Enfermos así necesitan a veces una ayudita para poder terminar
Venía un servidor de atender a un enfermo. Un hombre muy anciano cuya vida se viene apagando desde hace días. Su situación ahora mismo es dura. Situación de espera a que el corazón se canse de latir. Puede pasar en un momento o aguantar aún días o semanas. Cosas difíciles de comprender, pero los caminos de Dios sabemos que son inescrutables.
Al llegar a la parroquia me preguntan por el enfermo, y al responder que sigue igual y que puede mantenerse en ese estado días o semanas, una persona, creyente, practicante, de esas de misa dominical de toda la vida, me dice lo siguiente: “hay veces en que enfermos así necesitan una ayudita para poder terminar".
¿Se imaginan la cara que se me quedó? Sobre todo porque te das cuenta de cómo esa mentalidad de total desprecio por la vida ha ido entrando en nuestra sociedad bajo capa de misericordia para el enfermo. Nadie va admitir en principio el asesinato directo de una persona, pero… sí te dicen que sufre, que siente angustia, que es por su bien, que es para que descanse, pues eso, si te apelan a la misericordina al final lo que es un asesinato puro y duro acaba convirtiéndose en una obra de misericordia.
Me impacta comprobar lo rastreros que nos hemos vuelto, cómo está imperando el cinismo en nuestro mundo, con qué desfachatez justificamos la muerte de un ser humano disfrazándola de generosidad y altruismo. No se me olvidará aquella mujer que nos contaba cómo su hija había tenido que abortar por un supuesto problema del niño. Lo terrible es que nos hablaba de la generosidad de su hija, que prefirió renunciar a ese hijo antes que traer al mundo un ser que viviría sufriendo toda su vida. Pues aquí más de lo mismo: para que el pobre anciano descanse y descanse toda la familia se le ayuda un poquito a morir y qué buenos somos y que compasivos con el abuelo, pero de una patada al otro mundo.
Una persona en supuesto estado terminal, y digo supuesto porque todos conocemos a enfermos desahuciados que han seguido viviendo años, lo que necesita es cariño, cercanía, oración, el amor de los suyos y los auxilios de la fe que le administra la Iglesia. Quién sabe el sentido de esa enfermedad, de su lento acabar, de tantos días aparentemente estériles.
Pero eso de la “ayudita” me ha dejado trastornado. El caso es que esta persona que me lo dijo, al ver mi reacción se dio cuanta inmediatamente de la barbaridad que estaba defendiendo. Pero lo preocupante es cómo esa mentalidad que se vende como misericordia y que consiste en quitarse de en medio a los seres humanos cuya vida consideramos nosotros que no merece la pena, se nos cuela por todas los rendijas.
Pues ya podemos tener cuidado. Cualquier día nos pasa como al del chiste de la suegra: que se clavó una espina del rosal y no hubo más remedio que rematarla.
17 comentarios
God knows me and calls me by my name.…
God has created me to do Him some definite service;
He has committed some work to me
which He has not committed to another.
I have my mission—I never may know it in this life,
but I shall be told it in the next.
Somehow I am necessary for His purposes…
I have a part in this great work;
I am a link in a chain, a bond of connection
between persons.
He has not created me for naught. I shall do good,
I shall do His work;
I shall be an angel of peace, a preacher of truth
in my own place, while not intending it,
if I do but keep His commandments
and serve Him in my calling.
Therefore I will trust Him.
Whatever, wherever I am,
I can never be thrown away.
If I am in sickness, my sickness may serve Him;
In perplexity, my perplexity may serve Him;
If I am in sorrow, my sorrow may serve Him.
My sickness, or perplexity, or sorrow may be
necessary causes of some great end,
which is quite beyond us.
He does nothing in vain; He may prolong my life,
He may shorten it;
He knows what He is about.
He may take away my friends,
He may throw me among strangers,
He may make me feel desolate,
make my spirits sink, hide the future from me—
still He knows what He is about.
Let me be Thy blind instrument. I ask not to see—
I ask not to know—I ask simply to be used.
Mezcla usted dos cuestiones muy distintas,-eutanasia y aborto-, que afectan al mismo bien moral:la vida humana.
Yo creo que con independencia de la casuística abundante en ambos casos, que va desde gente que ha muerto agonizando y ahogado en medio de un cáncer de pulmón terminal, a la persona que vegeta años y años, hasta casos de insólitas recuperaciones,-cuando una persona decide acortar la vida de un ser querido, lo hace con mucho dolor en la mayoría de los casos, y con la idea de evitarle un sufrimiento estéril.
El asunto me parece éticamente complejo. Sí creo en el Testamento vital, con una serie de limitaciones, obviamente. Y si que creo que en el caso que nos ocupa, al menos no habría que prolongar activamente el sufrimiento de la persona...Tampoco sé exactamente en que situación de consciencia, deterioro y dolor presenta el señor, como para poder emitir un juicio más exacto.
Creo que en estos asuntos que presentan tantas aristas, debemos prescindir de prejuicios en todos los bandos ideológicos, y atender más a razones.Menos ruido y más nueces.
Pero la ayudita, o ayudaza, lo ha definido usted muy bien: cariño, cercanía, oración, el amor de los suyos y los auxilios de la fe que le administra la Iglesia.
Pero algunos de los cracks de que hablaba el articulo de ayer, muy mediáticos ellos, predican otra doctrina que desgraciadamente va calando.
Por otro lado, el testamento vital, no tiene que ver con la eutanasia.
Una cosa es paliar y luchar contra el dolor, y otra matar a una persona porque según el pronóstico ya es inevitable su muerte, y entonces démosle una ayudita...
Saludos cordiales.
Evidentemente la sociedad en los temas de eutanasia y aborto nos disfraza la verdad y va calando; nos la disfraza porque no podemos aceptarla de ninguna manera, ni siendo ateos, porque va radicalmente en contra de la naturaleza humana. Realmente cuando otorgamos la "ayudita" para morir o "evitamos" una vida llena de sufrimiento a un no nacido, lo que estamos haciendo es huir del dolor que estas vidas nos proporcionan a nosotros mismos (esto se refleja con una claridad espeluznante en la ley del aborto actualmente vigente en España). Existe, en definitiva, un horror al dolor y al sufrimiento y una gran búsqueda de placer y comodidad (no es lo mismo que felicidad, andamos errados)
¿Y qué hay detrás de este criterio? Pues sencillamente que la dignidad de la persona no radica en ser IMAGEN y SEMEJANZA DE DIOS, ni su valor es el de la SANGRE DE CRISTO que costó su redención, sino que nuestro valor es el de la satisfacción que podamos ofrecer a quien tiene el poder, si seremos capaces de satisfacer a nuestra madre después de nacer y no hacerla sufrir, o si podemos proporcionar alguna satisfacción (o al menos ausencia de dolor) a los demás ahora que ya no somos productivos.
D. Jorge, deberían ustedes dar la voz de alarma mucho más alto, se nos están colando por todas partes criterios nada cristianos.
Cada caso es diferente, pero mi opinión es que en enfermos terminales se debe aliviar el dolor mediante cuidados paliativos y dejar a la naturaleza que actúe, porque de lo contrario, congelaríamos a todos los moribundos y así no fallecería nadie.
Y por último, creo que los auxilios espirituales y el preparar a una persona para su encuentro con Dios, es algo de lo que se habla muy poco, pero resultaría enormemente útil para que perdiéramos el miedo a la muerte ¿Por qué la Iglesia de a pie habla tan poco de los Novísimos, que mucha gente acude a libros y programas que tratan del Más Allá solo por informarse mejor?
El mayor logro del Maligno es conseguir que nadie hable de él: Mundo, Demonio y Carne (Nada nuevo desde la Ascensión).
Gracias por su artículo, aunque se nota la amargura al escribirlo. Omnia in bonum. In Domino.
Saludos.
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