Teniendo presbíteras, ¿qué más les da tener obispas?
Me pregunto si no le hemos demasiado bombo a la cuestión de la ordenación de mujeres como obispas en la Iglesia de Inglaterra. Desde el punto de vista católico, lo que hagan los anglicanos con las ordenaciones da un poco igual, ya que no se reconoce que dicha comunión eclesial haya mantenido la sucesión apostólica. En otras palabras, no se da el sacramento del orden entre ellos. Así que lo mismo da que ordenen hombres que mujeres o transexuales. Esa es la razón por la que cuando un presbítero u obispo anglicano se convierte al catolicismo, hay que ordenarle si se quiere que sea sacerdote. Cosa que no ocurre con los sacerdotes ortodoxos que quieran hacer lo mismo.
Algunas iglesias ortodoxas sí reconocían la validez de las órdenes anglicanas. Hablo en pasado, porque desde que les dio por empezar a ordenar mujeres, los ortodoxos empezaron a plantearse si Roma no tendría razón sobre ese tema. No olvidemos la advertencia que los ortodoxos rusos acaban de hacer al nuevo primado anglicano, Justin Welby, en el sentido de que la comunión anglicana lleva ya unas cuantas décadas alejándose a toda velocidad de la Tradición de la Iglesia de los primeros siglos.
Sería un error creer que la mayoría de los anglicanos no quieren mujeres con mitra y báculo. La realidad es que la cámara de los laicos votó a favor. Concretamente 132 síes y 74 noes. Pero hacían falta los dos tercios de síes para que el “sí” fuera efectivo. Entre los presbíteros, el sí obtuvo 148 votos y el no 45. Y los obispos, que no se lo creen y que andan llorando por las esquinas, dieorn un sí casi rotundo (44 votos a favor, 3 en contra y 2 abstenciones).
En otras palabras, han estado a un tris de aprobar la cuestión. Y, como ya ha dicho Rowan Williams, primado saliente, esto no está cerrado. El hombre anda muy apenado por lo ocurrido. Y no solo él. el obispo de Lincoln dijo que el de ayer era “un día muy negro“, el de Bristol aseguró que era “un desastre” y el de Salisbury se declaró “destrozado“. Todavía no sabemos si ha dicho algo el nuevo primado, pero desde luego don Justin Welby no ha podido estrenarse peor. Su apoyo a las mujeres obispas no ha servido de nada. En una web tan poco sospechosa de ser anti-anglicana como Protestante Digital leemos que el “resultado contrario se interpreta como un primer examen negativo de su autoridad (la de Welby) dentro de la Iglesia anglicana“.
¿Y quiénes son los que han rechazado tener mujeres obispas? Pues los anglocatólicos y el sector más conservador de los evangélicos (Welby es evangélico pero no muy conservador). Es decir, los que son más fieles a las dos tendencias mayoritarias en el anglicanismo hasta el siglo XIX. Pero ese anglicanismo tiene poco que ver con el actual. Aunque el Beato Newman ya vio que la comunión anglicana iba a ser arrasada por el liberalismo teológico, lo cierto es que no resultaba fácil prever que dicha situación fuera tan patente como lo es hoy en día.
En mi opinión, este parón en la deriva liberal del anglicanismo es como el canto del cisne. Una vez que aprobaron la ordenación de mujeres como presbíteras, ¿qué razón de peso hay para no admitir las obispas? Sinceramente, no tiene sentido. Los que hoy han votado contra las obispas no quieren presbíteras en sus parroquias anglicanas. Y ya me dirán ustedes dónde va una “iglesia” en la que hay semejante división sobre algo tan fundamental -¿o para ellos no lo es?- como quién puede o no puede ser pastor de almas.
Además, en buena parte de la comunión anglicana seguirán ordenando obispas. Los episcopalianos de EE.UU no se ven afectos por la votación de ayer. La Iglesia de Inglaterra es una especie de iglesia madre del anglicanismo, pero sus “hijas” son independientes de facto. Es decir, las obispas episcopalianas y el obispo gay Gene Robinson, siguen hoy siendo tan obispos anglicanos como ayer. Y los yankees seguirán a lo suyo sin importales lo más mínimo lo que piensen y hagan sus colegas de otras naciones y continentes.
Si de algo puede valer lo ocurrido ayer es de freno a la estampida de los anglicanos africanos. Curiosamente son los que más crecen y los que tienen un nivel de práctica religiosa más elevada entre sus fieles. La mayoría son de tendencia evangélica conservadora. Y ya han dejado claro que si el anglicanismo sigue por la senda del liberalismo, ellos se van. No me negarán ustedes que tiene su gracia que el futuro de la comunión eclesial que nació en el catre de un rey adúltero -que doctrinalmente era muy católico- dependa en gran medida del continente africano. Es una de esas ironías que de vez en cuando nos ofrece la historia.
Una última reflexión, que creo muy importante. El editorial de Protestante Digital sobre la votación de ayer indica algo la mar de interesante:
Lo que sí queremos es exponer precisamente la coexistencia, más aún la convivencia, de ambas posturas de forma pacífica . Quienes hablan de una fractura en la Iglesia anglicana por esta decisión o exageran, o hablan de una realidad ajena al protestantismo, con el que la Comunión anglicana se identifica en su mayor parte.
Fractura es imponer un solo punto de vista sin respetar al otro, negándole su identidad cristiana, en una cuestión que no es una verdad central de fe. Como ocurre con el creacionismo y el evolucionismo, defendidos ambos puntos de vista -en un abanico con diferentes matices- por cristianos firmes y comprometidos que aman la Palabra y la consideran revelación de Dios como referencia fundamental de fe y conducta.
Es lógico que quienes mayoritariamente no creen en la existencia siquiera del sacramento del orden consideren que este es un tema “menor”. Tampoco se ponen de acuerdo en la cuestión del bautismo y la Eucaristía, que son temas “mayores", así que no es de extrañar. En el caso de católicos y ortodoxos, la esencia doctrinal sobre el sacramento del orden, como todos los sacramentos, tiene el rango de dogma de fe. Ya dijo Juan Pablo II en la Ordinatio sacerdotalis que estábamos ante “una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia“. Es decir, esto no es opinable ni votable. Es como es.
Luis Fernando Pérez Bustamante