¿Pueden estar dos ministros con ideas tan opuestas sobre el matrimonio en un mismo gobierno?
Convendrán ustedes conmigo en que la institución familiar es -al menos todavía- la base de cualquier sociedad. Independientemente de la cuestión religiosa, tiene unos efectos civiles importantísimos. El estado está llamado a protegerla si quiere que el futuro tenga cierta estabilidad. Cuando los niños se educan en familias rotas, las consecuencias psicológicas pueden ser nefastas. En ese sentido, una legislación que facilite y promueva el divorcio es un atentado contra el futuro de cualquier nación. No hablamos ya de mantener unidas relaciones en las que existen unas condiciones inasumibles -por ejemplo, violencia-, sino que, precisamente, la ley no ayuda lo más mínimo a que la parte más afectada de una relación conyugal complicada pueda salir a flote pensando en el bien de los más inocentes: los hijos.
Cuando además el Estado se dedica a convertir en matrimonio aquello que, por razones de ley natural, jamás puede ser considerado como tal, se está minando la esencia misma de la institución familiar. Como recordó ayer Mons. Martínez Camino, secretario general y portavoz de la CEE, en España los miembros de un matrimonio han perdido el derecho legar a ser considerados como marido y mujer. Ahora son cónyuge A y cónyuge B. Y los niños adoptados también han perdido el derecho a tener un padre y una madre. Pueden pasar a tener dos padres y dos madres. Es cuestión de tiempo que se admita la poligamia, la poliandria o cualquier otra relación sentimental “variada".
Cuando el PP se opuso a que se llamara matrimonio a las uniones civiles entre homosexuales, muchos cayeron en la trampa de creer que ese partido estaba en contra del gaymonio. Algunos ya advertimos que la cuestión nominal, aun teniendo su importancia, no era lo fundamental. Si se da a una unión afectiva todos los derechos de un matrimonio, es casi lo mismo como lo llamen. En ese sentido, conviene recordar que la Iglesia Católica está en contra de cualquier reconomiento legal de uniones homosexuales que suponga una concesión de derechos que son propios y exclusivos del matrimonio. No se trata tanto de una cuestión sobre el carácter pecaminoso de las relaciones homosexuales, que no tiene por qué ser asumido por los no católicos, como de qué se quiere hacer con la institución familiar.
El Ministro del Interior del gobierno de España se pronunció hace unos días sobre esta cuestión. De sus argumentos la prensa destacó la idea de que el gaymonio no garantiza la supervivencia de la especie. No es la razón más contundente y adecuada para oponerse al matrimonio homosexual, pero al menos a todos les quedó claro que estamos ante un ministro que manifiesta públicamente su desacuerdo con la intención de mantener la ley aprobada por el gobierno del señor Zapatero.
Como cabía esperar, el ministro de Justicia, que desde un primer momento se manifestó a favor del gaymonio y que incluso como alcalde de Madrid celebró con gozo indisimulado algunos matrimonios entre homosexuales, ha salido a la palestra para replicar a su colega de partido y de gobierno. Su argumento es ciertamente peculiar: Allá donde hay amor puede haber matrimonio. Bajo esa premisa, un padre y una hija podrían casarse. Y una tía y su sobrino. La palabra “amor” puede ser el comodín perfecto para aprobar cualquier cosa. Por ejemplo, matrimonios de cuatro días. Hoy te amo, mañana no y, por tanto, hoy estamos casados y mañana nos separamos. Y todo eso con una ley que convierta eso en “matrimonio". En realidad, la ley del divorcio express va por esa línea. Una ley, dicho sea de paso, contra la que el ministro Fernández Díaz no ha dicho nada.
Cuando en un partido y un gobierno “conviven” concepciones tan radicalmente opuestas sobre una de las células claves de la sociedad, cabe preguntarse qué partido es ese y a dónde nos puede llevar ese gobierno. Si lo mismo da creer en un matrimonio basado, al menos, en la ley natural, que no. Si lo mismo da creer de verdad en el derecho a la vida -no cuela una ley que deje las cosas como estaban antes- que no. Si lo mismo da ocho que ochenta, que alguien nos cuente para qué sirve dicho partido y dicho gobierno.
Como dije ayer, va siendo hora de que la gente que queda en el PP y que comparte, al menos en teoría, los principios no negociables marcados por el Papa Benedicto XVI, medite delante del Señor si merece la pena seguir formando parte de un partido que no va a mover un solo dedo en la dirección correcta. No es cosa buena ser cómplice del mal. No parece digno de un cristiano la colaboración activa con un sistema que ayuda a que la sociedad profundice en la apostasía generalizada. Es hora de dar un paso al frente y defender esos principios desde una opción política, confesional o no, que de verdad esté dispuesta a ser decisiva -en caso de convertirse en bisagra de gobierno en futuras elecciones- en el cambio de la legislación de ingeniería social. Y si no puede llegar a ser decisiva, al menos servirá como testimonio público, y no sometido a la esclavitud de la partitocracia, de la verdad. Si nuestros políticos católicos no sirven para eso, entonces no sirven para nada.
Luis Fernando Pérez Bustamante
35 comentarios
Luis Fernando, espero que no te importe que deje esto aquí. Creo que es importante ya que no se suele decir y, en general, se desconoce. Lo encontré ayer y para mí ha sido una prueba y una respuesta, de algo que francamente ponía muy en duda (y además, puede ayudar a alguna que desgraciadamente se encuentre en esa situación):
"...el canonista Jaume Riera decía que «la jurisprudencia canónica ha incorporado la doctrina de que los malos tratos son causa de nulidad y acepta que los malos tratos en la convivencia matrimonial ponen de relieve un trastorno de la personalidad ya latente en el tiempo de casarse, por lo cual de ello puede derivarse una declaración de nulidad». El Dr. Bueno, juez eclesiástico, insistía en que puede demostrar una persona violenta que «en su estructura mental, está hecha de tal manera que plantea y entiende la relación afectiva o de pareja con violencia. Entonces es muy probable que se trate de una psicopatología y por lo tanto el matrimonio es nulo», o bien plantea una relación matrimonial que niega los bienes propios del matrimonio, y por lo tanto no hay verdadero matrimonio. Como decía el Cardenal Carles, la Iglesia no puede disolver un verdadero matrimonio y por lo tanto lo que hace el derecho es investigar si éste es o no verdadero; y en este sentido si la violencia demuestra un trastorno que ya existía cuando se contrajo el matrimonio, es causa de nulidad".
http://www.ideal.es/granada/20081028/opinion/violencia-matrimonio-20081028.html
"...habrá que examinar si hubo malos tratos antes de contraer matrimonio y éstos llevaron a una de las partes a contraer matrimonio para librarse de ellos, pues entonces sería causa de nulidad por violencia o miedo (canon 1103). También habrá que examinar, aunque no haya habido malos tratos antes del matrimonio o éstos no fueran causa del miedo grave a que nos hemos referido, si hubo por parte de uno de los contrayentes dolo provocado para obtener el consentimiento de la parte que después sufre los malos tratos, porque estaríamos ante otra causa de nulidad (canon 1098). Y en todo caso, quizá hubo un engaño en una cualidad de la persona: puede que una de las partes suponía que se casaba con una persona amable y tranquila. Si esta cualidad la pretendía directa y principalmente, también sería nulo el matrimonio (canon 1097)".
http://es.catholic.net/familiayvida/159/313/articulo.php?id=7213
Un cordial saludo y gracias.
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LF:
Si los malos tratos se producen al poco de darse el matrimonio, vale. Si llegan años e incluso décadas después, me da que no. Son causa de separación, no de nulidad.
Y hay que reconocer que los católicos coherentes son una minoría insignificante en ese partido. ¡Y tan insignificante!
El PP y el PSOE piensan exactamente lo mismo. Y Gallardón expresa lo que piensa en realidad el PP. Así que ya sabemos cómo va el asunto.
La devaluación moral y legal del matrimonio y la familia sigue su ruta esté quien esté en el poder, porque son la misma cosa, y porque los buenos se callan o no terminan de dar el portazo necesario.
Es que todos pecan de analfabetismo voluntario de conciencia y de amor.
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LF:
Menos mal que el ministro De Guindos es de los "coherentes":
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=16698
(modo irónico off)
"Salid de ella, pueblo mío"
Normalmente llegan muy pronto (cuando se trata del típico maltratador). Si llegan después de muchos años o décadas..., es que eso es rarísimo. Yo no conozco ningún caso, ni he leído de ninguno (a no ser que tengan una enfermedad. Es muy distinto).
Un cordial saludo.
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LF:
Tampoco conozco casos de malos tratos sobrevenidos al cabo de los años.
O sea que está defendiendo la posibilidad de institucionalizar no sólo la homosexualidad sino también el incesto, el estupro y la pedofilia consentidas, amén de la zoofilia, vicio cada vez más frecuente en la "pet-civilization".
¡De terror!.
¿Puede haber católicos que apoyen a un partido que no expurgue inmediatamente a quienes sostienen tales aberraciones?
PD: Mis disculpas por los términos utilizados, pero no hago sino decir explícitamente lo que Gallardón está sugiriendo.
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LF:
Sí, lo de Gallardón es como esa película u obra de teatro que se titulaba: ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?
Es hora de que el electorado católico advierta que existe una coordinación de fondo entre los partidos liberales de izquierda y de derecha:
LA IZQUIERDA ADELANTA, LA DERECHA LUBRICA.
Con perdón, nuevamente.
Poner como criterio para un matrimonio el mero sentimentalismo es una solemne majadería, pero una majadería muy peligrosa, que abre la puerta a aberraciones y cada vez más salvajes.
Y ese es el Ministro de Justicia de España. Qué asco.
Y luego son todos católicos! Claro! como es gratis... Pero de esta farsa la culpa la tiene la jerarquía de la Iglesia, la verdad... A que esperan para excomulgarlos, para que quede claro que ESO no es ser católico?¿
Quizás si fuéramos así de groseros en las formas, lo "gráficos", la gente comprendería mejor la indecencia de fondo de estas propuestas. Nos entenderían.
El resultado de las próximas elecciones puede ser terrorífico. Con un PP rechazando abiertamente el voto católico, el voto conservador y el voto liberal; el PSOE aferrado al pasado zapaterino y cada vez más dividido... ¿qué saldrá?
http://www.aesdistribucion.org/2013/01/rojos-y-progres.html#!/2013/01/rojos-y-progres.html
Ni van a renunciar a sus prebendas de poder.
Poli bueno, poli malo. Poli progre, poli conservador.
Mientras tanto, la maquinaria continúa.
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LF:
Que yo sepa Gallardón no va por ahí diciendo que es católico.
Por supuesto que pueden. Al menos en España. En serio, ¿conocéis a algún alto cargo político español que tenga algo parecido a unas convicciones medianamente firmes? Lo siento, pero tratando de defender unas determinadas ideas y no venderte a la primera ocasión, a lo más que se puede llegar en España es a alcalde (y eso con mucha suerte). Para llegar más arriba hay que ser alérgicos a cosas como la coherencia o la honradez.
podremos encontrarnos con el mayor de los vacios, aquel al que lleva la ausencia de criterios firmes intentando contentar a todos.Eso es imposible.No se puede estar en misa y repicando al mismo tiempo
El responsable de la financiación de más de 12.000 abortos anuales invitado a clausurar una acto "provida"
http://anotacionesdepensamientoycritica.blogspot.com.es/2013/03/el-responsable-de-la-financiacion-de.html
Llevo un tiempo planteándome dejar el partido (aunque mi participación es escasa) pero creo que igual dentro del partido mi opinión se necesita porque si no estoy yo la postura de la Iglesia no está.
En fin no sé Luisfer que me puedes decir.
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LF:
Yo solo te puedo decir lo que hice al día siguiente de que el gobierno de Aznar aprobara la píldora abortiva: me di de baja del partido. Hasta entonces había sido afiliado.
¿De qué ha servido que la postura de la Iglesia "esté" en el PP?
De nada.
La miembros de la derecha liberal, al no tener ética o moral alguna, la buscan yendo de la mano de la Iglesia, pero siempre acaban utilizándola para sus bastardos y torcidos intereses, con la aquiescencia de algún que otro jerarca que los "adora".
Pues aún no ha caído ninguno... Quizá lo que dicen sea coherente con la moral católica...........
Es sumamente curioso cierto tipo de críticas que le han caído al ministro del Interior. Me refiero a aquellas que suelen provenir de las personas más "razonables" o "comprensivas" con lo que ellos consideran unas declaraciones erradas.
Se trata de los que defienden que un cargo político no puede emitir "opiniones personales" como las de índole religiosas o éticas, pues estas son propias del ámbito privado, del cual no deben salir.
Así, por arte de birlibirloque tenemos que las opiniones como las del Sr. Fernández Díaz son "personales" o de su intimidad, mientras que las del Sr. Ruíz Gallardón no son opiniones, sino la verdad hecha ley, dogma, y por supuesto, con pleno e indubitable estatuto público y universal.
Como decía la canción: "Será el amor..."
Por cierto, un abrazo a Fernando Paz desde aquí y mi enhorabuena, que dió la talla muy brillantemente en este tema en una tertulia de hace un par de días en "El gato al agua" en el que era el único no complaciente y la única voz discrepante. Y esto en Intereconomía...
¿Pueden estar dos ministros con ideas tan opuestas sobre el matrimonio en un mismo gobierno?
Pues claro. Sobre todo tratándose del PP, un partido que carece de "ideas", en el sentido fuerte de la palabra.
Eso del matrimonio no es, para el PP, relevante en absoluto, como no lo es casi ninguno de los problemas que importan por aquí. El PP sólo tiene un fin: servir al poder del dinero. Fuera de eso, lo demás es irrelevante.
Y las opiniones de sus ministros al respecto importan en la medida en que puedan darles o quitarles votos. Estar contra el matrimonio homosexual hoy por hoy les quitaría votos; de ahí que se hayan apresurado a desautorizar a ese señor y a mostrarse favorables a la legislación vigente.
Como dice Ignacio (el ingenuo militante del PP), en el PP se ríen de los católicos menos maleables. Pues eso.
Eso es lo que ha dicho, pero lo que piensa es: "Allá donde hay sexo puede haber matrimonio"
Así de primitivos son estos progres.
Sentir amor por alguien no implica atracción sexual.
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"Pues bien, Fernández Díaz es Ministro del Interior, es decir la cabeza política y administrativa del Ministerio
Y desde el Ministerio del Interior el 18 de Enero de 2012, por Orden INT/169/2012 se declaró de Utilidad Pública la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) dándole el nº 1398."
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Son la hipocresía más retorcida y refinada que uno pueda imaginarse.
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LF:
Así le ha ido a la realeza. De todas formas, supongo que es un caso similar al de los primos hermanos. Debería haber puesto otro ejemplo.
Una cosa está muy clara, para mí: La postura que, hace algún tiempo, manifestó cierto Obispo, diciendo que "no queremos partidos católicos, sino católicos en los partidos" constituye, con los hechos en la mano, una grave equivocación. Los católicos en los partidos (en los partidos no católicos, querría decir el Obispo, digo yo...) no tienen ninguna influencia real en el comportamiento de ésos sus partidos, a la hora de gobernar o, incluso, hacer oposición.
Eso sí, una cosa me alegra mucho en relación a las palabras de Fernández Díaz: Ha provocado que bastantes miembros del PP hayan dicho abiertamente lo que piensan al respecto, aunque sea en contra. Y eso es muy bueno, teniendo en cuenta que el PP usa casi siempre el silencio y la ambigüedad con respecto a los principios innegociables de Benedicto XVI.
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LF:
La postura "no queremos partidos católicos, sino católicos en los partidos" sería perfectamente asumible si no viviéramos en una partitocracia donde los católicos no pintan un pimiento y tienen que asumir la postura de los aparatos de dirección o de lo contrario acaban fuera de la política.
Es decir, eso podría vale en EE.UU o incluso Gran Bretaña. En España, no.
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LF:
Influyen bastante más. Y consiguen más cosas. Es lo que tiene el dar cuentas a tus electores y no al aparato de tu partido.
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