Jornadas de la FERE: Bedoya manipula la realidad en El País
Juan G. Bedoya, veterano y sempiterno responsable y/o articulista sobre la información religiosa del diario El País, ha tenido a bien escribir hoy un artículo sobre el reciente conflicto entre la FERE (Escuelas Católica) y los obispos españoles, a cuento de las Jornadas de Pastoral convocadas por los religiosos en diversas diócesis españolas. Se puede decir que el señor Bedoya ha escuchado campanas pero no sabe bien dónde. Cosa lógica si solo se tiene como referencia informativa sobre este caso a los que hicieron el ridículo apuntando un castigo a Mons. Sanz Montes por “atreverse” a, según ellos, ir por libre y luego manipularon la verdad asegurando que la salida de algunos ponentes de las jornadas fue por voluntad propia de ellos.
Lo cierto es que, cuestión opinativa aparte, quien ha querido saber la verdad sobre lo ocurrido en este asunto, ha tenido que pasarse por InfoCatólica o por el blog de Francisco José Fernández de la Cigoña.
Comentaré algunos párrafos del texto de Bedoya, para señalar algunas inexactitudes.
Bedoya:
Tras semanas de idas y venidas y de tiras y aflojas, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha impuesto sus condiciones y Escuelas Católicas las ha aceptado a regañadientes.
Nada de semanas. En la reunión del sábado 19 de enero, el presidente de la comisión episcopal de catequesis y enseñanza recibió a la FERE para comunicarles que el día anterior, los obispos afectados por las jornadas habían decidido que las mismas no se celebrarían si se mantenían el programas y algunos los ponentes de las mismas. Tras las oportunas consultas, la FERE obedeció a los obispos y la CEE acabó publicando una nota “dulce” anunciando la decisión. De un viernes a un martes no pasan semanas.
Bedoya:
Escuelas Católicas, efectivamente, aceptó el rapapolvo con deportividad…
O aceptaban el rapapolvo o no había jornadas.
Bedoya:
Fue Sanz, muy cercano al presidente de la CEE, el cardenal Antonio María Rouco, quien abrió la caja de los truenos prohibiendo en su territorio eclesiástico las jornadas de Escuelas Católicas, anunciadas allí para este fin de semana. Poco después, siguió su camino el arzobispo de Granada, Javier Martínez.
Granada no fue después de Oviedo. Fue antes. De hecho, en el anuncio de las jornadas por parte de Escuelas Católicas, Granada no aparecía. Y no fue el arzobispo de Granada quien comunicó a la FERE nacional que en su archidiócesis no se organizaban. Fue la propia FERE granadina quien se negó. Si lo hicieron motu proprio o por indicación del arzobispo es algo que tendrán que contar ellos si quieren. Lo que sí puedo decir es que no todas las FEREs regionales están especialmente felices por la elección de ponentes para las jornadas de este año.
Bedoya:
El cruce de reproches a través de Internet no se hizo esperar cuando los medios católicos se hicieron eco de la noticia, sin disimular la sorpresa. “Más de un prelado ha afeado a Sanz su persecución a los religiosos, después de que la Plenaria [de la CEE] vetase su nombramiento como responsable de Vida Religiosa. Es lástima que una persona tan espléndida en algunos aspectos actúe, en ocasiones, de una forma tan menor”, editorializó Religión Digital.
No, Religión Digital no editorializó. Más bien mintió y manipuló. No ha habido un solo obispo que haya afeado nada a Mons. Sanz Montes. Es más, como ya se encargó Fernández de la Cigoña de señalar en su blog, el arzobispo de Oviedo no podía ser reelegido como presidente de la comisión episcopal para Vida Consagrada de la CEE. ¿La razón? los estatutos de la CEE indican que un obispo solo puede presidir una comisión durante dos trienos. Una vez pasados los mismos, no puede ser reelegido. Juzguen ustedes la calidad periodística de quienes llaman veto a lo que no es sino el cumplimiento de los estatutos de la Conferencia Episcopal. Y juzguen ustedes la calidad periodística de quien se hace eco de esa falsedad sin tomarse la molestia de investigar un poco el asunto.
Bedoya:
Lo cierto es que el baculazo del arzobispo Sanz, sin consultar con sus colegas (o eso se dice) ponía en aprietos al resto de los prelados en cuyas sedes había también programadas jornadas. ¿Mantendrían la misma intransigencia sus obispos? La solución fue salomónica. Se leería la cartilla a Sanz por actuar por libre, comprometiendo al resto, pero Escuelas Católicas debía rectificar su programación, para guardar las apariencias de un acuerdo en el que las dos partes cedían.
Falso de toda falsedad. No hubo solución salomónica. Hubo un anuncio de veto de la totalidad de los obispos a las jornadas de la FERE si no se vetaban a aquellos ponentes que finalmente han sido vetados. Que son exactamente los mismos por los que Sanz Montes suspendió las jornadas en su archidiócesis. Señalo un hecho a tener en cuenta. Si, como advierte la nota de la CEE, los obispos no sabían que en sus diócesis se iban a celebrar esas jornadas, ¿por qué Sanz Montes iba a tener que saber que además de en Oviedo se iban a celebrar en otras ciudades de España?
El arzobispo de Oviedo no actuó por libre. Simplemente le presentaron unas jornadas que él consideraba inaceptables y las prohibió. Entonces los otros obispos se dieron cuenta de que en sus diócesis también iban a celebrarse y decidieron que o se cambiaba el contenido de las jornadas o las prohibían. Nadie le leyó la cartilla a Mons. Sanz Montes. Es más, conviene recordar que un obispo es soberano en su diócesis y no tiene que dar cuentas de sus actuaciones a nadie salvo al Papa -y obviamente a Dios al final de su vida-. Si algún obispo hubiera querido que esas jornadas, con esos ponentes, se celebraran en su diócesis, nadie podría haberlo prohibirlo.
Bedoya:
El conflicto tiene otros frentes. En realidad, se trata de un golpe de mano definitivo del cardenal Rouco y sus incondicionales por el control de los principales resortes del catolicismo español.
¿Y eso como se concilia con la idea de que le leyeron la cartilla al arzobispo de Oviedo? En fin…
Bedoya explica su versión sobre lo ocurrido con los últimos secretarios de la FERE y dice:
Hubo que buscar el sustituto en Roma, donde Alvira Duplá venía ejerciendo labores en la curia de la Compañía de María. Se buscaba, sobre todo, a un hombre puente de dialogo entre la FERE, el Gobierno y el episcopado, en la idea de que hay obispos dispuestos a alejarse de las tesis de Rouco en busca de acuerdos.
El problema es que la organización de esas jornadas no fue cosa de Alvira Duplá -aunque él es el responsable último- sino del dominico José Antonio Solórzano. El mismo religioso que se dedicaba a participar en jornadas de apoyo a la asignatura Educación para la Ciudadanía mientras la totalidad de los obispos clamaban al cielo contra la misma. Si la FERE quiere, de verdad, tender puentes con el episcopado, tendrá que retirar a quienes han sido protagonistas de enfrentamientos claros y directos con los obispos. Mientras no ocurra tal cosa, todo será “parole, parole, parole".
Bedoya:
Este año, los anunciados como ponentes eran Serafín Béjar, teólogo y párroco en Granada; la monja Lucía Caram, dominica contemplativa de Manresa; Emilio Pinto, maestro y psicoterapeuta; Juan Rubio, sacerdote, escritor y director de la revista Vida Nueva; Carmen Barba, profesora de cartografía moral en La Salle, y Denis Rafter, director teatral. Después del “peinado episcopal”, como con sorna dijo ayer uno de los afectados, se mantiene en el programa el director de Vida Nueva y el dramaturgo Rafter. El teólogo Béjar y la profesora Barba se retiran “por motivos personales”.
¿Por motivos personales? Puede que esa sea la razón final. Pero no es menos cierto que el dominico Solórzano pidió a todos los ponentes que se solidarizaran públicamente con los vetados. Imagínense ustedes la que se habría montado de haber logrado su objetivo.
Bedoya:
“Se ha alcanzado una postura de consenso. Pero, ojo, solo después de que los ponentes vetados por el arzobispo Sanz ofreciesen a los organizadores de las jornadas su salida para que estas se pudieran celebrar sin mayores problemas. La solución no ha venido por parte de los obispos, sino de los agraviados, Lucía Caram y Emilio Pinto, que han demostrado, una vez más, que es más importante el evangelio que la norma, y la libertad que el baculazo. Y que a veces, también en la Iglesia, la mejor victoria está en conservar la dignidad. Grandes personas, ambos, frente a obispos, como en este caso Sanz, bajo mínimos”, reprocha a los prelados el escritor católico Jesús Bastante.
Bedoya insiste en tomar como referente a quien ha mentido. Aquí no hay consenso alguno. Ni Sor Lucía Caramn ni Emilio Pinto han hecho otra cosa que aceptar unos hechos consumados. Los obispos han pedido el veto de unos ponentes y la FERE lo ha aceptado. Era eso o nada. Y la CEE ha pedido que de ahora en adelante las jornadas se celebren con el control y la aprobación de los obispos, y Escuelas Católicas ha aceptado.
El señor Bastante quiere salvar la cara a los vetados. Y es muy libre de hacerlo, siempre que no falte a la verdad. Si la religiosa dominica y el señor Pinto hubieran dicho no y la FERE hubiera aceptado ese no, no habría jornadas. Y no las habrá en el futuro si la FERE no logra el visto bueno de ponentes y programas. ¿A eso lo llamamos consenso o ejercicio de la autoridad episcopal sobre la Iglesia? La cosa está clara. Unos han dictado lo que hay que hacer y otros han obedecido. Cosa lógica en una Iglesia donde el gobierno lo ejercen el Papa y los obispos en comunión con él. Lo que no tiene sentido es pretender hacer pastoral al margen de los pastores. Si se ha hecho así en el pasado, no se hará en el futuro.
Alguno dirá que esta forma de gobernar por parte de los obispos es cosa del medievo, tiránica, etc. Léanse ustedes el Concilio Vaticano II y juzguen a la luz del mismo (negritas mías):
Porque los Obispos son los pregoneros de la fe que ganan nuevos discípulos para Cristo y son los maestros auténticos, o sea los que están dotados de la autoridad de Cristo, que predican al pueblo que les ha sido encomendado la fe que ha de ser creída y ha de ser aplicada a la vida, y la ilustran bajo la luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Revelación cosas nuevas y viejas (cf. Mt 13, 52), la hacen fructificar y con vigilancia apartan de su grey los errores que la amenazan (cf. 2 Tm 4,1-4).
Lumen Gentium.
¿Tengo que explicar en qué se aparta del Magisterio Sor Lucía Caram, una de las vetadas? Casi mejor les dejo con el enlace a la web de Tele5 en el que se anuncia la participación de la religiosas de clausura -según ella su claustro es el mundo- en el programa el Gran Debate. La presentan así:
Sor Lucía Caram es defensora del preservativo y de la causa homosexual
No hace falta comentar nada más, ¿verdad? Si acaso, podemos preguntarnos a qué quería jugar la FERE llevando a semejante ponente. Sea cual fuera la jugada, les ha salido mal. Es de esperar que hayan aprendido la lección y en el futuro no vuelvan a protagonizar este espectáculo.
Luis Fernando Pérez Bustamante
9 comentarios
Me temo que en el caso de ciertas personas (y tratándose del país y de noticias de religión no creo que se salve nadie) la única manera de no mentir es quedarse callados
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LF:
¿Algún ejemplo?
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LF:
Bueno, tampoco creo que sea muy meritorio. Esto no es política sino religión. Un tema que a los señores de El País les importa más bien poco.
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LF:
No tengo esa bondad.
Para opinar, con acierto o desacierto, están los editoriales y las columnas de opinión.
Es una falta de respeto a los lectores, que en una sección, se olviden de la seriedad informativa, y se escriba lo que gustan que se escriba sobre un tema.
Además horada la confianza de estos lectores, que se dirán, que si donde conocen se tergiversa o inventa, que será donde no conocen y deben fiarse de ese medio informativo.
Lo que no tienes es caridad, ni mesura, ni vergüenza.
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LF:
Nada, nada. Al infierno voy de cabeza.
Pero los vetados, vetados están.
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