La conciencia y la autoridad de la Iglesia
Cuando Lutero montó un cirio a cuento de su oposición a algunas doctrinas católicas, tuvo el valor de jugarse el pescuezo acudiendo a la Dieta de Worms, celebrada en 1521. Iba con un salvoconducto del Emperador Carlos V, que garantizaba su vida aunque no se “solucionara” su rebeldía contra la Iglesia, pero en la memoria estaba lo ocurrido con Juan Huss. El emperador Segismundo le ofreció un salvoconducto para que Hus acudiera al Concilio de Constanza a explicar sus postulados, pero en el concilio, Hus se negó a retractarse y por ello fue condenado por herejía. El rey Segismundo de Hungría lo acusó de traición y le condenó a morir en la hoguera, ejecutándose la sentencia el 6 de julio de 1415. Aunque Lutero contaba con el apoyo importante del príncipe elector Federico el Sabio de Sajonia, dudo que eso le hubiera salvado la vida si el emperador hubiera querido cargárselo. De hecho, una vez retirado en el monasterio de Yuste, Carlos V aseguró que uno de los grandes errores de su reinado era haber dejado libre al heresiarca alemán.
Ese mismo valor que Lutero demostró para jugarse la vida al defender sus tesis ante la Dieta contrasta con su actitud ante los que él consideraba herejes o elementos indeseables de la sociedad en la que vivía. No hay más que ver lo que escribió ante la revolución de los campesinos o sobre los judíos. Pero no es ese el motivo de este post.
Lo que el ex-monje agustino alemán supuso para la Cristiandad fue el triunfo parcial de la tesis del libre examen. A saber, que la opinión particular de una persona sobre la interpretación de la Escritura debe prevalecer sobre la autoridad doctrinal de la Iglesia. De hecho, en Worms lo que se discutía no era si Lutero tenía o no razón en sus tesis sino si él era el que juzgaba las doctinas de la Iglesia o al revés. Estas fueron sus palabras una vez que se negó a retractarse:
Si no se me convence mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón - porque no le creo ni al papa ni a los concilios ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a si mismos -, por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!
Apelando a la conciencia personal y a su interpretación particular de la Escritura y la razón -esto último era curioso dado el concepto que él desarrolló sobre el pésimo papel de la razón humana, a la que llamaba la ramera del diablo-, se cargó de un plumazo la autoridad de la Iglesia, papas y concilios. El religioso había abierto la caja de los truenos. No era original, pues prácticamente todos los herejes y heresiarcas anteriores a él habían usado argumentos similares, pero el apoyo político que recibió de los príncipes alemanes hizo que la Cristiandad saltara hecha pedazos y que allá donde el catolicismo se retiraba pasara a ser sustituido por infinidad de sectas -en el sentido etimológico del término- basadas en las interpretaciones privadas de sus respectivos líderes. El propio Lutero tuvo tiempo de darse cuenta de a dónde llevaba su planteamiento y llegó a escribir lo siguiente:
“Hay tantas sectas y opiniones como cabezas. Este niega el bautismo; el de más allá cree que hay otro mundo en el nuestro y el día del juicio. Unos dicen que Jesucristo no es Dios; otros dicen lo que se les antoja. No hay palurdo ni patán que no considere inspiración del cielo lo que no es más que sueño y alucinación suya.”
Ahora bien, como bien explicó el Beato Heny Newman en una cita recogida en el Catecismo, la conciencia es el primero de los vicarios de Cristo:
La conciencia «es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de él, nos da órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y esperanza […] La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo» (J. H. Newman, Carta al duque de Norfolk, 5).
Enseña también el Catecismo, en línea con el Concilio Vaticano II:
Art 1782.
El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. “No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa” (DH 3)
Si la cosa se quedara ahí, parecería que Lutero hizo bien en poner la voz de su conciencia por encima de la autoridad doctrinal de la Iglesia. Pero el propio Catecismo da la clave para entender la falsedad de esa presuposición:
Art 1783.
Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas.
Y, de hecho, ocurre que se puede seguir la conciencia y estar equivocado:
Art 1790.
La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos proyectados o ya cometidos.
La responsabilidad moral del que obra en conciencia pero equivocadamente depende en buena medida de la actitud de la persona. Y el Catecismo habla del rechazo de la autoridad de la Iglesia como ejemplo de conciencia mal formada que causa una desviación en la conducta moral.
Art 1792.
El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral.
Un católico con la conciencia bien formada SABE que la Iglesia tiene autoridad plena (Magisterio) sobre la interpretación de la Revelación (Escritura y Tradición), de tal forma que debe de acatar sus dictámenes en cuestiones doctrinales y morales. Un católico con la conciencia mal formada piensa exactamente igual que Lutero y acaba por rechazar aquellas enseñanzas de la Iglesia que no coinciden con su parecer personal. Cuando hablamos de dogmas, esa diferencia de criterio, si se mantiene pertinazmente, hace que se incurra en la herejía.
Un católico con la conciencia bien formada optará por suspender su juicio personal en aquello en lo que no está de acuerdo con la Iglesia. Ese católico pedirá a Dios que le ilumine para poder entender y aceptar de buen grado lo que todavía no entiende y rechaza. Aunque mi ejemplo personal no vale casi de nada, diré que ese fue mi planteamiento cuando regresé a la Iglesia Católica. Tras ocho años y medio como protestante, todavía había dogmas que me resultaban un tanto chocantes y casi ajenos, pero le pedí al Espíritu Santo que me diera la gracia no solo de acatarlos sino incluso defenderlos. Y Dios me escuchó y me concedió esa petición. No veo razón alguna para que no haga lo mismo con cualquier cristiano que le pida lo mismo, tanto si está dentro de la Iglesia como si no.
Pero para poder haber llegado a esa situación, previamente hay que entender que no es la opinión personal la que debe prevalecer en caso de duda u opisición a la autoridad de la Iglesia. Si los padres de la Iglesia dijeron que no puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia por Madre, era por algo. Si Cristo dio autoridad a sus apóstoles y éstos a sus sucesores, no cabe otra opción que fiarse de su enseñanza y su guía. Porque quien les obedece, obedece al propio Cristo: “Quien a vosotros oye, a mí me oye” (Luc 10,16)
Esto no quiere decir que haya que obedecer a los obispos, o incluso el Papa, en cualquier ocurrencia que tengan. Si el Papa o mi obispo me mandan ducharme todos los días con agua fría, no tengo ninguna obligación de obedecerles. Y si preveo que puede ser malo para mi salud, debo desobedecerles. Es evidente que la autoridad llega a aquello que forma parte del depósito de la fe. Los pastores no son dueños de la Revelación sino sus custodios. No pueden alterarla a capricho, sino que han de proclamarla y procurar que no sea puesta en tela de juicio desde dentro del rebaño de Cristo. Sin duda los teólogos en comunión con la Iglesia pueden aportar mucho a la hora de avanzar en la comprensión de lo que se nos ha revelado. Pueden llegar incluso a ser aventurados en algunas proposiciones. Pero el papel de guardianes de la fe no les corresponde a ellos sino al Papa y los obispos.
Acabo este artículo citando el Concilio Vaticano II, de tal manera que queden en evidencia aquellos que apelan al mismo para justificar su rebeldía contra el Magisterio. Tras ratificar la infalibilidad tanto del Papa como de los concilios ecuménicos cuando proclaman de una forma definitiva la doctrina de fe y costumbres, enseña el Concilio (negritas mías):
Mas cuando el Romano Pontífice o el Cuerpo de los Obispos juntamente con él definen una doctrina, lo hacen siempre de acuerdo con la misma Revelación, a la cual deben atenerse y conformarse todos, y la cual es íntegramente transmitida por escrito o por tradición a través de la sucesión legítima de los Obispos, y especialmente por cuidado del mismo Romano Pontífice, y, bajo la luz del Espíritu de verdad, es santamente conservada y fielmente expuesta en la Iglesia. (Lumen Gentium 22)
Por tanto, todos deben atenerse y conformarse a lo proclamado de forma definitiva por la Iglesia. Pero aun en aquellas cuestiones que la Iglesia no ha definido una doctrina de tal manera, enseña el Concilio:
Los Obispos, cuando enseñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte, en materia de fe y costumbres, deben aceptar el juicio de su Obispo, dado en nombre de Cristo, y deben adherirse a él con religioso respeto. Este obsequio religioso de la voluntad y del entendimiento de modo particular ha de ser prestado al magisterio auténtico del Romano Pontífice aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se preste adhesión al parecer expresado por él, según su manifiesta mente y voluntad, que se colige principalmente ya sea por la índole de los documentos, ya sea por la frecuente proposición de la misma doctrina, ya sea por la forma de decirlo. (Lumen Gentium 22)
No cabe pues, escudarse ni excusarse en la conciencia para no aceptar las enseñanzas que la Iglesia ha indicado como pertenecientes a la fe y la moral católicas. Y quien así obra, se sitúa, en mayor o menor medida, fuera de la comunión eclesial.
Luis Fernando Pérez Bustamante
28 comentarios
Creo que es acertado el título, que menciona no solo la autoridad, sino también la conciencia de la Iglesia.
Apunto: No sómos como pilato que nos fiamos de cualquiera que le dice «si no fuera un malhechor no te lo hubieramos entregado», sino que nos fiamos de quien sabe y se deja instruir por una conciencia excelentísimamente formada. Tampoco lo hacemos por miedo al César como Pilato, sino por Confianza y Amor en Dios.
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LF:
Digamos que Lutero QUISO entregar la Iglesia al libre examen. Muchos le siguieron. Naciones enteras le siguieron. Pero no lo consiguió. Ahí sigue la Iglesia.
Otra cosa es que últimamente parece que muchos "católicos" actúan como Lutero.
LF:
San Agustín dijo que no creería en las Sagradas Escrituras si no fuera por la autoridad de la Iglesia Católica.
Pues eso.
En mis debates con evangélicos una de las cosas que les planteaba es que la propia Biblia no da pista alguna sobre una lista completa de los libros que la componen. Con lo cual, necesitan de una autoridad externa para saber cuáles son esos libros. Y que dicha autoridad solo puede ser la Iglesia.
Para mayor pena, hay tantos (curas rockeros,monjas mediáticas, teólogos ultraprogres), que, por encima de la unidad y buena salud de la Iglesia se mueren por un cuarto de hora ante las cámaras.
Admitir, como se hace hoy en día, todos los puntos de vista, las creencias más dispares, las opiniones más contradictorias, presupone un estado general de cansancio y esterilidad. Esto es lo que se llama 'tolerancia', 'democracia', 'liberalismo', que ha entrado como humo de Satanás dentro de la Iglesia. Es entonces cuando los adversarios coexisten - pero precisamente porque ya no pueden serlo -, las doctrinas opuestas se reconocen méritos unas a otras, porque ninguna tiene ya el vigor suficiente como para afirmarse, y la autoridad, que es el leit motiv de tu post, no es respetada. A mi juicio, Luis Fernando, las doctrinas no se consolidan más que bajo la mano firme, la mano que no tiembla, como en los tiempos gloriosos de las Cruzadas, con el espíritu de la Reconquista, o con el rigor necesario del Santo Oficio, aunque tuviese sus excesos. Entonces, solo entonces, florecía de verdad nuestra sagrada religión. Hoy se ha convertido en una especie de ‘reliquia’ denostada por todo el mundo, empezando por los herejes que anidan en ella, y que campan a sus anchas. La 'clemencia' episcopal hacia todos los Massiá, los Pagola, las Forcades, y otros muchos heresiarcas, nos muestra la decadencia, el nihilismo, la mundanidad que se ha instalado en la Iglesia, hasta el punto de que el propio Pablo VI habló del humo de Satanás que había penetrado por sus muros.
Hoy estamos contemplando el resultado de tanta tolerancia y buenismo posconciliar: se están quedando vacías las iglesias y están cerrando los conventos... Hay incluso diócesis que desaparecen para siempre, como tú mismo reconocías el otro día.
No tenemos que avergonzarnos los católicos, al contrario, nos podemos sentir muy orgullosos de nuestra gloriosa Historia: la Reconquista, las Cruzadas, el Santo Oficio, el Sacro Imperio Romano Germánico, el Imperio Español, las Órdenes de Caballería, el Vetus Ordo, la Contrarreforma... Lo que es vergonzoso de verdad es el presente, con esa manada de herejes que con total impunidad habla a favor del crimen del aborto, del satánico gaymonio, del divorcio y de todo lo que es el Mal ¡y hablan de ello dentro de la propia Iglesia...! Esto sí que es una vergüenza, ¿dónde está la autoridad? El buenismo que padecemos no es misericordia, es impiedad.
Un saludo en el Señor
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LF:
Dices: "En el tiempo en el que la Iglesia Católica enseñaba tales cosas, era verdaderamente la Iglesia".
¿Y qué es ahora?
Aunque no hace falta que te diga que estoy de acuerdo sobre las consecuencias de la falta de disciplina doctrinal, hay que tener cuidado con según qué cosas se digan.
Sobre el "extra ecclesiam, nulla salus" escribí varios artículos hace años. La Dominus Iesus sirve para ver como se enseña esa doctrina hoy en día.
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LF:
Si no hubiera sido Lutero, habría sido Zwinglio. O Calvino. U otro. Esas cosas suelen ser inevitables, como la caída de gran parte del Oriente cristiano y del norte de África a menos del Islam
Un saludo en Cristo Jesús
Y no por cuestiones doctrinales sino profanas, el pensamiento luterano secularizado es el esquema mental que utilizamos en el siglo XXI para dirigir nuestras vidas. Dudo mucho que la Iglesia, y me estoy refiriendo a los ambientes ortodoxos, no esta influenciada por el monje agustino.
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LF:
Los católicos fieles al Magisterio, no. Los otros, sí. Y lo que cabe preguntarse es en qué medida son católicos más allá de haber recibido el bautismo en la Iglesia.
Su protesta inicialmente es contra la autoridad de ciertas personas, Papa, obispos, superiores ... Luego da el salto dogmático a negar la autoridad de la Iglesia, para ello tiene que negar su carácter INSTITUCIONAL (sociología), (¿prevalecieron las puertas del Hades?); y su carácter PERSONAL (teología) como ESPOSA (cuerpo) de Cristo (el sumum de la esposa perfecta según Sb y san Pablo es la obediente, la que como cuerpo obedece a la cabeza).
Una vez que ya no somos cuerpo de Cristo, se suceden solas las tesis heréticas: no regeneración bautismal, razón corrupta, sola fide (negación del valor de la caridad ejercida), no a los méritos, secularización del matrimonio, divorcio, etc.
Leeros el "Audi Filia" de San Juan de Ávila, una joya que expone estas cosas muy sencillas a la luz del reciente Concilio de Trento.
Esto no quiere decir que haya que obedecer a los obispos, o incluso el Papa, en cualquier ocurrencia que tengan
Y ¿cómo distinguimos lo que son ocurrencias o normas morales deducidas de falsas concepciones ffilosóficas de todo lo demás?
Ejemplo: la anticoncepción o la esterilización por peligrosidad de un embarazo. Aquí la Iglesia actúa predicandonuna ocurrencia o dictando la moral?
Es que según tu manera de verlo no hay margen de equivocación por parte de la Iglesia.
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LF:
Si a alguien no le alcanza la inteligencia para comprender lo que he escrito, que consulte con su confesor.
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LF:
En menos de dos generaciones habrá más pentecostales que católicos en unos cuantos países de allá.
Y nació el absolutismo y después el liberalismo, al principio en las clases dirigentes y después el relativismo se extendió a toda la sociedad según se ha ido perdiendo el sustrato católico, en los países de tradición católica ha durado más, y aún quedan reductos pero que sometidos a presión van cediendo; Irlanda, etc.
Ha sido una especie de revolución a largo plazo, por eso hoy hay muchos que se consideran católicos y han asumido una tesis progresistas que hace pocos años hubiera sido impensable.
Por eso en los siglos XIX y XX liberales y socialistas tenían a la Iglesia por un enemigo, porque la consideraba un freno. Aún hoy bastaría que la Iglesia fuese aceptando los cambios sociales, ó al menos estuviera callada para que el anticlericalismo (de buena parte de la izquierda por ejemplo) desapareciera.
Creo que una de las causas de las desviaciones doctrinales es el modelo de sociedad que tenemos, de su influencia omnipresente, hay que hacer un esfuerzo casi diario para no caer en su influencia en un menor ó mayor grado. Un modelo que en realidad viene del protestantismo en el que se consideraba innecesaria una guía, es suficiente con el libre examen de cada uno porque el hombre se consideraba "autosuficiente", y si el hombre se considera autosuficiente puede decidir qué es moral y qué no.
Con la excusa de que los miembros de la Iglesia tenían fallos, pero era algo que Jesús ya había previsto cuando anunció que Pedro le negaría (lo que demuestra conocimiento de la naturaleza humana). Al final la teórica solución de ir por libre demostró que dentro de la Iglesia hay fallos (como anunció Jesús) pero que fuera ha habido más.
"Pues si alguien no cuida de los suyos, y sobre todo de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que un infiel."
Y por otro lado los textos en que Jesús promete su asistencia permanente a los Apostoles, y en particular a Pedro (Mt 16,18-19).
El tema es que el primer grupo de textos solucionaba de una manera simple su problema personal. Desde siempre se sabe que Lutero, antes de las 95 tesis, sufria de terribles escrupulos de conciencia. Y desde hace algunas decadas se sabe que los escrupulos no son otra cosa que la instanciacion, en el ambito de la religion, del trastorno obsesivo-compulsivo, y que el trastorno obsesivo-compulsivo, los ataques de ira, y la depresion, se deben a un desbalance de neurotransmisores. Y Lutero tenia estos tres problemas. Hoy los psiquiatras le habrian dado Prozac o similar hasta dejarlo zombie, pero en esa época no habia, ni psiquiatras ni Prozac.
En base a esto, mi hipótesis es que Lutero no podia estar seguro de si habia pecado de pensamiento porque no podia estar seguro de cuales habian sido sus pensamientos, porque su flujo mental era un torrente incontrolable. Eso, sumado al trastorno obsesivo compulsivo, causaba que tener la seguridad necesaria de que estaba en estado de gracia para salvarse, y mas inmediatamente para poder comulgar diariamente sin que fuese "motivo de juicio y condenacion" adicional, requiriese un grado de autoexaminacion torturante, el cual queda claro a partir de sus frecuentes y detalladas confesiones. Que el "examinese a si mismo" de 1 Cor 11,28 se referiese a los pecados, como efectivamente es el caso, implicaba para Lutero vivir en un estado permanente de tortura auto-infligida humanamente insoportable.
Lutero buscó una salida a esa situacion insostenible y halló esta: si la fe era suficiente para salvarse, ya no tenia que seguir torturandose autoexaminando sus pensamientos. El "examinese a si mismo" se referia solo a tener fe!
El problema de Lutero es que halló una solucion basada en el orgullo: "yo estoy bien y soy la referencia; la doctrina y praxis de la Iglesia estan equivocadas." Lo que tenia que haber hallado es una solucion basada en la humildad: "La doctrina y praxis de la Iglesia están bien y son la referencia, yo soy el que estoy neurológicamente jodido, mi cerebro trabaja mal y simplemente no tengo la capacidad para una práctica sacramental intensa como corresponde a un monje. Pido la reduccion al estado laical y vivo tranquilo practicando hasta donde puedo."
Lutero no tuvo en cuenta la diferencia entre "acatar" y "cumplir". Esta diferencia la tenian muy clara los virreyes de la America Hispana: cuando llegaba un decreto real, si un virrey juzgaba que su aplicacion, dada la realidad concreta de su virreinato, no iba a ser conducente al mayor bien comun, decia "se acata pero no se cumple". Pasando al plano individual, es comprensible que alguien no pueda hacer las conexiones neuronales para integrar una doctrina con otras, entonces "se acata pero no se procesa (la informacion)". Es tambien comprensible que ciertas practicas de piedad le supongan a alguien una sobrecarga, entonces "se acata pero no se practica", criterio que, aclaro, nunca se aplica a los mandamientos, porque estos son "no hacer tal cosa", lo cual nunca sobrecarga y siempre es posible.
Pero en todos los casos la persona con esas limitaciones debe callarse bien la boca y dejar vivir tranquilos a los que, no teniendo esas limitaciones, pueden procesar las doctrinas y/o hacer las practicas. En el caso de Lutero, en cambio, fue tragico que la solucion erronea que el encontro a su drama personal causado por su disfuncionalidad neurologica termino afectando a millones de personas que no tenian ese problema.
Creo que no me he explicado bien. ¿Cómo distingues las normas morales dictadas por la Iglesia de ocurrencias personales? La anticoncepción tuvo un dictamen positivo por la comisión que formó Pablo VI para estudiarla y luego, de un plumazo, decidió que no era moral, una sola persona, basándose en no se sabe que argumentos decidió que era moralmente mala. ¿Comprendes ahora lo que quierodecir?
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LF:
Comprendo que no aceptas la doctrina católica sobre el papado, que tan claramente explicó el Concilio Vaticano II. El dogma de la infalibilidad papal consiste en esto. Fíjate en las negritas:
El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta misma infalibilidad en razón de su oficio cuando, como supremo pastor y doctor de todos los fieles, que confirma en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), proclama de una forma definitiva la doctrina de fe y costumbres . Por esto se afirma, con razón, que sus definiciones son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia, por haber sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo, prometida a él en la persona de San Pedro, y no necesitar de ninguna aprobación de otros ni admitir tampoco apelación a otro tribunal. Porque en esos casos, el Romano Pontífice no da una sentencia como persona privada, sino que, en calidad de maestro supremo de la Iglesia universal, en quien singularmente reside el carisma de la infalibilidad de la Iglesia misma, expone o defiende la doctrina de la fe católica.
El tema de la anticoncepción no tenía rango de dogma de fe, pero se aplica la misma idea. A saber, que es el Papa el que tiene la última palabra en cualquier controversia sobre doctrina o moral. Así que por más dictámenes que emitan sopotocientas comisiones, si el Papa dice que no a esos dictámenes, es que no.
Y el que no acepta eso, difícilmente puede ser católico.
1.Leyendo el catecismo de la Iglesia Católica, si me gusta leer.
2. Sintonizando la EWTN, si me gusta la tele.
3. Haciéndome asiduo de InfoCatólica, si me gusta navegar por la red.
Tres soluciones seguras contra la herejía.
Los heterodoxos no dejan de ser unos tontos útiles de los que se aprovechan otros con intereses superiores.
Los leo para tratar de entenderlos y realmente son inescrutables, rezaré por Uds. para que Dios los ilumine y no se confundan, no me refiero a que sigan el magisterio de la Iglesia Católica, pues eso forma parte de su fe y eso nunca lo voy a criticar en todo caso estaré vigilante para que se les respete, pero no pueden imponer a nadie lo que para Uds. son sus certezas, Uds. me confirman en mi fe Protestante y Metodista y en luchar por la tolerancia y la paz para todos.-
Bendiciones
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LF:
La misericordia de Dios en ese acto estaba exactamente en el mismo sitio que en la hoguera que quemó a Servet en la Ginebra de Calvino o en las barcazas llenas de anabaptistas que Zwinglio mandaba hundir en medio de los lagos suizos.
No creo que nadie quiera que volvamos a esas épocas.
A eso me refiero, ni los autos de fe de la inquisición, ni las hogueras de los puritanos, ni la quema de iglesias de la rebelión campesina de Alemania estaba presente Dios, son hombres que en base a su supuesta fe y en nombre de quien dudo conocieron alguna vez se justificaban a si mismo, y todas las iglesias están formadas por simples hombres, desde el mas simple fiel, hasta la mas encumbrada jerarquía, todos iguales ante Dios, por eso El nos ilumina y a nuestra conciencia y solo El
Borro tu comentario porque la conquista de América no tiene absolutamente nada que ver con el tema del post. Además de que lo que afirmas me parece absurdo, pero eso sería lo de menos.
Y en todas las épocas los imperios han creado corrientes de pensamiento y modelos de vida que lo abarcan todo, y por supuesto la religión.
Cuando estrenaron la película "Lutero", yo no fui a verla porque me imaginaba que sería una apología del personaje. Cual no fue mi sorpresa, cuando en una reunión parroquial, el coadjutor que había entonces en mi parroquia, había ido a verla. Yo creía que los sacerdotes no podían, o mejor no debían ir a según qué clase de películas. Cuando le pregunté que le había parecido, me respondió, de una forma que a mi me pareció "algo comprensiva" con el personaje, "Eran otros tiempos" me dijo.
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LF:
Si la sociedad actual estuviera muy influenciada por el protestantismo conservador, que es el mayoritario entre el protestantismo de EE.UU, sería más puritana. Y no es el caso.
"Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo"
Y a través de esa definición quisiera exponer que el valor de la recta conciencia empieza precisamente en esa autopercepción.
Por naturaleza (porque así nos hizo Dios) uno no puede mentir sin que su cuerpo lo delate. Es algo involuntario. Si yo percibo esos cambios fisiológicos en mi cuerpo (soy consciente de ellos), sé cuándo estoy mintiendo y cuando no. Pero también puedo entrenarme para decir mentiras sin temblar, dejo de percibirme a mí mismo y termino creyéndome mis propias falsedades.
Una persona que tuviera una conciencia total, que pudiera percibirse a sí mismo sin límites y que hubiera recibido la gracia de la Fe, podría reescribir lo fundamental de la Biblia sin fallar nunca, porque su conciencia le diría qué es cierto y qué es falso.
Si no lo hacemos, es porque nuestra conciencia vive adormecida, estamos sujetos a nuestra concupiscencia, a nuestras pasiones y lujurias y terminamos diciendo "lo que REALMENTE quería decir Jesús es que...", para acomodar Su enseñanza a nuestros deseos.
Con esto quiero decir también que las tesis de Lutero podrían haber sido ciertas, si a Lutero no lo hubiera movido su desprecio contra la jerarquía. Pero su conciencia, de la que tanto se enorgulleció, quería demostrar que el Papa estaba equivocado. Y por eso terminó equivocándose. Exactamente igual que todos los palurdos y patanes que siguen haciendo lo mismo hoy día.
Sobre el recuerdo nostalgico que veo en muchos de la edad media la verdad que es dificil no tenerlo por la gran epoca que supuso para la Iglesia (con todas las imperfecciones que se quiera) y sobre todo comparandola con la de ahora. Pero de ahi a perder la esperanza que veo en muchos creo que hay un trecho si hubieran perdido la esperanza los cristianos que eran arrojados a los leones en Roma no nos hubieran legado el deposito de la fe.Falta quizas muchas veces confianza en la victoria en el por venir reinado de Cristo y tambien ahi que decirlo y es algo que a mi personalmente me ayuda ,me espabila y no soy masoquista ,falta pensar en el infierno yo todos lo dias lo hago me imagino la ausencia eterna de Dios de mi familia de toda la humanidad de todos los tiempos que pienso en el cielo podre conocer uno a uno sin saber como y que en el infierno desconoceria por completo.
Y el que no acepta eso, difícilmente puede ser católico.
Entonces, Luis Fernando, ¿en qué temas puede un cristiano utilizar el dictado de su conciencia aunque éste contradiga en algún punto las enseñanzas de la Iglesia?
¿Ves cómo tu post no tiene ningún sentido?
La conciencia es la primera instancia de nuestros actos morales y por eso se dice que si lo que dicta la Iglesia nos pareciera ir en algún caso contra ella deberíamos obedecerla a ella antes que al mismísimo Papa.
Mira, te cuento el caso de mi mujer que después de cinco embarazos y todos con problemas serios contra su salud, los médicos aconsejaron ni un intento más. Responsablemente propusimos los métodos naturales y los mismos médicos nos dijeron que estábamos locos. Acudimos a la Iglesia que nos aconsejó de todo pero en última instancia la abstinencia absoluta. Ya te mandaré lo que escribí en ese momento, un documento de 25 páginas demostrando que la Iglesia se equivoca caracterizando una ligadura de trompas o una histerectomía como anticoncepción en lugar de mutilación y que no consigue argumentar de manera convincente y racional la imposibilidad de uniones sexuales en un matrimonio en esta tesitura, imponiendo a una mujer que ya es en la práctica estéril, la pesada carga de la abstinencia absoluta.
Mira, lo siento pero mi conciencia me dicta cosa. Llámame hereje si quieres.
Saludos
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LF:
Preguntas:
¿en qué temas puede un cristiano utilizar el dictado de su conciencia aunque éste contradiga en algún punto las enseñanzas de la Iglesia?
Respondo:
En ninguno que tenga que ver con la doctrina y la moral. Así de simple. Eso, como norma general. Luego hay casos concretos, lo que se conoce como casuística, en la que se puede pedir el consejo de un buen director espiritual. No sé si es tu caso o no. No entro en eso.
Lo he explicado bastante bien en el post:
Un católico con la conciencia bien formada SABE que la Iglesia tiene autoridad plena (Magisterio) sobre la interpretación de la Revelación (Escritura y Tradición), de tal forma que debe de acatar sus dictámenes en cuestiones doctrinales y morales. Un católico con la conciencia mal formada piensa exactamente igual que Lutero y acaba por rechazar aquellas enseñanzas de la Iglesia que no coinciden con su parecer personal.
Y
Un católico con la conciencia bien formada optará por suspender su juicio personal en aquello en lo que no está de acuerdo con la Iglesia. Ese católico pedirá a Dios que le ilumine para poder entender y aceptar de buen grado lo que todavía no entiende y rechaza.
¿No estás de acuerdo? Pues qué le vamos a hacer, oye.
No me mandes lo que has escrito en contra del magisterio de la Iglesia. No tengo intención alguna de leerlo.
Y esa libertad del "libre examen" se ha convertido una vez más en libertinaje.
Conozco a muchas personas que se confiesan cristianas y católicas y se han hecho una religión a su medida.
Un saludo Luís Fernando.
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LF:
Vale.
Creo que los motivos reales, fueron mucho más complicados que eso, y no me extrañaría que según su conciencia, estuviera actuando bien. No se puede olvidar lo que era la Iglesia en aquellos tiempos y por lo que sé, su cambio de actitud fue a partir de un viaje que realizó a Roma.
Aún hoy en día, conozco personas que han visitado el Vaticano, y esa visita no les ha hecho mucho bien al espíritu.
Dice Victor, que observa que muchos hemos perdido la esperanza. Yo soy una de ellas. No confío absolutamente nada en un futuro feliz para la humanidad y he perdido la fe en el hombre.
Creo que el infierno es precisamente lo que él cita. Una ausencia total de Dios. Y eso es lo que piensan los ateos (una buena parte "real" de la población). Cuando dicen que no hay otra vida detrás de esta,
en realidad están diciendo que lo que hay detrás de esta vida es el infierno. La ausencia de Dios y la desesperanza, por tanto más absoluta.
Y entonces la vida deja de tener sentido, y se producen muchas cosas muy malas a partir de esa idea.
Después de haber leído todos vuestros comentarios, llego a la conclusión de que añoro los tiempos de mi niñez, en cuanto a religión se refiere. Todo estaba claro, no había ninguna clase de dudas, no sabía de disensiones en la Iglesia, que seguramente las habría, no había nadie negando a Dios, la Virgen y los Santos y llevando la duda a tantas personas, cuando no la pérdida absoluta de la fe. La primera misa que recuerdo, (tendría yo unos dos años), creía que eran los mismos ángeles los que cantaban y que la iglesia era una "sucursal" del Cielo, pues la veía enorme y sus naves estaban iluminadas por la luz que se filtraba a través de las cristaleras, haciendo de la iglesia un ambiente mágico. Y según mis propios padres, las personas que negaban la existencia de Dios, era porque estaban locos.
¡Qué tiempo tan feliz!
No debato de este tema con no católicos.
Además, como ya he informado en mis últimos posts, durante un tiempo indefinido están cerrados los comentarios en este blog.
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