Ya han votado los españoles, ¿y ahora qué?

Ayer se celebraron elecciones generales en España. El resultado es, más o menos, el que se esperaba para los dos partidos, PP y PSOE, que han gobernado este país desde la llegada de la democracia -si equiparamos al PP con UCD, que es mucho equiparar-, mientras que la extrema izquierda de Podemos ha logrado un situarse a menos de dos puntos porcentuales de los socialistas y el centro-izquierda de Ciudadanos ha obtenido menos votos de lo que esperaban pero los suficientes como para ser considerado como uno de los partidos a tener en cuenta para el futuro de este país.

En España ocurre además algo tan curioso como que partidos independentistas que quieren partir el país en pedazos obtengan un número de diputados importante, que tal y como han quedado las cosas pueden ser decisivos.

En mi opinión, y dado el cainismo propio de este país desde hace mucho tiempo, elemento que fue fomentado indecentemente por el señor Zapatero, es casi imposible que se pueda constituir un gobierno estable. Para que el señor Rajoy gobierne, el PSOE tiene que abstenerse. Y ya han dicho que no van a hacer tal cosa. Para que el señor Sánchez gobierne, debe aliarse con un partido leninista-chavista-antisistema y con partidos que quiere romper la unidad de España. Eso sería un suicidio político. Conclusión. O la vieja guarda socialista fuerza las cosas para que el PSOE deje que gobierne el PP en minoría, o volveremos a tener elecciones en primavera.

Como curiosidad, hay que decir que el partido que más votos ha obtenido sin llegar a alcanzar un escaño es el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal). Ni más ni menos que 219.191 españoles les han votado. Casi cuatro veces más que VOX, que ha alcanzado 57.753. SAIn (izquierda provida) ha logrado 4.516. Los Falangistas de las JONS llegan a los 7594 votos. Familia y Vida, 714. Doy los datos de estos cuatro partidos porque se supone que defienden el derecho a la vida y la familia. Se vuelve a confirmar que no hay ni siquiera cien mil españoles que tengan en cuenta esas cuestiones a la hora de votar. Anteponen ante otros temas o la estrategia del mal menor. Hay más españoles que votan a los que no quieren corrdas de toros que a los que no quieren clínicas abortistas. Eso, señores, no va a cambiar.

En noviembre del 2014 pregunté quién arreglaba el desastre que se nos venía encima con el auge de Podemos. Me equivoqué al decir que ese partido podría incluso llegar a ganar las elecciones generales. Pero no me equivoqué ni creo que me equivoque si digo que Podemos puede llegar a estar en futuros gobiernos de España. Dije entonces:

No tengo la menor duda de que un triunfo de Podemos sería un cataclismo para España. Estamos hablando de la peor extrema izquierda. La más anticlerical, la más antisistema, la más demagógica, la más populista en el peor sentido del término. Quien tiene como referente a Hugo Chávez no puede ser una alternativa de futuro seria para este país. Podemos propone un modelo económico que solo puede llevar al país al abismo. Y su programa social convierte al del PSOE en el paradigma del conservadurismo reaccionario.

El voto conservador está muy harto de la traición constante del Partido Popular. Pero a la derecha del PP, al menos por ahora, solo hay un gran desierto electoral. Ni Falanges, ni Impulsos Sociales ni Vox parecen, a día de hoy, capaces de romper el monstruo del voto útil. A Dios gracias, la extrema derecha xenófoba no alcanza tampoco muchos votos. Puede que el partido de Mariano Rajoy se desplome en las próximas elecciones, pero o se logra construir una alternativa creíble en la derecha española o España quedará en manos de una izquierda tirada al monte. Todo ello en medio de un nacionalismo secesionista que quiere romper la unidad de la nación.

Sigo diciendo lo mismo, pero con el añadido de que creo imposible construir nada en la derecha provida de este país que pueda obtener representación parlamentaria, aunque sea mínima. 

Estas elecciones han tenido otra novedad en la que casi nadie ha reparado. Por primera vez desde la llegada de la democracia, la CEE no ha emitido ninguna nota previa “orientando” el voto. Sinceramente creo que en la práctica esas notas no valen de nada porque no se las lee casi nadie, pero esta vez ni siquiera se han molestado en sacarla. Lo que la CEE hace en política pasa sobre todo por la línea editorial de sus dos principales medios de comunicación: Cope y 13TV.

Mientras en España el catolicismo no pinta absolutamente nada en la arena política, en Europa hay países donde resulta fundamental. Es el caso de Polonia y es el caso de Eslovenia, que acaba de lograr algo que parecía imposible en el Viejo Continente: dar marcha atrás a una ley de “matrimonio” homosexual. Algo debe de hacer bien la Iglesia en esos países que aquí no se hace. Pero dadas las actuales circusntancias del catolicismo español, veo igualmente casi imposible que algo cambie esencialmente en los próximos años. Seguiremos pintando cada vez menos y siendo arrinconados hasta extremos que ahora nos pueden parecer inconcebibles. Por ejemplo, no duden ustedes que si la izquierda vuelve a gobernar este país, la asignatura de religión desaparecerá. Y los colegios católicos concertados, poco a poco, también. Sinceramente, es lo que nos habremos buscado.

Luis Fernando Pérez Bustamante