Don Demetrio y el "nunca digas jamás" de Juan Rubio
Mons. Demetrio Fernández es un obispo español al que le gusta decir las cosas claras. Y las dice de forma que se le entiende todo. Y eso le lleva a ser muy molesto para toda esa serie de católicos de vía estrecha que piensan que la fe de la Iglesia es una especie de tobogán del que uno se sube y se baja como si estuviera en un parque infantil.
El obispo de Córdoba ha escrito una carta para sus fieles en las que explica lo que hizo Cristo con las mujeres. Por ejemplo, recuerda que “cuando la mujer no tenía ningún derecho y podía ser repudiada en cualquier momento, Jesús sitúa a la mujer a la misma altura que el varón. No sólo la mujer comete adulterio si se va con otro, también el varón comete adulterio si se va con otra“. Pero lo que ha llamado la atención a algunos medios de comunicación es que don Demetrio haya recordado algo que todo el que sea católico debería saber y aceptar. A saber, que el sacramento del orden sacerdotal está reservado para los hombres.
Eso le ha supuesto recibir una cascada de críticas, ataques, desprecios y demás epíteros similares. Estas son las palabras del obispo:
Algunos se empeñan en reivindicar hoy el sacerdocio femenino, el sacerdocio de la mujer, como si fuera un derecho, como si fuera una cota de poder. La Iglesia no es dueña absoluta de los dones que le ha otorgado su Maestro, y ha respondido que no puede hacer algo diferente a lo que ha hecho su Maestro y Señor, Jesucristo (JPII, Ordinatio sacerdotalis, 1994). El sacerdocio ministerial es un don, nunca un derecho. Por tanto, no puede entrar en el mercado de los derechos humanos, ni debe ser objeto de reivindicaciones. Y de manera definitiva la Iglesia ha establecido que la ordenación sacerdotal sólo puede concederse a varones. Esta sentencia no podrá ser reformada nunca jamás, porque el Papa Juan Pablo II la ha dictado apoyado en el ejemplo de Jesús, en la Palabra de Dios, en la tradición viva de la Iglesia y en su infalibilidad pontificia.
¿Tiene razón el obispo de Córdoba? Leamos el último párrafo de la carta apostólica a la que hace referencia (negritas mías):
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.
¿Qué parte no se entiende de “alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia"? ¿Que parte no se entiende de “en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos"? ¿Qué parte no se entiende de “este dictamen debe ser considerado como definitivo"? A ver, que alguien me lo explique, por favor.
Aun así, hubo algunos, muchos o pocos, que dudaron sobre el carácter irrevocable y definitivo de la sentencia de Juan Pablo II sobre esa cuestión. Y preguntaron a la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¿Cuál fue su respuesta? Esta (negritas mías):
Pregunta: Si la doctrina que debe mantenerse de manera definitiva, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.
Respuesta: Sí.
Esta doctrina exige un asentimiento definitivo, puesto que, basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Lumen gentium, 25,2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la Audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Respuesta, decidida en la Reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.
O sea, le preguntan a Roma si lo que ha dicho el Papa es doctrina pertenciente al depósito de la fe, lo cual significa que no se puede cambiar. Y Roma responde que sí, que ha sido definida infaliblemente por la Iglesia. Y la respuesta viene con el visto bueno y la orden de publicación del mismísimo Papa que hizo la declaración previa. ¿A qué viene seguir dudando o negando?
Para los que todavía permanecen en una ignorancia no culposa, conviene que se lean el comentario de Doctrina de la Fe a la respuesta dada a la pregunta sobre el carácter de esa doctrina. Vuelvo a citar (otra vez negritas mías):
… la Respuesta afirma que esta doctrina pertenece al depósito de la fe de la Iglesia. Se debe subrayar, pues, que el carácter definitivo e infalible de esta enseñanza de la Iglesia no ha nacido de la Carta Ordinatio sacerdotalis. En esa Carta, como también explica la Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Romano Pontífice, teniendo en cuenta las circunstancias actuales, ha confirmado la mencionada doctrina mediante una declaración formal, enunciando de nuevo quod semper, quod ubique et quod ab omnibus tenendum est, utpote ad fidei depositum pertinens. En este caso, un acto del Magisterio ordinario pontificio, por sí solo y en sí mismo no infalible, atestigua el carácter infalible de la enseñanza de una doctrina ya poseída por la Iglesia.
En otras palabras, el Papa Juan Pablo II, en un acto del Magisterio ordinario pontificio, ha sentenciado que la Iglesia ha sido infalible a la hora de enseñar que la Iglesia no tiene autoridad para administrar el sacramento del orden sacerdotal a las mujeres.
¿Qué pena canónica cabe aplicar -y no se aplica- a los que siguen diciendo que se pueden ordenar mujeres? La decretó Juan Pablo II en Ad Tuendam Fidem (texto de obligada lectura para los que quieran saber las diferencias de rango en las doctrinas católica):
Por todo lo cual, movidos por esta necesidad, hemos decidido oportunamente colmar esta laguna de la ley universal del siguiente modo:
A) El can. 750 del Código de Derecho Canónico de ahora en adelante tendrá dos párrafos, el primero de los cuales consistirá en el texto del canon vigente y el segundo presentará un texto nuevo, de forma que el can. 750, en su conjunto, diga:
Can. 750
§ 1. Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria.
§ 2. Asímismo se han de aceptar y retener firmemente todas y cada una de las cosas sobre la doctrina de la fe y las costumbres propuestas de modo definitivo por el magisterio de la Iglesia, a saber, aquellas que son necesarias para custodiar santamente y exponer fielmente el mismo depósito de la fe; se opone por tanto a la doctrina de la Iglesia católica quien rechaza dichas proposiciones que deben retenerse en modo definitivo.
Can. 1371
Debe ser castigado con una pena justa:
1º quien, fuera del caso que trata el c. 1364, §1, enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el can. 750, §2 o en el can. 752, y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se retracta;
Bien, pues todo un sacerdote y director de un medio de comunicación católico -al menos nominalmente- ha replicado al obispo de Córdoba. Y lo ha hecho de la siguiente manera:
Acaba de decir el obispo de Córdoba en su carta semanal que “jamás” las mujeres podrán ser sacerdotes. Y lo argumenta con el Magisterio de la Iglesia. Hay que tener mucho cuidado con el uso de los adverbios de tiempo. El “jamás” sobra. Echando un ojo a la Historia de la Iglesia, este “jamás” se tumba fácilmente, porque muchas cosas que la Iglesia hubiera considerado impensables se han hecho realidad.
“No digas nunca jamás”. ¿O no recuerdan ustedes cuando se decía que las mujeres no tenían alma? ¿O que los indios también estaban exentos de ella? El jamás es peligroso, ademas de ser ofensivo. Las doctrinas evolucionan; y menos mal.
Poner el jamás así tan de frente es un peligro. Con un adverbio como este se puede llegar a ofender, sin necesidad y se ahonda en luchas absurdas. No me imagino a los papas en su magisterio usar este iam magis. No existe.
Por eso querer poner adverbios al magisterio pontificio es peligroso, además de incurrir en ofensas y, por supuesto, arriesgado porque… si repasamos la Historia de la Iglesia, quién iba a decir a un fraile del medievo que un día, pasados los siglos, un descendiente de aquellas tierras habitadas por indios sin alma sería sucesor de Pedro en el Vaticano. Don Demetrio, no diga “nunca jamás”.
¿Cuándo ha enseñado el magisterio de la Iglesia que las mujeres y los indios no tienen alma? ¿cuándo? Que el P. Rubio nos lo explique, por favor. A los que no tenemos tantos conocimientos como él, nos convendría saberlo. ¿La Virgen María, al ser mujer, según el pensamiento de la Iglesia, no tenía alma? ¿No tenían alma los indios, según la Iglesia, que, por ejemplo, desde el principio de la acción misionera en América fueron evangelizados y bautizados? El P. Rubio no solo afirma falsedades, sino estupideces anti-históricas ridículas e insostenibles.
Le molesta al director de Vida Nueva que el obispo diga “jamás". ¿Y en qué se diferencia el “jamás” de don Demetrio del “la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres” y “este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” de Juan Pablo II?
No atacan solo al obispo de Córdoba. Atacan al papa Juan Pablo II. Atacan a la autoridad doctrinal del Vicario de Cristo. Atacan a la autoridad del Magisterio de la Iglesia. Atacan a la Iglesia. Y, sobre todo, atacan a la fe sencilla de los fieles, queriendo infundir en ellos la duda en esta cuestión, a pesar de que el Obispo de Roma ha querido precisamente que no tengan duda alguna sobre una doctrina fundamental.
Creo que es hora de que los obispos empiecen a aplicar el código de derecho canónico con los sacerdotes y religiosos que públicamente arremeten contra la enseñanza de la Iglesia en esta materia. Y quizás se acerca la hora de que algún papa se plantee dar un paso más y elevar a rango de dogma a la doctrina infalible que enseña que el sacramento del orden sacerdotal está reservado solo para los hombre. Al fin y al cabo, históricamente los dogmas han sido en su mayor parte definidos para contestar a las falsas doctrinas que se les oponen. Y sigue habiendo mucha oposición pública a esta doctrina que ha sido definida infaliblemente por el magisterio ordinario.
Luis Fernando Pérez Bustamante
29 comentarios
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Ni más ni menos.
Lo que dice este cura tiene una mala leche increíble.
Precisamente fue la Iglesia la que se vio obligada a intervenir para poner coto a la codicia de los encomenderos y enfrentar a ciertas opiniones "teológicas" de los anglosajones, que tras la opinión de que los indios no tenían alma buscaban tener una excusa moral para explotarlos o para matarlos como perros, respectivamente.
http://www.aciprensa.com/noticias/que-la-gente-no-espere-que-el-papa-ordene-a-mujeres-sacerdotes-dice-obispo-84163/
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LF:
Vaya, no lo había leído hasta ahora. Veremos si también se le echan encima.
Estoy de acuerdo en que hay mucho lobo enmascarado de oveja y por eso no leo ni quiero ciertas publicaciones en mi casa.
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En todas las épocas de la Iglesia ha habido algún Rv. Don Juan Rubio capaz de afirmar "urbi et orbi" falsedades y estupideces tan enormes como las escritas negro sobre blanco por "nuestro" P. Rubio.
Lo que no es tan fácil hallar en ninguna época de la Iglesia es un "Don Juan Rubio", que dedicado a hacer suyas las mayores calumnias de los enemigos de la Iglesia y del cristianismo, haya permanecido sacerdote sin ser "suspendido a divinis" o reducido penalmente al estado laical, y se haya mantenido como director de una revista como VIDA NUEVA, de gran difusión, que se dice "católica". Ese hecho es mucho más raro e inexplicable.
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LF:
Pues qué quiera que le diga...
El Cristianismo es obediencia a la Voluntad de Dios, manifestada a través del Magisterio de la Iglesia. Quienes quieren que la Iglesia haga la voluntad de ellos, antes que la de Dios, andan muy errados.
A mí, personalmente, no me interesa en absoluto acceder al Sacramento del Orden, si Dios no lo desea así. Y está claro que Dios no lo desea; las palabras de Juan Pablo II al respecto no pueden ser más claras, efectivamente. Sucede, además, que el Sacerdocio no es el único camino para llegar a la santidad, que debe ser la meta de todo cristiano. Y teniendo en cuenta que el santo es, precisamente, el que cumple la Voluntad de Dios, pues... el tema está claro, creo yo.
Y el resultado salta a la vista.
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LF:
No entiendo lo que quiere decir.
Uta Ranke-Heinemann, teóloga feminista y liberal, que ha escrito muchas veces negando la virginidad de María:
"Hay que decir con toda claridad que no es cierto que la Iglesia haya llegado a dudar en algún momento de que las mujeres tengan alma o de que sean seres humanos. Se cree que que en el concilio de Macon (585), se llegó a discutir si la mujer tenía alma. Pero eso no es exacto".
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LF:
¡Qué sabrá esa! El P. Juan Rubio lo sabe mucho mejor.
:D
"En su "Histoire des Francs", Gregorio de Tours, nacido en 539, cuenta un incidente ocurrido cincuenta años antes de su nacimiento. En el sínodo de Macon, en 486, un prelado habría sostenido que no se debía "incluir a las mujeres bajo el nombre de hombres", utilizando la palabra "homo" (ser humano), con el sentido restrictivo del latín "vir" (individuo de sexo masculino). Gregorio de Tours relata que, apoyándose en las Sagradas Escrituras, "los argumentos de los obispos hicieron retractarse" al autor de esta interpretación errónea. Como controversia que hubiese durado siglos, no hubo más".
La contumacia de los enemigos de la Iglesia en repetir mentiras (la de Galileo en la hoguera es la más conspicua)y su difusión en las clases alimentadas por la televisión obligan al cristiano a estar continuamente al quite para que la verdad resplandezca. Pero que estas vergonzosas falsedades sean propagadas por un sacerdote director de una importante revista "católica" rebasa mi capacidad de asombro. Y me indignan tanto por su falta de verdad como por su utilización para arremeter contra el Magisterio. No sé que es peor.
PAX CHRISTI,
Soplan vientos de cambio, y a tenor de los signos de los tiempos... con el tiempo, el hecho de que la mujer pudiera ser sacerdote puede ser real, y no por ello considerarlo una herejía.
Si uno siempre escucha a los mismos obispos, de una misma corriente (un mismo sesgo) corre el riesgo de considerar como única voz a dichos príncipes de la Iglesia; pero hay muchos otros que discrepan y no son noticia, o no se recogen en ciertos medios tildados de conservadores o muy conservadores (éste mismo), por lo que, tiempo al tiempo...
Y no os debiera de quitar la fe.
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LF:
Caballero, no es la opinión de don Demetrio. Es el magisterio infalible de la Iglesia.
Así que si usted es católico, debe de aceptar esa enseñanza. Y si no, es que ya ha empezado a ser protestante.
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2013/06/15/don-demetrio-tiene-razon-pero-sin-histor
Le he respondido esto vía Facebook:
Estimado Xabier, si partes de la siguiente afirmación...
No tiene razón… porque Jesús no estableció históricamente un “sacerdocio ministerial”
... tenemos un problema, porque te cargas el sacramento del orden enterito. De hecho, si hay algo claro, nítido y evidente en la era patrística -desde San Ignacio de Antioquía en adelante- es la existencia de un sacerdocio ordenado esencialmente distinto del sacerdocio propio de todos los bautizados.
No hay tantas idas y venidas como dices. Más bien al contrario. Si acaso lo que sí se daba al principio y ahora no de forma tan clara -yo diría que distinta-, era un papel más importante de la figura de los "profetas".
Así que a menos que pensemos que se produce una ruptura radical entre lo que Cristo hizo y lo que los cristianos empezaron a entender apenas una generación después de Cristo -incluido lo que vemos en Tito, 1ª y 2ª Timoteo-, ya me dirás.
No hace falta que te cuente, porque ya lo sabes, que tus tesis las sostienen la mayor parte de los protestantes, salvo anglicanos y, aunque menos, luteranos.
Y digo todo eso sin negar para nada que todavía se puede profundizar más en el valor de la condición real y sacerdotal de todos los fieles de la Iglesia. Pero nunca con menoscabo de la irremplazable y vital labor que solo pueden llevar a cabo los ordenados. Como decía San Ignacio, sin diáconos, presbíteros y obispos no hay siquiera el nombre de Iglesia.
"La igualdad y mutua complementariedad de los dos sexos está muy claramente afirmada en los dos relatos de la creación, como se ha visto en su momento. Por eso el cristianismo se ha opuesto siempre frontalmente al mito del andrógino, en el que late la tendencia a la unicidad incomunicable como paradigma de lo humano (en vez del paradigma de la comunidad dialógica) y la interpretación del amor como amor propio (y no como comunicación de sí). En este sentido cambe retomar la intuición barthiana según la cual "Adán", el ser humano creado por Dios, es su imagen en cuanto varón y mujer, entre quienes vige, como entre las personas trinitarias, la distinción en la unión. El cristianismo puede haber participado de la mentalidad dominante que, en diversos tramos de la historia, subordinaba la mujer al varón. Pero la fe cristiana ha rechazado siempre como herético todo intento de degradar a la mujer por debajo de la auténtica humanidad."
Imagen de Dios. Antropología Teológica Fundamental.
Juan Luis Ruiz de la Peña
Sal Terrae, págs. 136-137
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LF:
¿Usted sabe lo que hicieron con los nativos los peregrinos del Mayflower, a los que se les considera los primeros padres de EE.UU?
"El P. Rubio no solo afirma falsedades, sino estupideces anti-históricas ridículas e insostenibles".
¿Quién mejor y más santa que la Virgen María para ser sacedotisa si Cristo hubiese querido el sacedocio femenino? ¿Quien más apta y preparada que la "llena de gracia" para ejercer el ministerio sacerdotal?
Por tanto, si Cristo no eligió a su Madre para el ministerio sacerdotal, es evidente que quiso positivamente excluir del sacerdocio ministerial a las mujeres.
Ahora bien, ¿cúales fueron las razones o motivos concretos y particulares por las que Cristo no quiso que las mujeres fueses sacerdotisas ministeriales?
Tal vez no lleguemos a discernirlas con total claridad, dada nuestra limitación intelectual respecto a lo sobrenatural. Pero es evidente que si Cristo no quiso positivamente el sacerdocio ministerial para las féminas, no fué por capricho ni por prejucios machistas, sino que tuvo y tiene sus justas y adorables razones, por mucho que a nosotros nos resulten misteriosas.
En todo caso para derimir estas y otras cuestiones difíciles, tenemos afortunadamente el Magisterio Infalible de la Iglesia. Roma ha hablado con total claridad y rotundidad acerca de este tema. Ignorarlo es querer marear la perdiz. Roma locuta, causa finita.
Pero, como todo, si Dios lo permitió y estamos ante la Iglesia actual, será por algo y aunque todos los "Pedros", pueden hacer y deshacer, por ahora es lo que quiere el Magisterio de la Iglesia y a él me pliego.
Ellos fueron siempre fuertemente racistas, tanto, que hasta los años '60 los EEUU vivían bajo régimen de esticto Appartheid: había ómnibus para blancos y para negros (a los indios los habían matado o encorralado en reservas). Y toda la etiqueta social tenía en cuenta las diferencias raciales. Martín Lutero King luchó contra esto.
Esta actitud discriminatoria contrasta fuertemente con el espíritu de la colonización española y un poco también, la portuguesa. La consigna era, en primer término, evangelizar a los indios. Como ejemplo te diré que en la Constitución Argentina de 1.853 hecha por los liberales triunfantes, la Iglesia logró imponer la obligación del Gobierno de evangelizar a los indios. A ver si encuentras en la homóloga de los EEUU algo similar.
¿Roma locuta? ¡Causa risita!
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LF:
Porque lo dice usted, claro.
Pero la Iglesia SIEMPRE ha dicho otra cosa. Y los católicos nos fiamos de la Iglesia, no de interpretaciones personales un tanto raras.
Xabier:
Luis Fernando: Veo que no hemos dialogado mucho... y sabes que te estimo. Tienes una respuesta dada, que no creo que sea es la respuesta de la Iglesia "católica" (universal). Quizá es mejor no seguir,por ahora, pero quiero decirte tres cosas:
-- Nunca he dicho que los ministerios no sean sacramento, ni mucho menos ¿de dónde has sacado eso? Ten cuidado con aquello de lo que me "acusas". Los ministerios son sacramento, sean o no de mujeres, sean o no de tipo sacerdotal.
-- Nunca he dicho que quiera hacerme protestante... Ten cuidado con dictar iglesia y decir que "debo hacerme protestante". Quizá eres tú el que estas rompiendo catolicismo, que es universalidad en la variedad. Por favor, yo te quiero en la "iglesia católica", no nos expulses a otros
-- Sabes bien que la exclusión de los ministerios de la mujer no es dogma... (aunque tú creas que está cerca del dogma...). Lo sabes bien.
-- Luis Fernando, no tengas miedo a la unidad y pluralidad de la Iglesia. No tengas miedo del evangelio... y de la historia. Vive, vivamos, la alegría de un evangelio y de una iglesia rica y múltiple en la caridad... Y que Dios te dé muchos años para ver algunos de estos cambios que te digo en la iglesia, que los aceptarás con gozo. Un abrazo
Yo:
Xabier, dije que de tu afirmación "Jesús no estableció históricamente un `sacerdocio ministerial´" se desprende que te cargas el sacramento del orden entero. Me replicas que:
Los ministerios son sacramento, sean o no de mujeres, sean o no de tipo sacerdotal.
Pues me temo que vuelves a cargarte el sacramento del orden, al menos tal y como lo entienden la Iglesia Católica y las iglesias ortodoxas, que es lo mismo que decir tal y como lo entendía la Iglesia entera en el primer milenio. Y me lleva a pensar que lo mismo habría que empezar por saber qué se entiende por sacramento. No todos los ministerios son sacramento.
Y sin duda Jesús sí estableció un sacerdocio ministerial. No te me enfades porque te diga que negar eso es lo que hacen los protestantes. Es que es así. ¿Qué quieres que le haga? ¿te convierte eso en protestante evangélico? Pues no. De hecho, andas bastante lejos de ese tipo de protestanismo en muchas cosas.
Xabier:
Hermano Luis Fernando... eso que tú dices no es la teología general de la Iglesia, ni del primer milenio ni del segundo... No lo digo yo, lo dice el Cardenal Congar, no lo digo yo... lo dice en Denzinger (si es lo que lo lees bien). No tengas miedo a la unidad radical del creo y a la pluralidad de las iglesias, no tengas miedo a Lucas (en el evangelio de hoy), ni tengas miedo a Pedro y Pablo. Y no sigo con esto, pues veo que nos hemos puesto gafas distintas... La mía no es perfecta, pero no te echo de la iglesia... La tuya me parece estrecha... Otros con menos cariño que tú me (nos) han querido echar de la Iglesia. ¿Quieres perder mi compañía en la iglesia? Yo no quiero perder la tuya.
Yo:
¿El qué dices que dice el Denzinger? Mira, yo no tengo miedo a nada. He sido protestante bastantes años de mi vida. Así que conozco bastante bien lo que creen y por qué lo creen. Y antes de mi regreso a la Iglesia Católica, estuve unos meses "mamando" de las iglesias ortodoxas y su espiritualidad. A día de hoy sigo leyendo el Peregrino Ruso, a Kallistos Ware, a Dimitru Staniloae y al P. Alexander Schmemann.
Si lo que me dices es que en el s. III la teología sacramental no estaba definida con la precisión de ahora, ya lo sé. Tampoco la teología trinitaria. Pero ambas doctrinas están arraigadas en la Escritura y la Tradición. Toca al Magisterio discernir, definir y proponer lo que la Iglesia ha creído, cree y creerá.
Y no echo a nadie. Solo pido coherencia. Si siguiera pensando lo mismo que pensaba cuando era protestante, pues no pretendería ser católico. ¿Tan difícil es de entender eso? Pero oye, que cada cual haga lo que le parezca oportuno.
Hasta ahí por el momento.
He observado recientemente la tendencia cada vez más creciente de una parte de la Iglesia a una protestantización del catolicismo, tanto desde un arzobispado como desde una editorial:
1. El Centro de Pastoral Liturgica del Arzobispado de Barcelona, acaba de publicar una especie de catecismo del teólogo protestante Gerd Thiessen, titulada
"La fe cristiana. Una saviesa oberta al món d’avui."
una meditación poética sobre sus estudios, investigaciones y predicaciones.
www.arqbcn.org/node/4575
www.cpl.es/detalle.asp?codart=217012
Me pregunto qué catecismo puede proponer un protestante, cuando el protestantismo no reconoce 6 sacramentos, la misa, el credo, la Tradición y el Magisterio, la verdad moral revelada, la esencia de la Iglesia, los concilios ecuménicos, la patrística, los santos, los místicos, las revelaciones y apariciones aprobadas papalmente, los carismas, los dogmas crísticos y marianos, los carismas...
2. Mª Ángeles López Romero, periodista, redactora jefe de la "Revista 21" y autora de los libros "Papás blandiblup" y "Morir nos sienta fatal", ha escrito hace poco otro más:
"Mamá, ¿Dios es verde?", editorial San Pablo España
De una lectura preliminar, prologado por un sacerdote, he visto errores de fe flagrantes, de herejía: el demonio se arrepentirá, no existe el infierno, la Biblia es una colección de mitos (de cuentos y errores), sacerdocio femenino, moral sexual...
www.sanpablo.es/blogesditorial/?tag=mama-dios-es-verde
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En mi opinión, y viendo el diálogo con Xabier y estos dos libros publicados por dos entes católicos, me da la sensación de que existe una parte de la Iglesia Católica que abraza la ideología eclesiástica del progresismo protestantizante, con la característica de que lo hace de forma firmemente irreversible.
Por lo que veo, razonar con esta ideología es imposible, ni ahora en la era de la información, cuando la verdad católica está fácilmente disponible en la red, a un simple "clic".
Perdone que se lo diga, pero el diálogo de usted con Xabier parece un diálogo entre dos abismos.
Con toda claridad de lo digo: que los dos sean de la Iglesia no puede ser de manera alguna: "veo que nos hemos puesto gafas distintas"... viendo paisajes diferentes.
Evidentemente, estoy con usted, pero lo de Xabier ya no es catolicismo, ha hundido toda la Tradición (el Espíritu Santo vivificador de la Palabra) y todo el Magisterio (la infalibilidad que proporciona el Espíritu Santo).
La salvación sólo les vendrá desde un punto de vista individual, si saltan ellos en persona de esta falsa Iglesia, porque ya no lo veo posible de manera colectiva, en cuanto es una comunidad fuertemente estructurada por una ideología basada en autores y literatura, principalmente protestantes.
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LF:
El caso es que el protestantismo evangélico, que es el único que sobrevivirá de aquí a medio siglo, no va por ahí. Y el liberal se está consumiendo a pasos agigantados.
No sé por qué, en la diócesis de Jaén, no sólo goza de impunidad eclesial, sino de gran predicamento. ¡Qué se lo digan a los de Andújar. Por allí pululaba hasta su "salto a la fama", que la utiliza con gran habilidad en esas tierras y en todas partes. ¡Caciquillo moderno! Es muy apreciado en esas tierras por los progre-sociatas del lugar, que tanto abundan en la Andalucía secuestrada...por el social-comunismo. A la Virgen de la Cabeza, la debe tener contenta...
Atención con él, es un tipo de cuidado.
En cuanto a su conocimiento de la historia, es flojísimo, demagógico y siempre al servicio, no de la verdad, sino de sus planteamientos.
Sus libros de historia, biografías..., aparte de estar hechos a base de "cortar y pegar", muy endebles en conocimientos y fuentes, están escritos no sólo con ese desconocimiento intrínseco suyo, sino con el sectarismo y la ficción necesarias para llevar el agua a su molino.
Él se vanagloria de que pudo ser ordenado por Juan Pablo II, en uno de sus viajes a España, pero que lo rechazó y lo ordenó el ordinario del lugar por su "humildad intrínseca". Sólo los conocedores de este ladino personaje, saben la prepotencia, soberbia y mala leche, mucha mala leche, que se gasta...
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