Aviso a los católicos que tienen problemas con la doctrina social de la Iglesia
El Papa Francisco tuvo el otro día la feliz idea de dar su parecer sobre lo que ocurre con la crisis económica en Europa:
Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del beneficio a cualquier coste, del dar para obtener, del provecho sin mirar a las personas… y los resultados los vemos en la crisis que estamos viviendo»
Esa declaración ha puesto de los nervios a muchos católicos que están a favor del sistema económico capitalista y liberal. Muchos han salido a decir que el Papa no es infalible en esas cuestiones. Ciertamente, las declaraciones de un Obispo de Roma en la visita a un centro caritativo no son magisterio pontificio. Pero no es menos cierto que existen unas cuantas encíclicas que entran de lleno en la doctrina social de la Iglesia, que en cuanto que doctrina católica no tiene nada de irrelevante.
Los católicos fieles a la Iglesia no tenemos la opción de decidir qué escogemos de su doctrina y qué dejamos de lado. Y yerran profundamente los que piensan que solo estamos obligados a creer aquello que tiene rango dogmático. En ese sentido, el Concilio Vaticano II, dejó muy claras las cosas:
Los Obispos, cuando enseñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte, en materia de fe y costumbres, deben aceptar el juicio de su Obispo, dado en nombre de Cristo, y deben adherirse a él con religioso respeto. Este obsequio religioso de la voluntad y del entendimiento de modo particular ha de ser prestado al magisterio auténtico del Romano Pontífice aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se preste adhesión al parecer expresado por él, según su manifiesta mente y voluntad, que se colige principalmente ya sea por la índole de los documentos, ya sea por la frecuente proposición de la misma doctrina, ya sea por la forma de decirlo.
Lumen Gentium 35
Es por ello altamente recomendable dar un repaso a las encíclicas papales sobre esta cuestión. En relación al capitalismo, me parecen especialmente luminosas las palabras del Beato Juan Pablo II, Papa, en la encíclica Centesimus annus:
Si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de «economía de empresa», «economía de mercado», o simplemente de «economía libre». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa.
Centesimus annus 42
También es cosa buena recordar lo que Benedicto XVI nos recordó en su encíclica Caritas in Veritate:
Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: «Pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social»
Y:
El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado. Así lo revelan diversas motivaciones metaeconómicas. El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano[98]. Es propio de todo trabajo visto como «actus personae»
Es evidente que la doctrina social de la Iglesia no es una loa al liberalismo capitalista económico reinante. Tanto como que criticar el capitalismo “salvaje” -el adjetivo está para algo y no significa que todo capitalismo sea necesariamente así-, no convierte a nadie en comunista ni en un teólogo de la liberación heterodoxo.
En todo caso, el motivo de este post es exhortar a mis hermanos en la fe a que acepten de buen grado todo lo que la Iglesia haya enseñado y enseñe sobre algo que afecta de forma tan directa al bien común de nuestra sociedad. La doctrina social de la Iglesia nace y está entroncada en el depósito de la fe. Y es la respuesta, siquiera teórica, a los males que aquejan al mundo debido a prácticas y sistemas económicos que lesionan la dignidad humana. El hombre no puede ser jamás un factor económico más. Al contrario, toda buena política económica debe girar en torno a la persona.
Al fin y al cabo, lo que han dicho los Papas en el último siglo sobre estas cuestiones está bastante lejos de la radicalidad de los Padres de la Iglesia -el día menos pensado escribo un post sobre ello- o de algo tan querido por nosotros como es la Escritura. Y si no, vean ustedes lo que aparece en la carta de Santiago:
Y vosotros los ricos llorad a gritos sobre las miserias que os amenazan. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos, consumidos por la polilla; vuestro oro y vuestra plata, comidos del orín, y el orín será testigo contra vosotros y roerá vuestras carnes como fuego. Habéis atesorado para los últimos días.
El jornal de los obreros que han segado vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en delicias sobre la tierra, entregados a los placeres, y habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado al justo, le habéis dado muerte sin que él os resistiera.
Stg 5-1-6
Como decía el Señor, el que tenga oídos para oír, que oiga.
Luis Fernando Pérez Bustamante
76 comentarios
El problema de algunos liberales es que parecen confundir el liberalismo con la ausencia de todo planteamiento ético y moral que interfiera una idea de la libertad que está corrompida en su origen, pues la entienden como una ausencia de toda responsabilidad sobre las propias decisiones.
Por la misma razón que una sociedad libre no puede consentir que en nombre de la libertad se maltrate a las personas, en un mercado libre no se puede consentir que en nombre de la libertad sean maltratados los derechos y la dignidad de los trabajadores. Así de sencillo. Una sociedad sin normas no es una democracia, sino la tiranía del más fuerte, y en economía ocurre exactamente lo mismo.
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LF:
La definición de Juan Pablo II en la centesimus annus me parece concluyente.
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LF:
Juan Pablo II habla también del capitalismo salvaje en la Centesimus annus:
Ojalá que estas palabras, escritas cuando avanzaba el llamado «capitalismo salvaje», no deban repetirse hoy día con la misma severidad. Por desgracia, hoy todavía se dan casos de contratos entre patronos y obreros, en los que se ignora la más elemental justicia en materia de trabajo de los menores o de las mujeres, de horarios de trabajo, estado higiénico de los locales y legítima retribución.
Como sigas así otra semana más y en "Redes Cristianas" se lean solo los titulares van a considerar tu fichaje.
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LF:
Dirán que es el efecto Francisco, je je. Es simplemente el efecto "catolicismo".
S
¡ESTÁ CLARA LA IRONÍA! Pero el subrayado con negrita creo que podría lugar a confusión. Porque lo que vienes a decir es, sencillamente, que la Iglesia siempre ha dicho lo mismo, básicamente, en este sentido. De ahí las citas del apóstol Santiago.
Y, además, acabas diciendo: "Como decía el Señor, el que tenga oídos para oír, que oiga". No creo, pues, que haya confusión de ninguna clase. Pero, a fuer de ser sincero, la negrita me ha llegado al alma. Me daba la impresión de que eso era lo que querías que quedara claro, cuando es precisamente todo lo contrario.
¿No se podría haber escrito en cursiva en lugar de hacerlo en negrita? ¡Decididamente, debo ser un "tiquismiquis", pero esa ha sido mi impresión; y creo que hago bien en decírtelo!
Un saludo
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LF:
Me mantengo en lo dicho. El fondo de la enseñanza de los Papas es el mismo que el de los Padres de la Iglesia. Pero estos eran muy, pero que muy radicales en esa cuestión. La doctrina no cambia. Lo que cambió es la forma de exponerla. Por otra parte, obviamente las circunstancias económicas y sociales no son hoy las mismas que hace más de 15 siglos. Por tanto, es normal que los Obispos de Roma adapten el mensaje a las circunstancias actuales.
La encíclica más luminosa en este tema me sigue pareciendo la Rerum Novarum, de Leon XIII, de la que quadragésimo anno y centesimus anus son actualizaciones.
El liberalismo y el comunismo son dos monstruos que concluyen en el mismo fin: hacer del hombre una bestia al servicio de otros. Transcurren por derroteros distintos pero desembocan en el mar del proletarismo -que quizá es el nombre correcto de nuestro sistema, pues no hay muchos capitalistas, sino muy pocos, y sí muchos proletarios sin libertad real ninguna, más allá de la que da Cristo-. Eso se ve en la unión de ideales de liberalismo y comunismo llamado socialdemocracia.
Para mí la solución está en el verdadero capitalismo, que es lo que promueve la DSI y el distributismo. Capitalismo significa que la propiedad de los medios de producción debe ser accesible realmente para cualquiera que se lo proponga, no que haya cinco grandes corporaciones que lo controlen todo, como pasa ahora, y que acumulen todo el capital.
La persona por encima del dinero, siempre. Sino servimos a Mammon.
Es lo que pasa cuando se erige al ego como máxima autoridad: Que uno se hace incapaz de reconocer cualquier cosa distinta a si mismo.
Dios nos hizo con dos oídos y una boca: Para oír como mínimo el doble de lo que hablamos. En este oír incluyo acatar.
Hay quien parece tener más bocas que oídos: Gente incapaz de acatar órdenes que no sean las suyas propias. Por eso hablan, y hablan. Legislan las órdenes que reciben para modelarlas a su geniosidad, actuando de filtro que anule cualquier voluntad distinta a la propia.
En resumen, eso de moldear lo recibido al propio interés, es desobediencia, orgullo y falta de humildad.
Además, la crisis española concretamente, además de lo anteriormente dicho, está provocada por unos políticos corruptos en grado sumo, que no solo no supieron ver la que se avecinaba, sino que lo agravaron. Todo esto tiene que ver poco con el capitalismo.
Del libro "El liberalismo es pecado":
"¿Qué es el Liberalismo? En el orden de las ideas es un conjunto de ideas falsas; en el orden de los hechos es un conjunto de hechos criminales, consecuencia práctica de aquellas ideas.
En el orden de las ideas el Liberalismo es el conjunto de lo que se llaman principios liberales, con las consecuencias lógicas que de ellos se derivan. Principios liberales son: la absoluta soberanía del individuo con entera independencia de Dios y de su autoridad; soberanía de la sociedad con absoluta independencia de lo que no nazca de ella misma; soberanía nacional, es decir, el derecho del pueblo para legislar y gobernar con absoluta independencia de todo criterio que no sea el de su propia voluntad, expresada por el sufragio primero y por la mayoría parlamentaria después; libertad de pensamiento sin limitación alguna en política, en moral o en Religión; libertad de imprenta, asimismo absoluta o insuficientemente limitada; libertad de asociación con iguales anchuras. Estos son los llamados principios liberales en su más crudo radicalismo.
El fondo común de ellos es el racionalismo individual, el racionalismo político y el racionalismo social. Derívanse de ellos la libertad de cultos más o menos restringida; la supremacía del Estado en sus relaciones con la Iglesia; la enseñanza laica o independiente sin ningún lazo con la Religión; el matrimonio legalizado y sancionado por la intervención única del Estado: su última palabra, la que todo lo abarca y sintetiza, es la palabra secularización, es decir, la no intervención de la Religión en acto alguno de la vida pública, verdadero ateísmo social, que es la última consecuencia del Liberalismo.
En el orden de los hechos el Liberalismo es un conjunto de obras inspiradas por aquellos principios y reguladas por ellos. Como, por ejemplo, las leyes de desamortización; la expulsión de las ordenes religiosas; los atentados de todo género, oficiales y extraoficiales, contra la libertad de la Iglesia; la corrupción y el error públicamente autorizado en la tribuna, en la prensa, en las diversiones, en las costumbres; la guerra sistemática al Catolicismo, al que se apoda con los nombres de clericalismo, teocracia, ultramontanismo, etc., etc.
Es imposible enumerar y clasificar los hechos que constituyen el procedimiento práctico liberal, pues comprenden desde el ministro y el diplomático que legislan o intrigan, hasta el demagogo que perora en el club o asesina en la calle; desde el tratado internacional o la guerra inicua que usurpa al Papa su temporal principado, hasta la mano codiciosa que roba la dote de la monja o se incauta de la lámpara del altar desde el libro profundo y sabihondo que se da de texto en la universidad o instituto, hasta la vil caricatura que regocija a los pilletes en la taberna. El Liberalismo práctico es un mundo completo de máximas, modas, artes, literatura, diplomacia, leyes, maquinaciones y atropellos enteramente suyos. Es el mundo de Luzbel, disfrazado hoy día con aquel nombre, y en radical oposición y lucha con la sociedad de los hijos de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo.
He aquí, pues, retratado, como doctrina y como práctica, el Liberalismo.
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O sea, el que comulgue con esta doctrina expuesta anteriormente, puede decir que está con el liberalismo, pero el que no comulgue con esta doctrina, pero sí está conforme con la libertad que Dios ha dado al hombre para mayor honra y gloria de Dios, no puede decir que pertenece al liberalismo.
Tanto el marxismo como el capitalismo-salvaje o el liberalismo, prescinden de Dios. Antes está la diosa producción en favor del mal empresario o del papá Estado, que no la santificación con el trabajo de los empleados. Y como la producción está por encima de Dios y su Gloria, estas formas de mercado son idólatras.
Erhard, aplicando en parte la Doctrina Social de la Iglesia, consiguió el llamado milagro alemán.
El empleado es un ser compuesto de cuerpo y alma en su totalidad, y debe santificarse en su totalidad. Lo contrario es pecado.
Perdón por alargarme.
La diferencia entre el tipo de católico al que el articulista lanza la advertencia y servidor es que yo aspiro a lo mismo que el articulista: a la justicia social. Solo que he llegado legítimamente a la conclusión de que dicha justicia social es más seguro procurar conseguirla por otros medios, muy diferentes de los que habitualmente se defienden. Por el contrario, esos católicos tan liberales que ponen por delante su liberalismo de su catolicidad, no aspiran a lo mismo que ustedes ni que yo. No solo no emplean los mismos medios, sino que ni siquiera aspiran a la consecución de los mismos fines. No valoran la justicia social. Escudados en una defensa a ultranza del libertinaje antes que de la libertad, se atreven a menospreciar a quienes no estamos de acuerdo con ellos tratándonos de palurdos trasnochados anclados en días pretéritos a los que solo una mentalidad muy cuadrada podría seguir aferrándose (hablo de un modo tan ácido porque me vienen a la cabeza muchos intercambios de palabras habidos con gente así). Yo ni siquiera estoy seguro de su catolicidad ni de su cristianismo, porque toman por amigos a los paganos que creen en las mismas majaderías que ellos, mientras que menosprecian a los que en teoría somos sus hermanos de fe, como si no comprendieran que el solo nombre de Cristo y la sola pertenencia a su Iglesia habrían de bastar para unirnos de modo tal que ni las más fuertes discrepancias sobre asuntos eminentemente terrenos pudieran separar nuestros caminos.
Creo haber siempre hecho lo posible para dejar testimonio de que yo creo en lo que nos une, antes que en lo que nos separa. Sobre todo, lo que deseo es, en relación a lo que hablamos, que quede constancia de que no es preciso creer en el Estado Social para aspirar a ser hijo fiel de la Iglesia. Basta con creer en la doctrina social de la Iglesia. Puede que me equivoque, y que la forma en que creo es posible llevarla a cabo no sea útil para ese propósito y hasta lo torpedee. Pero si estuviera equivocado y me diera cuenta, tengo claro que sabría cuál es la fidelidad que tiene que primar: la fidelidad al pensamiento de la Iglesia de Jesucristo, y no la fidelidad al pensamiento propio de Iconodulo.
Y cuando digo "creencias" no me limito a las religiosas sino también a las políticas y económicas.
Si no me creen, vean a los banqueros, firmes defensores de la libertad y la no intervención del Estado, hasta que el Estado les ofrece rescates multimillonarios. O a los empresauros, más de lo mismo, hasta que la libre oferta y demanda les amenaza con tener que aumentar sueldos.
Así pues, no es nada raro que los "católicos" se espanten cuando el Papa les insinúa que su bolsillo puede verse afectado. Allí se acabó la fe, las loas al Papa y la devoción a la Milagrosa, sólo San Euro queda en los altares hasta que las cosas se calmen. ¿Doctrina social? Bah! Humbug!, diría Ebenezer Scrooge, santo patrono de los capitalistas, hasta que esa Navidad se volvió loco.
Y puestos a citar, me permito traer a colación otro par de ellas:
[1] Cuando Samuel llegó a viejo, nombró a sus hijos jueces de Israel. [2] El hijo mayor se llamaba Joel y el segundo Abías; ejercían el cargo en Berseba. [3] Pero no se comportaban como su padre; atentos sólo al provecho propio, aceptaban sobornos y pervirtieron la justicia. [4] Entonces los concejales de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. [5] Le dijeron: ---Mira, tú ya eres viejo y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como es costumbre en todas las naciones. [6] A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor. [7] El Señor le respondió: ---Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey. [8] Como me trataron desde el día que los saqué de Egipto, abandonándome para servir a otros dioses, así te tratan a ti. [9] Hazles caso; pero adviérteles bien claro, explícales los derechos del rey. [10] Samuel comunicó la Palabra del Señor a la gente que le pedía un rey: [11] ---Éstos son los derechos del rey que os regirá: A vuestros hijos los llevará para enrolarlos en destacamentos de carros y caballería y para que vayan delante de su carroza; [12] los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamentos y de pertrechos para sus carros. [13] A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. [14] Vuestros campos, viñas y los mejores olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. [15] De vuestro grano y vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. [16] A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes se los llevará para usarlos en su hacienda. [17] De vuestros rebaños os exigirá diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! [18] Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá. [19] El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió: ---No importa. ¡Queremos un rey! [20] Así nosotros seremos como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra. [21] Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. [22] El Señor le respondió: ---Hazles caso y nómbrales un rey. Entonces Samuel dijo a los israelitas: ---¡Cada uno a su pueblo!
Y más recientemente, BXVI, citando a San Agustín en el Reichstag:
“El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia. ‘Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una gran banda de bandidos?’, dijo en cierta ocasión San Agustín. Nosotros, los alemanes, sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera. Hemos experimentado cómo el poder se separó del derecho, se enfrentó contra él; cómo se pisoteó el derecho, de manera que el Estado se convirtió en el instrumento para la destrucción del derecho; se transformó en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada, que podía amenazar el mundo entero y llevarlo hasta el borde del abismo”.
O las "estructuras de pecado", que ciertamente existen. Podemos hablar que aquí hay más regulación laboral, pero sin embargo importamos prendas de Bangladesh fabricadas de forma inhumana. Esto también lo hace "nuestro" sistema.
Recordemos la legislación laboral de Eurovegas, que se va a dirigir según la normativa de los países de origen de los inmigrantes, es decir, la esclavitud consentida en nuestro suelo.
El hombre debe regular el mercado, debe existir un sueldo mínimo con el que cualquier trabajador pueda vivir dignamente.
Los papas de las encíclicas sociales del siglo XX denunciaron ya que el liberalismo preparó el camino al comunismo.
Y cuando ponemos gasolina o viajamos en avión, contaminamos el planeta.
Y todo eso, no lo hacen otros, sino nosotros, los ricos católicos.
Ser catolico, creer en Dios, es dejarse transformar por su amor; y ello, nos hace vivir en la pobreza, la única que de todos estos males nos puede salvar.
Si en mi vida, no hipotéticamente, sino real, pobreza no vengo a abrazar, soy ¡siervo de satanás¡
Y da igual que vaya a misa o no, si pobreza no es mi condición, el infierno me espera.
«Solo hay salvación en pobreza» pues desnudo y pobre murió Jesús, dejándonos, por herencia, "la pobreza de la cruz".
¿Acaso no lo vio así, el pobrecillo de Asís?
[email protected]
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LF:
¿Qué piensas que harán esos pobres sin ese salario de 38 euros al mes?
Los católicos no leen las encíclicas, ven la tele y oyen la radio, y el mensaje que les llega de la Conferencia Episcopal, que ellos confunden con la Iglesia y su Magisterio, a través de los media que controla la CEE es que las políticas capitalistas antihumanas del PP son buenas
La sangre del sistema de libre mercado actual es el dinero, y sus venas son los bancos (Hay que tener cuidado con decir que se prefiere salvar a los bancos que a los ciudadanos, porque podemos hundirlo todo junto rápidamente). Quien controla la cantidad de sangre, dinero, controla la economía, a corto plazo - a medio es imposible -. Si los bancos centrales fijan los tipos de interés, controlan la disponibilidad del dinero, y por lo tanto la economía, es decir es una economía intervencionista, no liberal.
El riesgo es hacerla más intervenida todavía, más socialista de fondo, y hundirla más.
Lo del Papa está bien en general, pero cómo se aplica en concreto, hay que ser prudentes, y no darle alas a los rojillos, que tienen buen historial de arruinar lo que tocan.
«El solo nombre de Cristo y la sola pertenencia a su Iglesia habrían de bastar para unirnos de modo tal que ni las más fuertes discrepancias sobre asuntos eminentemente terrenos pudieran separar nuestros caminos.»
Es lamentable, pero creo que la DSI apenas ha transcendido de los ámbitos académicos y de estudio, en lineas generales.
Esto es lo que decía el cardenaI Ratzinger:
http://www.acton.org/global/article/market-economy-and-ethics
¿No era la moneda la unidad de medida común para evaluar el valor material de las cosas? ¿Tiene sentido que una cocacola valga más que una barra de pan? ¿Tiene sentido que 4 chuletones de ternera valgan como una cabeza de lomo entera? ¿es justo que unas zapatillas de marca valga como el bestuario completo de un pobre?
Este es el problema del dinero, y con ello el de los ideales que le refieren, como el capitalismo.
¿Es necesario que recuerde que los idealismos son tremendamente injustos, todos, en cuanto a que son la exageración de una idea, colocándola como referente absoluto, -idolatría o si se prefiere ideolatría-, y que son cerrados a la realidad, como un edificio sin ventanas?
Hay experiencias prácticas con mucho éxito. Sin ir más lejos, las cooperativas del grupo Mondragón (antes de que los 'batasus' lo convirtieran en su feudo). Como dato curioso, la inspiración para estas cooperativas eran las reducciones jesuítas del Paraguay (las de la peli "La Misión"). Que no necesitaban más regulación que la suya propia, y llegaron a "competir" con mucho éxito dentro de una economía de libre mercado.
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LF:
¿Y qué pinta hablar de la masonería en este post?
Me lo pones muy fácil, Luis Fernando.
Esos pobres, sin esos 38 euros/mes de salario se dedicarán a lo que han hecho durante siglos: trabajar la tierra, y en paz y pobreza, alcanzar el cielo que les espera. ¿Acaso no nos aventajan las prostitutas en el camino hacie el reino?
Aquí, lejos arreglar el mundo, estamos para una sola misión, salvación.
Si además de 'trabajar en mi salvar', al mundo puedo ayudar, pues genial; pero no olvidemos lo primordial: santificarnos y, desde nuestra santificación, santificar.
¿Que tienes tiempo para más?, genial; pero el trabajo de nuestra santificación, no nos deja mucho tiempo -ninguno- que sea de mi 'propia elección'.
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LF:
Así que los millones de pobres que viven en ciudades asiáticas se dedicarán a labrar la tierra, ¿verdad?
Eso de hablar de la santificación por la pobreza vaya y cuénteselo a los que no tienen ni para comer. A ver qué le responden.
No estoy para tonterías. No se moleste en volver a escribir.
Stg 2,14-16
¿Qué le aprovecha, hermanos míos, a uno decir: Yo tengo fe, si no tiene obras? ¿Podrá salvarle la fe? Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano, y alguno de vosotros les dijere: Id en paz, que podáis calentaros y hartaros, pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría?
¿cómo interpretar la parábola de la viña?
¿y la del hombre de negocios que se va de viaje y deja a sus criados una cantidad de oro para que la inviertan? ¿no son, de alguna manera, ejemplos de capitalismo?
¿Es posible que un ser herido por el pecado original cree un sistema económico justo?
¿Un empresario que aplicara la DSI no estaría en desventaja con respecto a los que no la aplican?
Vale
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LF:
¿Propone usted que los empresarios dejen su catolicismo a un lado para ser empresarios?
No toda libertad de mercado es capitalismo puro y duro. La Iglesia no tiene nada contra una libertad de mercado sana. Todo lo contrario
«Todo rico es un ladrón o el heredero de un ladrón» (Epístola a Hebidia, 121 , 1).
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LF:
Si solo fuera San Jerónimo...
De todas formas, me parece que se pasó un pelín, je je.
¿Qué piensas que harán esos pobres sin ese salario de 38 euros al mes?
23/05/13 1:32 PM
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Ahí está la clave. Estarían peor? Sí, obviamente. Pero ojo! Lo justo es que esa gente cobre un salario que les permita vivir con dignidad. Que es mejor 38 € que nada? Claro. Como es mejor trabajar por un plato de arroz que por nada. Pero la situación es muy mejorable. En el sudeste asiático y en España.
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LF:
El tema es si con 38 euros se puede vivir dignamente allá. Es decir, si una barra de pan vale un céntimo y un litro de leche dos, pues lo mismo es un sueldo "aceptable". Al mismo tiempo, si la empresa saca 3800 euros con el trabajo de aquel al que paga eso, estamos ante una barbaridad.
Tu lo has dicho: «Para que la inviertan». Pues eso, no para que la acumulen, ni se la guarden sin más.
Dios nos pide acción, no quietud. María dijo «Fiat Mi Secundum Verbum Tuum». Dios dice que bomitará de su boca al tivio, esto es, al que no es ni frío ni caliente, es decir, de respuesta ausente.
Saludos...
Papa Juan XXIII, Mater et magistra
MONSEÑOR MÜLLER:
“La antropología marxista es completamente diversa de la antropología cristiana, porque trata al hombre como un ser privado de libertad y de dignidad. El comunismo habla de la dictadura del proletariado, en cambio la buena teología habla de la libertad y del amor. El comunismo, y también el capitalismo neoliberal, rechazan la dimensión transcendente de la existencia y se limitan al horizonte material de la vida. El capitalismo y el comunismo son dos caras de la misma moneda, la moneda falsa...”.
La DSI no es uniforme y a él nos podemos agarrar casi todos en defensa de nuestras ideas particulares. El debate es legítimo.
Y para los amigos de las citas bíblicas, la parábola del camello y de la aguja da mucho juego en este tema. No viene mal que la recordemos de vez en cuando y nos la apliquemos.
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Claro, mira qué listo. Responderá que, en la miseria a la que ha llegado, con tal de que sus hijos coman, haría cualquier cosa.
De eso se trata: de que los desesperados por causa de la marginación a la que necesariamente conduce el capitalismo en sus periódicas crisis estructurales, la gente acepte lo que sea.
Suscribo palabra por palabra el comentario de yomismo.
Por cierto, ese "haber"...
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LF:
A ver, el Señor también concede gracia a los ricos para que se conviertan y se salven.
Insisto ESA no es la causa de la crisis económica ni en Europa, ni en ningún sitio. Las causas están en una casta dirigente que ha jugado a ser dios en muchos aspectos y sobre todo en lo económico. Se han pensado más sabios que el resto y se han equivocado (la burbuja inmobiliaria es algo que se incentivó desde la Reserva Federal, el Banco de España y otras muchas instancias), las políticas monetarias para mantener una divisa fuerte que no convenía a todos o la reconversión industrial y agraria que ha destruido el tejido productivo en lugares como España... Muchos de ellos se dicen católicos.
Las causas también están en los ciudadanos que se pensaron que esto era jauja y se dejaron llevar por la codicia. ¿Cuántos de los que ahora están siendo desahuciados se metieron a pagar viviendas muy por encima de sus posibilidades reales, al tiempo que se pagaban las vacaciones en el Caribe y lo último en electrónica? ¿Cuántos de los que ahora se quejan de que les han pillado las preferentes se metieron atraídos por los altos intereses que prometían y no se pararon a pensar en los riesgos? ¿Sigo? Economía sumergida, facturas sin IVA, comisiones para conseguir contratos... ¿La culpa es toda de los políticos? Y muchos de esos ciudadanos son católicos (o eso dicen).
¿La culpa es un anónimo "Capitalismo salvaje" o de dirigentes católicos que han promovido políticas económicas irresponsables? ¿De una idea abstracta o de ciudadanos normales y corrientes, católicos, que se han dejado llevar por la codicia? ¿De un término matizado por un adjetivo o de contribuyentes católicos que defraudan a hacienda, no arreglan los papeles de su servicio extranjero o pagan facturas sin IVA?
Efectivamente, el que tenga oídos para oír, que oiga.
"El capitalismo salvaje" ¿en Europa? ¿Y por qué no el estatismo brutal, que sería mucho más exacto?
Lo bueno de tales proclamas es que conectan a las mil maravillas con el pensamiento económico del hombre de la calle, que viene a ser una mezcla de mercantilismo y socialismo infantil.
Es igual en el bar, que en el gimnasio, que en la Universidad, o que en el Vaticano: todos arreglan la crisis prohibiendo las importaciones, prohibiendo o encareciendo hasta el infinito el despido, y regulando los precios.
Típicas ideas que parecen muy razonables, y que han sido masivamente desacreditadas por todos los que han estudiado sus resultados.
Es igual que sea la exitosa receta de Venezuela y demás parientes, eso no arredra al vecindario.
Ninguno propone copiar las formulas de Holanda, Austria, USA, Suecia... ¿pa que? mejor el viejo populismo.
En el caso de la Iglesia, además, con el agravante de superioridad moral; si se arremangan las sotanas, en un plis-plas acababan con la crisis.
Y con un modelo propio muy católico, un tal Nyerere, ex-presidente africano en proceso de beatificación, lleno de buenas intenciones, y que mató de hambre a millones de personas con sus católicas ideas.
Pero era un tío guay, muy católico, muy sensible con los pobres, nada que ver con los malvados capitalistas.
Administrar la riqueza conforme a la Caridad consiste, a mi juicio, en que con ella se satisfagan las necesidades honestas del mayor número posible de personas necesitadas, atendiendo a la cantidad y calidad de la riqueza poseída.
Así, por ejemplo, si un rico acumula bienes con los que se podrían satisfacer o dar un nivel de vida honesto a 100 personas y sólo satisface a 50 personas, tal rico no administra bien su riqueza conforme a la Caridad, pues Ésta nos manda que con los bienes que tenemos demos satisfacción honesta al mayor número de personas posibles. El que tiene riqueza con la que puede satisfacer a 100 personas y sólo satisface a 50, tendrá que responder ante Dios del mal uso que hizo de su riqueza.
Ahora bien, ¿realmente los ricos gestionan su riqueza de tal modo que con ella satisfagan al mayor número de personas posible? ¿No son por desgracia mayoría los ricos que gestionan su riqueza para ser aún más ricos y tener más y se desentienden del objetivo principal de la Caridad en la economía que es satisfracer las necesidades del mayor número posible de personas?
Por ello entiendo que un rico puede salvarse, pero el mismo Cristo dice que es algo muy dificil, tan dificil como que un camello (y no se refería a una cuerda gruesa)entre por el ojo de una aguja (y no se refería a aguja de una puerta). Ciertamente es muy difícil, ya que dificilmente los ricos gestionan su riqueza de tal modo que la dediquen a satisfacer las necesidades del mayor número de personas pobres, sino que más bien predomina en la mayoría de los ricos la preocupación, incluso diría que la obsesión, de aumentar sus riquezas compitiendo en el sistema de libre mercado que llamamos capitalismo.
Por ello es necesario que en un sistema económico que quiera cumplir con el mandato de la Caridad, se tendría que llevar un estricto control de cómo los ricos gestionan su riqueza y al que no supiese o no quisiese gestionarla de modo que con ella satisfaga al mayor número de personas posibles habría que llamarle al orden y en caso extremo quitarle su administración, poniendo administradores capaces de cumplir con la riqueza el mandato de la Caridad.
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LF:
capitalismo democrático y nacional catolicismo de derechas.
Ea, ahí queda eso.
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LF:
Pues yo espero del Papa contundencia en esta cuestión cuando la aborde magisterialmente.
Cuando Jesús se refiere a los "ricos", creo que más bien se trata de una actitud interior: ¿Está nuestro corazón apegado a las riquezas -recordemos también la parábola del joven rico-? En ese sentido, hay muchos pobres que son ricos. En algunos países del 3er mundo, el bien más preciado son unas RayBan, y gente que no tiene para comer es capaz de cualquier cosa por estos caprichos. Y viceversa, hay empresarios que están forrados, pero viven de forma muy austera.
¿Cómo puede un católico, teniendo la DSI dejarse llevar por una ideología secular?
¿Cómo es posible que en los medios de la Iglesia no se hable de la DSI y de sus aplicaciones prácticas como es el distributismo?
El magisterio de la iglesia, por ejemplo, el Vaticano II no acepta ningún integrismo o confesionalismo religioso-político, como fue el franquismo y su nacional-catolicismo, el nacional-catolicismo capitalista de derechas o el catolicismo-comunista colectivista de izquierda. Por dos razones, primero, porque la fe católica y la iglesia no se confunde ni se identifica con ninguna ideología, es lo que se llama la sana o adecuada laicidad de la iglesia y del estado. Y segundo porque esas ideologías, según la enseñanza de la iglesia, son inmorales e inhumanas: tanto el fascismo de derechas, como fué la dictadura franquista, o la derecha del liberalismo económico, el inmoral capitalismo; como los totalitarismos de izquierdas, por ejemplo, el comunista colectivista, el leninista-stalinista.. Un cordial saludo
1.- Cuando hablan de ricos, a que se refieren?¿ Dónde está el límite??
Hemos pasado de los herejes calvinistas que dicen que si te van bien los negocios, es que te vas a salvar, a la herejía de la pobreza apostólica. Por favor menos demagogia con los ricos y los pobres.
"los fieles, por su parte, en materia de fe y costumbres, deben aceptar el juicio de su Obispo"
2.- Dentro de esa declaración entra la economía?¿ Más bien diría que se refiere a temas de fe y moral. Me parece genial que se exhorte a los empresarios y a los que tienen poder, a tratar cristianamente a sus subordinados, ya que entra dentro del orden moral, más allá (Órden económico, políticas fiscales...) no creo que sea objeto de las encíclicas.
3.- A lo que aspira la DSI es a mejorar la vida de los débiles, y creo que el camino para lograrlo es el liberalismo, no una mayor regulación. ¡Ojo! No digo desrregular totalmente, sino solo regular para mantener la libre competencia.
Resulta curiosísimo que el argumento de algunos católicos visiblemente apegados al dinero y aferrados a lo que consideran "muy suyo suyo suyo" sea descalificar con el marbete de "populismo" e "infantilismo" a la DSI.
Y como siempre, la amenaza de que si no me gusta loq ue dicen los curas, no pongo la X.
La tierra, el trabajarla, es fuente grande de capital pues en ella está inmersa la suma bondad de poniendo uno, sacar cien, sin tener, que recurrir ni a petróleo ni a nada más; tan solo con 'fuerza animal'.
Por otra parte, con los pobres -y nosotros lo somos- debemos ser solidarios, alimentarlos -si necesario fuese-, pero no trabajar por ellos. Y muchos menos, arrebatarles los medios de producción abocándolos a la 'esclavitud del obrero asiático' -como hemos hecho-.
Durante miles de años, los asiáticos, han vivido y comido sin necesidad del occidental. Ahora, lo pueden seguir haciendo igual. Pero hemos introducido, no en ellos sino en sus gobernantes, la codicia. Y es esa codicia, la que a ellos arruina, y mientras, a nosotros, nos llena los roperos -y la casa- y los contenedores de ropa, en el cambio de estación. ¿Hay mayor necedad de acción? Usar y tirar, a nadie puede beneficiar, salvo al capital.
Respecto a la economía, el capitalismo o como se llame, respecto a que el Papa hable o no hable, poco hay que decir. Nosotros somos, en resumen, los que tenemos la última palabra pues somos los finales destinatarios de esos bienes, de los que nos han dicho que no eres nadie si no los tienes.
Igual que lo hemos puesto en marcha -el salvaje capitalismo-, lo podemos parar con un simple, no comprar; viviendo en pobreza y austeridad.
¿Qué cosa sea pobreza? Fácil es: no tener granero, no almacenar, no quedarse con los bienes de nadie, no ambicionar.
Gracias hermano por tu paciencia en leerme, y aquí me tienes, por si necesitas -ante Dios- de mis bienes.
P.D. Me ha agradado leer que solo buscas que se cumpla la voluntad de Dios en tu vida. Mi pregunta, ¿cómo sabes que no la estás impidiendo? ¿cómo sabes si lo que Dios quiere para ti lo estás o no resistiendo?
Fíjese si soy totalitario, que no admito su repugnante comentario.
Lean los textos de los Profetas, del Evangelio, las catas San Pablo, de Santiago y de Juan.., de la doctrina social de los Santos Padres y Doctores de la iglesia, del Vaticano II y de los Papas y verán como la riqueza, el ser ricos es injusto porque: es fruto de la injusticia y opresión a los pobres; porque no se comparte con los pobres, es decir no se le restituye lo que es suyo, y no solo de lo que nos sobra (lo superfluo), sino hasta de lo necesario para vivir como nos enseña el Vaticano II (GS 69) y Juan Pablo II (SRS 319). Y es que el destino universal de los bienes está por encima de la propiedad privada, que es para todos y tiene un carácter social, como nos enseña, por ejemplo, el Vaticano II (GS 69) y Juan Pablo II (LE 14). De ahí que esta doctrina social no acepta el liberalismo económico, el capitalismo porque es inmoral e injusto, esto desde Pío XI, pasando por Pablo VI y Juan Pablo II hasta llegar a Benedicto XVI y el Papa Francisco. Y No hay más que leer el catecismo de la iglesia (n. 2.425). Como nos enseño Juan Pablo II, el trabajo, la realización y dignidad del trabajador tiene la prioridad sobre el capital (beneficio, medios de producción…, LE 13). Estos medios o la empresa debe ser socializada, todos los trabajadores deber ser protagonistas y participes de la misma (LE 14-15.
Sí, Jesús se encontró también con los ricos, claro, como Zaqueo y el Joven Rico para decirles: "si quieres seguirme, ven, vende todo lo que tienes y dasélo a los pobres". Es decir, deja de ser rico, es obvio que no es lo mismo la pobreza evágelica de un monje que la de una familia pero todos estamos llamados a ella en este amor en el compartir y ser libres para el compromiso por la justicia con los pobres, es decir, todos estamos llamados la santidad como nos recuerda el Vaticano II. Un cordial saludo a todos en Cristo.
Es sobre todo un problema moral. En base a comportamientos económicos egoistas, jamás se podrá obtener el bien común. Sólo Dios nos puede librar del egoismo, también del económico. Por eso sólo Dios puede arreglar la economía, quitando de los hombres el corazón de piedra del egoismo y dándoles a cambio un corazón de carne, sensible al bienestar del mayor número de personas en vez de estar mirando principalmente al ombligo del propio y particular bienestar personal.
La Doctrina Social de la Iglesia, afortunadamente, está muy lejos de caer en un asistencialismo bobo que acabe pauperizando a la sociedad. Especialmente luminoso me parece en ese sentido el testimonio de Juan Pablo II. No se trata de condenar el libre mercado; pues sin éste, que nace del ingenio creativo que Dios ha puesto en el hombre, no podemos cooperar entre todos de manera eficiente para repartir y asignar los recursos limitados de los que disponemos. Y, por cierto, buscar el propio interés no es ni mucho menos egoísmo. Todos nos conducimos buscando nuestro interés, incluso cuando ayudamos a los demás. El interés que existe detrás del mandamiento del amor, que nos hace verdaderamente felices cuando lo ejercemos.
Lo que el Papa condena, y todos los católicos hemos de hacerlo, no es tanto un sistema concreto como una estructura de pecado anclada en la sociedad: la del desentendimiento de los demás, la de considerar que los regímenes políticos y económicos no están al servicio de las personas sino al revés. Y eso sí es egoísmo. El capitalismo es un sistema eficiente para asignar los recursos económicos, pero ya está. Que, además de ese criterio de eficiencia, se añada un criterio de equidad no depende ya del capitalismo en sí, sino de la iniciativa de la sociedad y en última instancia del Estado, en aplicación de los principios de solidaridad y subsidiariedad.
En definitiva, si conciliamos la propiedad privada, la libre concurrencia, la iniciativa individual, el destino universal de los bienes y la exigencia del bien común, a donde llegamos es a la economía social de mercado, que no pertenece ni al liberalismo ni al socialismo... pero que está más cerca del primero.
¿Cuál es el principal argumento del eugenesista Espada para pedir que se persiga penalmente a las madres que tengan hijos con taras pudiendo evitarlos o matarlos antes de que nazcan? Que son muy onerosos de mantener para la sociedad.
Un argumento materialista que podría convencer lo mismo a un liberal capitalista que a un socialista-comunista.
Es el culto a Mamnón, al que se sacrifican víctimas, en este caso aquellos que no pueden producir suficiente para mantenerse o generar "riqueza" (material).
El hombre como producto, como medio, no como fin. Ahí está el quid. Humanismo frente a materialismo; vida frente a muerte.
En cuanto a las "Carceles y Hospitales " hubieran sido dignos, siempre que el Rey cobrase lo esrictamente necesario paa el Bien Comun y lo destinase eficazmente a ello.
Modelo de empresario el primer patron de Ebenezer.
Por ejemplo la Laudatio Si, defiende necesaria para el bien comun y una sana ecologia autentica La Propiedad Privada y la libertad...sin mas limites que los requeridis para salvaguardar el Bien Comun. Tanta libertad cuanto sea posible y solidarudad cuanto sea necesaria
Gaudium Magno en lo scio-economico " Poliedro "por armonia de libertad y solidaridad.
Saben que uno de los principales redactores del doc de Aparecida fue Bergoglio y alli se reprueba el populismo.
Ciertamente el Magisterio de la Iglesia iluminado por el Espiritu Santo progresa constantemente ("Os guiara hacia la plenitud de la Verdad " prometio el Señor refiriendose a su accion magisterial, tanto en lo referente a la ley natural como a la revelacion, lo cual implica que una profundizacion homogenea, hermeneutica de la continuidad.
En las actas del Magisterio de la Iglesia las notas de rodapie o al pie de paginas en cuanto constituidas por el magisterio eclesial precedente son auxilio eficaz para una hermeneutica de la continuidad, mientras que el texto a su luz de esas notas iluminan horizontes para el progreso homogeneo en la interpretacion de acta y notas..
Por ejemplo las notas de pie de pagina de la Populorum Progressio procedentes de la Rerum Novarum y los aportes asi de ambas que confluyen en Centessimus Annus.
Olvidar esto ha generado suspicasias y hasta lamentables ataques a las actas y discursos de Francisco.
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LF:
Dos cosas:
1- Este post no va sobre ningún texto en concreto de Francisco.
2- El progreso doctrinal jamás puede convertirse en corrupción doctrinal. Pasar de decir 2+2=4 a decir 2+2=5 no es progreso. Es mentira.
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