Amor de Dios, ley y cumplimiento de mandamientos
Llevamos un tiempo asistiendo a una interpretación realmente falsa y peligrosa de algunas de las palabras del papa Francisco, sobre todo cuando el Santo Padre arremete contra los que caen en los mismos pecados de los escribas y fariseos de tiempos de Jesús. Siempre existe la tentación de caer en un legalismo rigorista que deja a un lado la idea de que la ley está hecha para el hombre y no el hombre para la ley.
Ahora bien, lo que desde determinados sectores de la Iglesia -siempre los mismos- se transmite es la idea de que el papa Francisco propone una especie de antinomianismo “light”, por el cual lo único que verdaderamente importa es el amor y no la observancia fiel de los mandamientos morales que se derivan de la caridad. Y que eso de la sana doctrina es cosa del pasado que debe quedar como un objeto decorativo en el armario de nuestra fe.
Que el Papa no cree que la moral católica es un elemento caduco se demuestra por la cantidad de veces que ha hablado de la necesidad de acudir al sacramento de la confesión. El mes pasado lo dijo claramente: “Si has pasado mucho tiempo sin confesarte, no pierdas un día más”. Días antes tocó un tema que suele producir erisipela en los sectores progres del catolicismo, al asegurar que “Cuando se arruina el matrimonio con un adulterio, se ensucia la relación de Dios con el pueblo”.
Uno de los puntos que creo necesarios para comprender lo que el Papa dice cuando habla de escribas y fariseos aparece en la homilía del pasado martes en Santa Marta. Cito:
No hay posibilidad de salir solos de nuestro pecado. No hay posibilidad. Estos doctores de la ley, estas personas que enseñaban la ley, no tenían una idea clara sobre esto. Creían, sí, en el perdón de Dios, pero se sentían fuertes, suficientes, sabían todo.
He ahí el quid de la cuestión. No se trata de que la moral, el pecado, la confesión, el llamado a la santidad, etc, hayan dejado de tener sentido. Se trata de que la fidelidad solo es posible si nos reconocemos pecadores, débiles e incapaces de cumplir la voluntad de Dios por nuestras propias fuerzas. El que piensa que ya es todo lo justo que puede llegar a ser, es un pobre diablo que ha caído bajo el pecado de la soberbia. Cada cual debe mirar en su corazón para ver si encuentra al publicano que, en secreto, se arrepentía de corazón o al fariseo que se daba golpes de pecho diciendo a voz en grito lo justo que era comparado con el resto de pecadores.
Dicho lo cual, para despejar cualquier duda y desmontar la falsa idea de que el amor de Dios no tiene nada que ver con cumplir sus mandamientos, recordemos lo que enseña la Escritura:
Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues ésta es la caridad de Dios, que guardemos sus preceptos. Sus preceptos no son pesados.
(1ª Jn 5,2-3)
Y si alguno dice “amo a Dios, pero aborrece a su hermano, miente”
(1ª Jn 4,20).
El amor a Dios y el amor a los hermanos son dos mandamientos inseparables, y se verifican el uno al otro mutuamente.
El que comete pecado traspasa la Ley, porque el pecado es transgresión de la Ley.
(1 Jn 3,4)
No pretendas decir que amas a Dios si no cumples sus mandamientos. No te engañes en la idea de que a Dios le da lo mismo que vivas en pecado o no. Que te ame a pesar de tus pecados es una cosa. Que se quede impasible ante tu negativa a dejarte guiar por su gracia para alejarte de esa vida de pecado, es otra cosa muy distinta.
Luis Fernando Pérez Bustamante
13 comentarios
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LF:
Lo mismo es que él se ha encontrado con muchos. No sé.
Lo grave no es retorcer el cuello de una frase, sino es el hacerlo masivamente, en todas las palabras y gestos del Papa.
Porque luego se imparte falsa doctrina con toda esta interpretación sesgada del Papa.
Copiado de es.wikipedia.org/wiki/Thelema
Thelema es una filosofia de vida basada en las maximas, "Haz tu Voluntad sera toda la Ley," y "Amor es la Ley, Amor bajo Voluntad".
El ideal de "Haz tu Voluntad" y su asociación con la palabra Thelema tiene su antecedente en François Rabelais, pero fue más desarrollada1 y popularizada por Aleister Crowley, quien fundó una religión llamada Thelema basada en este ideal.
La palabra misma es la transliteración al inglés del sustantivo en griego Koine θέλημα: "voluntad", del verbo θέλω: querer, desear, propósito.
Escritos del cristianismo primitivo usan la palabra para referirse a la voluntad de Dios, la voluntad humana, e incluso la voluntad del opositor de Dios, el diablo.
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LF:
Ah... ¡qué cosas!
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LF:
Desde luego la situación de la Iglesia en Argentina es muy diferente a la de Italia y España. No hay más que ver las acciones y pronunciamientos de los obispos en uno y otro lado.
Y cuando uno lo escucha es claro que lo que dice se lo aplica primero a si mismo, con la esperanza que hagamos lo mismo. Por ejemplo es bueno preguntarse sobre cuanto tenemos de Simón el fariseo. Cualquiera de nosotros que diga que nunca actuó como él se miente a si mismo. Y siempre entendiendo que lo que le reprocha Jesús a Simón no es que cumpla con los preceptos de la ley.
Tengo como lectura diaria, además de la Biblia, una revelación privada donde la Virgen nos dice que el día del juicio se nos preguntará ¿Les has dado de comer y beber a tu enemigo? Y cuando digamos que si, se nos preguntará ¿Y lo haz hecho con amor? Y cuando Ella habla de amor, se trata del mismo amor que recibimos de Dios, ni mas ni menos ni de ningún otro de otra clase.
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LF:
Jamás he visto que el Papa haga el menor indicio de aplicarse a sí mismo lo de los fariseos y doctores de la ley. Nunca.
Soy una admiradora de las homilías de BVI y asidua lectora de sus obras pero Francisco tiene esa peculiaridad con sus homilias, me obliga a examinarme a mi misma. Entonces no hay ni confusión ni no le entiendo lo que dice ni la pregunta ¿A quien se estará refiriendo?.
Se está refiriendo a todos los que actuamos en algún momento como Simón, el cual le rogo al Señor que comiera en su casa, y no obstante Jesús oyendo lo que tenía en su corazón le tuvo que explicar:
"—¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste beso; pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien se le perdona poco, poco ama." Lucas 7: 44-47
En cambio el que está atado al demonio de la soberbia espiritual nunca pide perdón, jamás reconoce su pecado ni su error ni que a veces el celo exagerado lo pierde. Pero bueno cada uno escucha de las homilías del Papa lo que puede escuchar y hace lo que mejor puede.
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LF:
¿En qué país?
Hay muchas homilías suyas en Santa Marta que sirven para todos.
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