio SOLAMENTE si se oculta un pecado MORTAL, el cual por definicion no es pequeño.
y "No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo" (Juan 17,16 )
Y 1 Juan 4,5 "Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye"
y Juan 15,19: "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia".
Y aquí el dilema y saber quién es o dónde y cómo está este individuo- iglesia de Filadelfia-; de quien Jesús, el Jesús Dios vivo, siempre vivo y presente; hoy día, diciendo lo que dice; y cómo diciéndolo EN TIEMPO DE VERBO PRESENTE no lo dice en tiempo de verbo pasado o futuro apocalíptico, que es nuestro tiempo.
Menos mal que mal que pese a esta falta de interés por lo que Jesús deja escrito añade:
"He aquí que yo te entregaré algunos de la sinagoga de Satán, de esos que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; yo los obligaré a venir y postrarse a tus pies y a reconocer que te amo ! (Ap. 3,9)
...yo lo obligaré, a unos y a otros; los de la jerarquía católica; y los que dicen ser judíos y no lo son,..
Esto lo dice el Santo el Verdadero, -Jesús el Cristo- el que tiene la llave- de la dinastía de David; la que abre y nadie cierra y nadie abre;... esta dinastía que mal que pese a LA SOLUCIÓN FINAL por principio de herencia genética transmitida, hasta nuestros tiempos nos es llegada.
Irse a confesar no es fácil porque supone un supremo ejercicio de humillación. Doble si encima, como suele suceder, el sacerdote da menos importancia a los pecados de los que uno mismo le da. Supone someterse a un juez diferente del de la propia conciencia, del que se espera que hable conforme al sentir de la Iglesia (lamentablemente esto a veces tampoco es así).
La confesión sacrental exige mucho del penitente y del confesor, y es de lo más difïcil de la vida habitual de la Iglesia, y por eso semiabandonado. Si a esto le sumamos que es frecuente objeto de burla por los no creyentes ya tenemos el cóctel explosivo.
Falta humildad, simplemente. A todos nos falta, porque el vicio jansenista es el càncer de la Iglesia, más que el semipelagiano.
Es más seguro el camino del pecador humilde que el de la virgen soberbia, tercer nocturno de Maitines de la Sagrada Familia.
Y uno puede ser soberbio con respecto a sus obras, sí, pero también con respecto a las gracias que reciba. En nada hay seguridad en esta vida salvo en la humildad.
Para hacer una buena confesión necesitamos mucha HUMILDAD. Reconocer en forma "específica" y no "general", delante del sacerdote, que representa al mismo Jesucristo, todos los pecados que hemos cometido nos exige superar la vergüenza que sentimos al reconocer nuestros pecados delante de otro. Este es el MODO ELEGIDO POR DIOS para perdonar nuestros pecados. San Alfonso María de Ligorio estaba confesando y vio al demonio en su confesionario. Le preguntó "¿qué haces tu aquí?" el demonio le respondió: "a éste yo le quité la vergüenza para que pudiese pecar, ahora se la estoy devolviendo para que no confiese ese pecado y se condene". Lo vivido por el Santo lo explica magníficamente.
Sigo pensando que Tito Livio lo expresó todo con mucha lucidez.
Bendiciones y muy feliz año.
en ningun momento cuestioné que la confesión de los pecados al sacerdote debe ser hecha en forma específica y no general. Lo que yo dije es algo totalmente distinto:
- Que uno puede arrepentirse de los pecados y proponerse guardar los mandamientos en general, sin recordar en ese momento cada uno de los pecados cometidos. Lo cual vale para la instancia inicial de la conversión, y permite salvarse si uno está en peligro inminente de muerte.
- Que el arrepentimiento y propósito de enmienda por cada pecado específico no es la razón por la que uno debe confesarlos al sacerdote. La finalidad de la confesión oral es que el sacerdote pueda evaluar si existen ese arrepentimiento y ese propósito de enmienda. Lo cual queda muy claro en los ejemplos que dió el sacerdote italiano del artículo de Sandro Magister, que justamente en el primer ejemplo constató que ambos requisitos para una absolución válida directamente no existían.
- Que el segundo punto queda particularmente evidenciado en mi caso, pues yo debo arrepentirme y hacer proposito de enmienda antes de confesar los pecados, porque no puedo hacer dos cosas a la vez. Tampoco puedo mantener una conversación si estoy manejando un automóvil. Algunos hemos venido al mundo con limitaciones.
Luc 13,23-24
Impresionante cita. Sí Cristo dice que: "muchos intentaran entrar" (salvarse) se debe asumir que se refiere a gente que no es hipócrita, sino de quien (en el caso del pagano) intenta llevar una vida según la ley natural inscrita en el corazón del ser humano. La misma Iglesia dice que: “quien sin culpa (ignorancia invencible) ayudados por la gracia observan la ley natural inscrita en su corazón, pueden salvarse”. No dice que se salvaran, sino que pueden salvarse, no es una afirmación, es una posibilidad.
La otra cita dice que: “pocos dan con ella”
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y POCOS DAN CON ELLA.
Mt 7,13-14
En el caso de quien no vive en ignorancia invencible, Cristo dice que: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrara al Reino de los Cielos”.
Luis López
Dentro del pueblo Israel la "legítima herencia genética recibida y transmitida a través de los tiempos" es aquella que, justamente, a través de los tiempos, legitima a los individuos que la llevan, conocidos o no, como verdaderos hijos o reyes de este pueblo. Siendo esto patrimonio del Dios de Israel del que solo Él conoce.
Dicho sea:
Mientras que Ismael, el hijo del desierto, por ser hijo de Abraham y de la esclava Hagar, no pudo ser hijo legítimo para definir al pueblo de Israel como pueblo hijos de Dios;
Isaac, el hijo de la Tierra prometida- por ser hijo de Sara como mujer de la misma estirpe que Abraham sí que lo fue.... "hijo legítimo en herencia genética transmitida y recibida .
A partir de aquí todo descendiente de Isaac será individuo portador de una herencia genética legítima de Jacob Israel. Y de entre estos, cada rey de este pueblo que solo Dios conoce; o conocía como fuere en el caso después conocido y comentado del rey David; quien a su vez, éste en continuidad de herencia genética la transmite a través de su hijo Salomón; Y así hasta que pasando por Juan el Evangelista; al final de los tiempos nos aparece el texto del Apocalipsis (Ap.3,7) en este rey -llave que cierra y nadie abre la dinastía de David-
Y lo que hoy más que ayer nos queda: La lucha muerte de dos descendientes -Ismael como hijo del desierto contra Isaac como hijo de la Tierra prometida- los que siendo hijos del mismo padre pero de distinta madre en continua pugna de ser o no ser en progenitura hijo de Abraham.
Por lo que respecta a Luis López y su mención a propósito de la mención la "Solución Final". Permítame decirle, si me entiende.
Que si a Herodes se le hubiera permitido matar al Rey de los Judíos - el Jesús niño- como aparece en los relatos evangélicos: El pueblo de Israel habría desaparecido. Y que si contra este saber o no saber del cómo y dónde el Niño -Jesús- se encontraba; esta Bestia Herodiana ordenara matar a todos los niños menores de dos años; La parte positiva, en doloroso llanto de Raquel, el pueblo de Israel pudo seguir existiendo más como INRI en la persona mística de Jesús el Cristo que como descendiente genético, en la persona de Juan el Bautista. Y a Jesús, niño, Herodes no lo mató; Y la legítima herencia genética, a través de los tiempos hasta nuestros días transmitida continuó. Y el pueblo de Israel no despareció.
Y aquí viene lo de la Solución Final.
Hitler, la Bestia Parda no supo, ni pudo saber dónde y cómo se encontraba la susodicha herencia genética transmitida; y personificada en este último rey de la dinastía de David -ver Apocalipsis 3,7-13 " llave que cierra y nadie abre". Y como Hitler, la Bestia Parda, en Solución Final -de fin de tiempo- no lo sabía: Mandó matar a todo el pueblo judío. Y en llanto de Raquel, una vez más, la Bestia no pudo con el pueblo de Dios en el descendiente del rey David.
Pero aún así, tenemos vergüenza y nos cuesta pasar por esa humillación. Pensémoslo bien. Hemos cometido una falta, error o pecado a alguien; hemos ofendido a alguien y nos sabemos culpables. Y vamos pensando que somos unos desgraciados y que no merecemos nada y que nos vamos a humillar para nada, porque no tenemos perdón. Y resulta que esa persona va y no nos hecha nada en cara y encima nos dice, gracias, gracias por venir y pedirme perdón, gracias por volver ¿no te das cuenta cuánto estaba sufriendo por tu alejamiento de mi? Porque a pesar de lo que me has hecho necesito estar en ti y tu necesitas estar en mi. Tu lugar es estar en mi corazón y mi lugar es estar en el tuyo. Y resulta que nosotros que veníamos pensando en que nos íbamos a humillar, pues resulta que quedamos ensalzados, elevados.
De tal manera, el daño pasado por el perdón (el auténtico perdón, el perdón católico) queda en nada, desaparece, deja de existir y todo es restituido. Pero no como al principio, no como antes de herir o pecar. Todo es restituido en un grado mucho mayor.
Es así que el Amor que es pasado por el perdón queda incrementado exponencialmente y los amantes quedan ensalzados, enaltecidos.
Visto así ¿dónde están las vergüenzas y humillaciones que creíamos que íbamos a pasar? No existen. Todo son tentaciones del Príncipe de este Mundo que quiere que veamos y sintamos y pensemos, y vivamos conforme a las valoraciones del mundo, alejándonos así de Dios.
"a quienes les perdonéis los pecados les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos." (Jn 20, 23).
Si el sacerdote no decide perdonar o retener los pecados en base a su evaluación del arrepentimiento y propósito de enmienda del penitente, ¿en base a qué lo va a decidir? ¿En base a la simpatía del penitente? En ese caso estoy frito...
Por otro lado, la carta del sacerdote italiano que LF enlaza en su artículo deja bien claro que el sacerdote evalúa si existe arrepentimiento y propósito de enmienda. Cito:
"Dos ejemplos valen por todos. Un señor de mediana edad, al que le pregunté con discreción y delicadeza si se había arrepentido de una serie repetida de pecados graves contra el séptimo mandamiento «no robarás», de los cuales se había acusado con una cierta ligereza y casi bromeando sobre las circunstancias, ciertamente no atenuantes, que los habían acompañado,"
La causa por la que los pecados, hoy, se perdonan tras confesión auricular y personal, y con expresión de los pecados concretos es porque la autoridad de la Iglesia así lo ha establecido.
Hace siglos estableció otros sistemas -que hoy nos parecen tan pavorosos que no creo que nadie los defienda- y hoy puede establecer otros.
Dios simplemente dio poder a la Iglesia para perdonar y para retener.
Si mañana el Papa dice, por ejemplo, que a partir de ahora sirve la confesión comunitaria, o dice que sirve con decir "he pecado contra el séptimo mandamiento", tal será la forma en la que Dios nos perdonará.
A mi, personalmente, me extraña que con todo lo partidario que es el Papa de poner las cosas fáciles, en esta, justamente, donde nadie puede discutirle su autoridad, no mueva ficha.
La confesión pudo tener importantes ventajas en el pasado, y mantener algún tipo de conversación con un confesor puede seguir teniendolo hoy en día. Pero yo creo que un sistema de confesión digamos generalista hoy tendría muchas más ventajas que inconvenientes.
El objetivo de la confesión no es aumentar nuestra humildad, ni humillarnos; es retornar al estado de gracia para poder vivir como cristianos.
La confesión auricular ya apatececen la Didaje (año 90) y en el siglo II san cipriano la define como declaración personal de los pecados y la adjunta a un tiempo de penitencia en el cual se realiza la satisfacción por el daño cometido. Establece las partes esenciales: dolir de los pecados, arrepentimiento, petición de perdón, propósito de la enmienda, reparación. Y tras ello se realiza la imposición de manos por la cual se da la absolución personal al pecador por sus pecados personales.
Esta practica queda canónicamente establecida en el concilio de elvira (300).
En el siglo Iv especialmente con y tras san Agustín, se establece dos formas de penitencia: privada, para los pecados que permanecen privados; y publica, para los pecados que se han realizado públicamente.
Sirvan estos apuntes para orientar un poco sobre el tema.
Solamente Él podrá hacer nuevas todas las cosas en el último día. Hasta que ese día llegue, el Reino de los Cielos se encuentra en lo alto del calvario y el trono de su Reino es la Cruz, y los que son de su Reino lo testifican con el martirio. Esta es la Buena Noticia, este es su Evangelio.
¡Que nos llene de gozo alimentarnos del Árbol de la Vida! ¡Amad a vuestros hermanos, a las ovejas descarriadas, a los endemoniados, y a esos que os odian especialmente! para que vuestra alegría sea completa.
"Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia," (Colosenses, 1:24)
Flavescite, serenate,
fugate lachrimas, animae beatae.
Expugnate, debellate
languores et dolores.
Ad fontem Gratiae
tormenta portate.
Et Christi vulnera,
vera caeli munera,
o care delitiae,
gustate,libate.
O suavis dulcedo, o dulcis suavitas,
ne timeas, cor meum, exubera laete
felix anima mea.
Eu, Iesu micare,
nepotes beare,
recurro ad te.
Cor meum impugna,
ne valde propugna,
tu suscipe me.
Alleluia.
(José de Torres, 1712)
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LF:
Le recuerdo a usted que es dogma de fe católico que el ministro del sacramento de la confesión es el presbítero o el obispo. En caso extremo, cuando no se puede acceder a una confesión sacramental, puede valer un acto de contricción perfecto. Pero si no nos confesamos con un sacerdote porque no nos da la real gana, ponemos nuestra salvación en claro peligro.
Es más, puede que un protestante tenga cierta ignorancia invencible sobre esa cuestión. Un católico mínimamente formado, no la tiene. Por tanto, no tiene excusa.
- Confesar públicamente los pecados ante TODA la comunidad, mayormente con el obispo presente.
- Confesar los pecados a un sacerdote.
Pero esa confesión siempre ha de ser detallada. Es decir. No basta decir: "he pecado" o "soy pecador". No, no. Hay que explicar en qué se ha pecado. ¿Qué resulta pastoralmente más adecuado? Pues parece obvio...
Las confesiones comunitarias que se suelen hacer hoy tienen de confesiones sacramentales lo mismo que las de los protestantes. O sea, nada. Es más, yo he visto confesiones más auténticas en cultos protestantes que esas patochadas que se hacen en algunas parroquias.
Así que dejémonos de gaitas. La confesión se hace como enseña Trento. El dogma está para acatarlo. Fin.
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LF:
La fe católica tiene que ser... católica. Si no, es otra cosa.
Lo del libre discernimiento me recuerda bastante al libre examen de las Escrituras. Es cosa protestante, no católica.
SEGUNDA PARTE
LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO
SEGUNDA SECCIÓN:
LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN
ARTÍCULO 4
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÓN
1489 Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás.
1490 El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro; se nutre de la esperanza en la misericordia divina.
1491 El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.
1492 El arrepentimiento (llamado también contrición) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si está fundado en otros motivos se le llama "imperfecto".
1493 El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia. Sin ser necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales está recomendada vivamente por la Iglesia.
1494 El confesor impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de "satisfacción" o de "penitencia", para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del discípulo de Cristo.
1495 Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver pueden ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo.
1496 Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son:
— la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
— la reconciliación con la Iglesia;
— la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales;
— la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
— la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual;
— el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.
1497 La confesión individual e integra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
1498 Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también para las almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados.
Muy amenas y originales sus ideas sobre el perdón de los pecados. Pena que no concuerdan con la fe de la Iglesia Católica:
El Sacramento de la Penitencia confiere el perdón de los pecados, devuelve la amistad con Dios, Y TAMBIÉN ES UN PROCESO DE CONVERSIÓN, DE PENITENCIA, DE HUMILLACIÓN:
Catecismo de la Iglesia:
1423 Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión [...]Se denomina sacramento de la penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.
1424 Se le denomina sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento.[...]
1450 "La penitencia mueve al pecador a soportarlo todo con el ánimo bien dispuesto; en su corazón, contrición; en la boca, confesión; en la obra, toda humildad y fructífera satisfacción"
Pero vamos, con esta prosa tiene todas las condiciones para fundar su iglesia propia...
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LF:
¿Ayuno y mortificación?
Pues no sé... ¿CRUZ?: SEGURO.
Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga....
No hay que confundir este acudir a la confesión para ser perdonado, con espíritu humilde y arrepentido de haber pecado. Con decir que la confesión sea causa o efecto de HUMILLACIÓN.
Con peores resultados de paz y para el espíritu la tranquilidad; humilla más el psiquiatra en el qué decir y para el enfermo el justificar; que el confesor para el pecador en el qué perdonar;
Y aquí, para el arrepentido, el perdonar sin cobrar que esto sí que es humillar.
Yo acepto la forma que la Iglesia determine de confesión, porque Dios le dio poder a la Iglesia para perdonar y retener. De nada sirve citar el catecismo, porque ya sé de sobra cómo son las condiciones actuales que la Iglesia ha establecido para perdonar los pecados.
Creo que la Iglesia podría cambiar esas formas, como cambió la confesión pública, y el perdón nos llegaría, entonces, tal como la Iglesia mandare.
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LF:
Ninguno de los cambios futuros, de haberlos, puede afectar a la esencia del sacramento. A saber:
- Que lo administra un presbítero o un obispo.
- Que se han de confesar todos los pecados mortales de los que se tenga recuerdo de haber cometido.
Así que no sé a qué viene todo esto, sinceramente.
No veo dónde el catecismo deje plantear dudas si la confesión es "mera costumbre" o "temas de fe"; es más, sus términos muestran convicción: "consagra un proceso"; "elemento esencial ".
Además, si consideramos que la santificación es conformarse al ejemplo de Cristo, tenemos que reconocer que fue el primero que se humilló, y más que cualquier otro hombre; y además de humillarse, se mortificó; y ayunó, y pasó noches sin dormir rezando.... esto nos debería dar alguna pista sobre el caracter de vía a ser recorrida, y la anchura de la puerta....
Ahora, si ud. considera que basta la fe.... tal vez su iglesia no sea la Católica...
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