Las opiniones de Lutero y el cardenal Koch sobre la Reforma protestante
Como bien nos cuenta Juanjo Romero en su blog, el Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Cardenal Koch, sigue haciendo «ecumenismo» del bueno: decir la verdad. Con caridad, pero la verdad. Y lo ha hecho ni más ni menos que ante el Sínodo General de la Iglesia Luterana Unida de Alemania (VELKD), que está al cargo de los preparativos de los 500 años de la Reforma protestante que tendrá lugar en 2017.
Este cardenal, del que algunos temían que seguiría la misma senda que el cardenal Kasper, ha resultado ser un purpurado que gusta de llamar al pan, pan y al vino, vino. Guarda las formas, sin duda, de tal manera que no tiene empacho en llamar iglesias a quienes -recordemos la Dominus Iesus- no lo son, pero no se anda con rodeos a la hora de definir la Reforma protestante como un error y un pecado. Cierto que los culpables de dicho pecado no se encuentran solo en el lado protestante. La corrupción moral de gran parte del clero europeo, los abusos en el tema de las indulgencias, la simonía, etc, eran desgraciadamente el pan nuestro de cada día en amplios sectores de la Cristiandad de principios del siglo XVI. Pero, como he dicho en otras ocasiones, cuando Dios quiere limpiar su Iglesia de escoria, manda santos y profetas, no herejes ni cismáticos. Y a fe que Dios envió santos en ese siglo, que fueron instrumentos de la verdadera reforma, a la que el concilio de Trento puso un marco incomparable.
De hecho, no se puede evitar llegar a la conclusión de que si, tal y como Carlos I reclamó insistentemente, el concilio tridentino se hubiera celebrado antes, es probable que los efectos desintegradores de la unidad eclesial producidos por la Reforma protestante, se hubieran podido paliar en buena medida. Pero jugar a la ucronía no nos sirve de gran cosa, así que dejemos la historia donde está y no elucubremos más sobre lo que pudo ser y no fue. Si acaso, aprendamos la lección y entendamos que cuando desde el gobierno de la Iglesia se deja pasar el tiempo sin poner soluciones para atajar los problemas, es la propia Iglesia, y sus fieles, quienes sufren las consecuencias.
Las palabras del cardenal Koch no han sentado bien demasiado bien a los protestantes. El obispo luterano de Munich, Heinrich Bedford-Strohm, le preguntó si no pensaba que la Iglesia del Vaticano no debería pensar en reformarse en su camino hacia la unidad y apuntó que “es necesario reflexionar juntos sobre la base de la iglesia apostólica primitiva".
Y el portal informativo protestante más importante en lengua castellana, Protestante Digital, explica así las reacciones al discurso del cardenal católico:
Las reacciones no fueron especialmente entusiastas entre quienes se habían creído el ecumenismo católico como un diálogo y acercamiento, y sí con cierta sorna por los muchos que siempre han visto el ecumenismo católico como “la unidad del lobo que quiere devorar al cordero para poder llegar a ser uno", en palabras de José Cardona, primer secretario ejecutivo de la Federación evangélica española (Ferede).
Por supuesto, para ellos el lobo es la Iglesia Católica y el cordero el rebaño protestante. Y, para qué vamos a decir otra cosa, al afirmar tal cosa no hacen sino ser fieles a los principios enseñados por los principales reformadores protestantes, que lo más lindo que dijeron del papado y de la Iglesia Católica fue que eran el anticristo y la gran bestia del Apocalipsis. Es cierto que no todos los protestantes evangélicos son hoy tan radicales. Es cierto que muchos creen que aunque la Iglesia Católica no es la Iglesia de Cristo, hay bastantes católicos que sí pueden ser considerados como cristianos. Pero, al menos en España, sus representantes oficiales van la senda de la radicalidad y no por la de las buenas palabras y palmaditas hipócritas en la espalda. Se podrá discutir si eso es bueno, malo o regular. Pero que es, ¡¡ES!!
El caso es que alguien tan poco sospechoso de ser contrario a la Reforma como Martín Lutero, ya dijo que la misma había tomado una deriva un tanto peculiar:
“Hay tantas sectas y opiniones como cabezas. Este niega el bautismo; el de más allá cree que hay otro mundo en el nuestro y el día del juicio. Unos dicen que Jesucristo no es Dios; otros dicen lo que se les antoja. No hay palurdo ni patán que no considere inspiración del cielo lo que no es más que sueño y alucinación suya.”
(Grisar, Lutero).
Como he señalado con anterioridad, Lutero era una especie de pirómano que se escandalizó del fuego que él mismo había creado. La falta de unidad inherente al protestantismo -que parte del falso dogma del libre examen- apareció en el principio de la Reforma y continuó a lo largo de los siglos. El propio Calvino supo ver la gravedad de esa realidad. Leemos lo siguiente en un documento aprobado por teólogos calvinistas en el año 2007:
Las ideas de Calvino acerca de la comunidad cristiana, su voluntad de mediar en temas controversiales como la Eucaristía, y sus esfuerzos interminables por construir puentes en cada nivel de la vida eclesiástica representan todavía un enorme reto. Calvino desafía a las iglesias a entender las causas de la continua separación y, de acuerdo con las Escrituras, hacer lo posible por la unidad visible mediante el compromiso con esfuerzos ecuménicos concretos, con vistas a lograr la credibilidad del Evangelio en el mundo y la fidelidad de la vida de la iglesia y su misión.
Calvino estaba ciertamente preocupado por la desunión entre los protestantes. Es más, dado conocía bien los excesos de Lutero a la hora de tratar a los que no decían sí y amén a todo lo que él decía, el francés afincado en Ginebra llegó a escribir del alemán que “aún si me vilipendiase y me llamara un demonio no obstante le consideraría uno de los destacados siervos de Dios“. Conmovedor, viniendo de quien se burló de los gritos que pegó en una hoguera genebrina el hereje arriano Miguel Servet.
A Dios gracias, los cristianos hemos dejado de solucionar nuestras diferencias doctrinales a base de guerras, hogueras y todo tipo de violencia física. Uno de los logros del movimiento ecuménico ha sido la construcción de puentes afectivos, personales y en no pocas ocasiones institucionales, entre unos y otros. Si solo sirviera para eso, ya habría merecido la pena. Y todo lo que se haga para profundizar en ese camino será digno de elogio.
Ahora bien, no parece posible que para lograr una unidad deseada por Cristo, cada cual renuncie a ser lo que es. No hay verdadera unidad sin verdad. Y la verdad es que, doctrinalmente, eclesialmente, e incluso espiritualmente, el protestantismo y el catolicismo son en muchos aspectos como el agua y el aceite. No se pueden mezclar. El protestantismo no va a renunciar a sus “solas” ni al libre examen. Y la Iglesia Católica no va a aparcar su doctrina sobre la Tradición, el papel del Magisterio, el papado y doctrinas como la comunión de los santos, los dogmas marianos, etc.
Dijo el cardenal Koch que espera con optimismo «una declaración conjunta en los próximos 30 años» sobre la doctrina de la sucesión apostólica. Y yo pregunto: aunque se alcanzara ese hito, ¿de qué va a servir si vemos que la declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación ni siquiera fue aceptada por centenares de teólogos luteranos ni por la iglesia luterana de Dinamarca, por no decir del rechazo que recibió del resto del protestantismo?
En la Iglesia Católica existe una autoridad eclesial central que puede llevar a que determinados acuerdos con denominaciones protestantes (luteranos, anglicanos, etc) sean aceptados por los fieles. En el protestantismo no existe tal autoridad eclesial. Jamás ha existido y, conociendo lo que son, jamás existirá. Es más, es contraria a su misma esencia. Cuanto antes lo asumamos, mejor. Eso no significa que no podamos seguir llamándonos hermanos ni mejorar nuestras relaciones. Si no pueden vernos juntos en plena comunión, al menos que no nos vean peleados.
Luis Fernando Pérez Bustamante
17 comentarios
Lutero por lo que se, era hombre muy preocupado por su destino eterno. Pero desgraciadamente desespero y no confió en la Iglesia Católica.
---
LF:
Ni idea.
"Por sus frutos los conoceréis" dice el Señor. Y ese es el fruto último del protestantismo: el ateismo puro y duro. Un fruto claramente demoníaco. O en el otro extremo -igualmente condenable- el fideismo integrista y fanático.
Veo en internet que en la ciudad donde va a estar -con más de 500.000 habitantes- sólo hay una Iglesia Católica. Una sola. Le he animado a que vaya a menudo allí a adorar y recibir al Señor. O que al menos sepa donde está para cuando yo vaya a visitarle.
¿a qué reformas se refiere?
---
LF:
Ni idea.
La mar de interpretaciones que hay sobre el ecumenismo, volvamos a "la letra" del Concilio, como pide Benedicto XVI.
La lista del desacuerdo es larga pero la estamos debatiendo amigablemente tomando té inglés y pastas españolas. Cada cual da sus razones y defiende lo suyo, pero hemos logrado un clima de afecto por encima de las discrepancias aunque desde luego sin pasarlas por alto.
---
LF:
Pues de eso se trata.
Lo de la Declaración Conjunta yo creo que si que puede servir y que se verá mejor cuando los luteranos, especialmente de aquellos países en donde son religión cristiana predominante y casi única, empiecen a acercarse colectivamente a Roma. Colectivamente me refiero en situación parecida a los anglicanos de la “Anglicanorum Coetibus”. Parecida y no igual porque en los anglicanos, especialmente con los anglo-católicos, las diferencias no eran tan grandes y con los luteranos son más importantes las diferencias teológicas.
Pero de toda manera esta Declaración, puede ayudar a algunos a volver a Roma. Ayudar a los que ya se sientan inclinados a reconocer que la Iglesia de Jesucristo es Una Santa Católica y Romana, a dar ese paso que ha de ser muy difícil para ellos. Usted que fue protestante en un tiempo debe saber mejor que yo las dificultades que un protestante honrado puede llegar a tener para cruzar el Tíber.
Yo diría que hay una puerta cerrada entre ellos y nosotros y que estas declaraciones conjuntas ayudan a despejar, no tanto la puerta, como lo que hemos puesto de una y otra parte bloqueando la puerta. Si podemos clarificar, apartar y organizar esas cosas, tendrán menos problemas cuando se abran las puertas.
Me dirá y lo sé, que esa puerta ha estado siempre abierta para el que ha creído que debía traspasarla, pero ahora se trata de facilitar un posible retorno colectivo, aunque numéricamente puede que no sea de grandes cifras
No comprendo bien qué se espera del ecumenismo, máxime cuando la separación de la verdad de fe y moral entre católicos y el mundo protestante crece y se multiplica.
Es como dialogar con alguien que cada día va cambiando más y más: el ecumenismo no puede ir, en principio, en el sentido de ser más y más comunes, cuando la realidad es que se es más y más diferente.
---
Editado:
Después de que haya escrito semejante tontería, no hace falta que le leamos más.
--
LF:
Con el pasar de los años cada vez hay más protestantes en Iberoamérica. Eso es un hecho. Son también los que más crecen en África y Asia. Eso es otro hecho. Así que no sé de dónde se saca lo que dice.
Por lo demás, buen artículo, y actitud acertada y valiente del cardenal Koch.
---
LF:
Te informo:
La población africana es actualmente de 973 millones de personas, con una media de edad de 19,4 años, una esperanza de vida de 50 años y una media de 4,7 hijos por mujer. En toda esta población, los cristianos son 453.085.307, lo que constituye el 46,53 % del continente. En segundo lugar encontramos al Islam, con el 40,46 % de la población, y después están los seguidores de las religiones indígenas, un 11,8 %. Dentro del cristianismo, el 58 % corresponde al protestantismo y comunidades independientes, el 32 % son católicos y el 10 % ortodoxos. En 1900, sólo el 2 % de los cristianos de todo el mundo vivían en África, y en 2005 han pasado a ser el 20 %.
Ver más aquí:
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=12817
Creo que el mundo nos ve así, no ve la belleza de Cristo en medio de nuestras peleas.
¿Por qué nos hacemos tanto daño ofendiéndonos mutuamente?
No sería mejor tomar el ejemplo de Cristo y orar mas por la unidad, "Padre, que sean uno".
Humanamente es imposible la unidad.
Creo que debemos tener todos, mas esperanza en la obra del Espíritu Santo.
---
LF:
Estoy de acuerdo en que tenemos que orar más. Ahora bien, ¿usted cree que el Espíritu Santo puede lograr que los que tienen distintas fuentes de revelación estén en plena comunión?
Conectado con las formas de ver desde distintas ópticas la realidad de Jesús.
Solo los verdaderamente entregados discuten poco, y no tratan de llevar el agua a su molino carnal, sino que adoran la Verdad que es Jesucristo.
En muchos casos, la religión es más política que otra cosa. Penoso, pero creo que así es.
Pero no me corresponde a mí dar las lineas de evangelización que debe adoptar la Iglesia Cristiana.
"Todos daremos cuenta ante el tribunal de Jesucristo"
Interesante el sermón del Card. Marx (sólo 10 minutos)en la Semana de Oración por la Unidad Cristiana. Entre otras dijo (según el sentido):1)la Iglesia Católica desea participar en la celebración de 2017 previa conversación. 2) Ecumenismo no quiere decir uniformidad,como tampoco división y exclusivismo.
(se encuentra bajo: Predigt Marx Gebetswoche der Einheit 2013). Contacte a un amigo germanoparlante y que el se lo traduzca por programa gratuito de compu). La división y el exclusivismo protestante no fue una buena respuesta al respeto mostrado por la Iglesia Católica en su esfuerzo.
Dejar un comentario