No entiendo qué es lo que quieren los obispos alemanes
La Conferencia episcopal alemana quiere entablar conversaciones con la Santa Sede sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar. Dado que hay sacerdotes germanos que se saltan la enseñanza de la Iglesia en esa cuestión, y admiten que comulguen las personas que están en esa situación, parece claro que lo que los prelados pretenden es discutir con Roma sobre el tema.
No sé cuál será la actitud de Roma ante la actitud de los obispos alemanes. Es evidente que la doctrina católica sobre el sacramento de la Eucaristía, y la necesidad de estar en gracia para recibirlo, no puede someterse a discusión. Es también claro que la doctrina católica sobre la indisolubilidad del matrimonio no puede cambiar. Que los que se divorcian y se vuelven a casar son llamados adúlteros por Cristo se ve claramente leyendo los evangelios. Y no me imagino a la Iglesia borrando esas palabras del Señor de la Escritura.
Siendo así las cosas, ¿se puede saber qué pretenden Mons. Zollitsch y sus colegas de episcopado? ¿Quizás una especie de indulto para que en Alemania puedan comulgar los divorciados recasados por lo civil? Eso sería impensable. De hecho, en cualquier discusión sobre un asunto de mucha importancia deberían participar todos los obispos del mundo, no solo los alemanes. La doctrina católica es la misma en Alemania y en Corea del Sur o Namibia. Pero insisto en que no hay nada de qué hablar si de lo que se trata es de cambiar lo que no se puede cambiar.
Incluso si lo que se quiere es discutir qué trato pastoral ha de darse a esos fieles que viven en situación irregular, lo lógico es que la Iglesia entera manifestara su parecer.
Supongo que la Santa Sede no se opondrá a establecer un grupo de trabajo si lo piden los obispos del país centroeuropeo. Pero aparte de recordarles lo que todos sabemos, ellos también, no se me ocurre que más pueden hacer los que se sienten de parte de Roma en esa mesa.
Luis Fernando Pérez
45 comentarios
Juan Antonio Mateo
Delegado Diocesano de Pastoral Familiar (Urgell)
Blogger de Infocatolica
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Lee a la beata y lo entenderás perfectamente:
http://www.capillacatolica.org/ProfeciasAnaCatalinaEmmerich.html
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LF:
Eso se ha discutido en siglos pasados. De hecho, los protestantes siguen debatiendo sobre el tema. Que yo sepa, la enseñanza de la Iglesia Católica es que no hay excepción.
Hay un nivel dogmático, referido tanto a la relación que existe entre los distintos Sacramentos de Cristo y de la Iglesia, así como también a la intrínseca ilicitud del adulterio y al principio de no admitir a segundas nupcias a quienes están todavía unidos por el vínculo del matrimonio viviendo ambos esposos.
Pero hay también niveles que se encuentran en la normativa disciplinaria: entiendo que es aquí donde plantean el problema los obispos alemanes. No hay que rasgarse las vestiduras por ello.
Por otra parte, existe otro nivel para complicar más las cosas: el jurídico. Y aunque parezca mentira, desde el punto de vista práctico, es el más importante. Porque aquí conviene saber que no podemos ni debemos juzgar la vida de las personas: el hecho de que una persona casada contraiga matrimonio civil con otra no supone necesariamente que cometa adulterio. Quien dijera esto estaría juzgando según las apariencias: para que fuera adulterio sería necesario que el vínculo precedente fuera válido. Si no lo es, es decir, si es nulo, entonces la relación de este cristiano no es adulterina... y además podría ser sanada por la Iglesia en la sanación en la raíz.
En definitiva, que cuando le decimos a una persona que no comulgue no nos basamos en consideraciones de tipo moral o porque sontengamos que esté en pecado mortal, sino por algo mucho más sencillo y profundo: porque quien está en situación matrimonial irregular se encuentra en una situación jurídica que contradice objetivamente la alianza con Cristo significada en la Eucaristía. Esta contradicción objetiva fundamenta la disciplina de la Iglesia a la hora de negar el Sacramento de la Eucaristía a quien está en situación irregular.
Ir más allá de esta razón no es ni oportuno ni prudente. Una cosa es decir que el adulterio es un pecado y otra distinta decir que "aquí" hay un adulterio. Nosotros sólo podemos decir: "aquí" hay una situación irregular. Eso es caridad y es prudencia pastoral y respeto a las personas y a su libertad.
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LF:
Lo de "aquí" hay un adulterio no lo dice la Iglesia sino Cristo. Así que a menos que los que se han vuelto a casar renuncien a mantener relaciones sexuales con sus parejas y pasen a vivir como si fueran meramente hermanos, hay adulterio. Eso no es discutible. Es un hecho. Y si hay adulterio, dado que además es público, no pueden comulgar. Esto tampoco es discutible. Es otro hecho.
Es más, o estoy equivocado o tampoco pueden recibir el sacramento de la confesión a menos que estén dispuestos a renunciar a seguir viviendo en pecado. Y voy más allá y pregunto: ¿se puede considerar que en los casos en que se reciba ese sacramento por una situación extrema -enfermedad grave o antes de morir- el mismo será efectivo si la persona no se arrepiente de verdad del pecado cometido? Eso ya queda en manos de Dios, por supuesto, pero conviene advertir a los fieles que se encuentran en esa situación que deben de pedir al Señor la gracia de recibir un verdadero arrepentimiento del pecado en el que han vivido durante tantos años. Eso no presupone que tengan que arrepentirse del cariño que tengan a la persona con la que han convivido. Pero sí de haber vivido con la misma como si fuera su cónyuge cuando a los ojos de Dios no lo era.
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LF:
Si poner de manifiesto la doctrina católica es fanatismo infantil, entonces soy un niño fanático.
Si poner de manifiesto la doctrina católica es soberbia, entonces soy soberbio.
Si poner de manifiesto la doctrina católica es no saber lo que es el Amor, entonces no sé lo que es el Amor.
Y si lo que pongo no es la doctrina católica, agradecería que se me corrigiera citando el Magisterio para darme cuenta de mi error.
Pero, existe en primer lugar el recurso a los Tribunles eclesiásticos. Con patrocinio gratuito, si carecen de recursos económicos. Por tanto totalmente gratis. Si allí queda reconocida la nulidad, el tema está resuelto.
Si la sentencia no reconoce la nulidad del matrimonio sacramental, es preciso explicar a las partes afectadas que la Iglesia no les aplica un castigo, sino que respeta con coherencia la verdad jurídica, visible y social del matrimonio celebrado.
Si "en conciencia", estan subjetivamente convencidos de que ese matrimonio fue nulo, pero no se ha probado así en el Tribunal, en manos de Dios queda su aceptación de no recibir el sacramento de la eucaristía, o de renunciar a la relación sexual conyugal para recibir la comunión.
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LF:
Así es.
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LF:
No es fruto de mi reflexión:
Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos sobre la admisión a la comunión eucarística de los divorciados y vueltos a casar
Sin embargo, no se encuentran en situación de pecado grave habitual los fieles divorciados que se han vuelto a casar que, no pudiendo por serias razones -como, por ejemplo, la educación de los hijos- «satisfacer la obligación de la separación, asumen el empeño de vivir en perfecta continencia, es decir, de abstenerse de los actos propios de los cónyuges» (Familiaris consortio, n. 84)
Hay bastantes testimonios en los que se ha producido esa situación.
Cuanto mal han hecho muchos sacerdotes y religiosos, catequistas, profesores de religión etc, por tanto tiempo ocultando o simplemente dejando de hablar de todas estas cosas porque no están de moda o para caer bien o para no pasar por fanático o ultra. Cuánto bien se hace volviendo a leer y decir lo que dice el catecismo y recordarlo: que el que, casado por la Iglesia se va con otra mujer (y mantiene relaciones sexuales), sin haber anulado ese matrimonio por la Iglesia comete adulterio; que el infierno existe, que el pecado existe, que la condenación eterna existe, que el purgatorio existe, que el sacrilegio existe, etc, etc, etc... para qué alargarme.
Un consejo a todos: leed el catecismo, cuánto bien hace leer el catecismo.
Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios sea capaz de mover montañas.
Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.
Sólo el amor vive para siempre. Llegará el día en que ya nadie hable de parte de Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario conocer los planes secretos de Dios. Las profecías, y todo lo que ahora conocemos, es imperfecto. Cuando llegue lo que es perfecto, todo lo demás se acabará.
Alguna vez fui niño. Y mi modo de hablar, mi modo de entender las cosas, y mi manera de pensar eran los de un niño. Pero ahora soy una persona adulta, y todo eso lo he dejado atrás. Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara.
Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo tan bien como él me conoce a mí.
Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor. De estas tres cosas, la más importante es el amor."
¿Cuando reconocemos que una de las partes en un proceso de divorcio civil es una auténtica víctima de dicha ruptura, no podríamos abordar esta cuestión como una "nulidad matrimonial eclesiástica" antes, y si esta nulidad no existe, no considerar que haya "víctimas" y verdugos?
Me he dado cuenta de que la línea que separa inocentes y culpables en las relaciones matrimoniales A MENUDO está muy difuminada....
El problema de la Iglesia en Alemania es que se ha alemanizado, osease, se ha burocratizado hasta tal punto que la Iglesia parece una empresa (presidente, organización, ingresos, gastos, etc). Y claro como pierden clientela (lo de la exencion de impuesto) pues no queda otra cosa que tomar la doctrina del mundo para tener contenta al personal y que no se vayan.
A veces me pregunto para que sirve la historia si no aprendemos de ella porque ahí esta el protestantismo, que se ha visto que su consonancia con el mundo ha producido su extinción.
Por cierto LF, con todo cariño, sigue trabajando en esta pagina que hace mucho bien a la Iglesia, aunque a algunos le j...... Un saludo
"Si tu hermano peca, ve y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo el asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo." (Mateo 18, 15-17).
¿Se equivocó Jesús en esto? ¿No debería ser "caritativo" también con el pecador y dejarlo en su pecado?
Que escuchen esos alemanes al Señor, que lean Marcos (10, 12-13): "El que se separe de su mujer y se case con otra comete adulterio con la primera, y si la mujer se separa de su marido y se casa con otro, comete adulterio". El Señor es terminante, y aunque el Evangelio de Mateo, parece contemplar alguna excepción (19,9), la realidad es que el principio de que "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" es absolutamente nítido.
Si alguien quiere decir que "dura es esa doctrina" o que "si esto es así, no conviene casarse", que lo diga al Señor, no a Roma.
En fin, que ya lo dijo Menéndez Pelayo sobre los alemanes. No lo pueden evitar, llevan en sus venas la sangre de Arminio -el bárbaro que en destruyó en la Selva Negra las legiones del general de Augusto, Varo-, y eso de dar por saco a Roma es costumbre inmemorial.
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350098?sp=y
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LF:
Hablando de las ocasiones en que es el marido quien provoca el divorcio, el Señor dice que además de ser él mismo un adúltero, a su mujer:
Mt 5,32
.... hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
La Iglesia no puede desatar las palabras de Cristo.
Es decir, se trata sencillamente de amar y quien ama ama el Bien, la Verdad para los demás y que los demás estén en ella. Esto es, se trata de ayudarnos los unos a los otros para que cada uno pueda realmente encontrar la propia integridad en la Verdad, en Dios.
Por lo tanto, ante el error ¿tolerancia? (comprensión falsamente entendida, restar importancia al asunto, dejar a la persona antes su situación y mirar para otro lado, admitir su situación aunque no estemos de acuerdo con ella...). Una desviación o caída de la vida en el error puede significar un peligro para el alma de esa persona, por o tanto hay que mostrarle la verdad.
El Evangelio, con sus mandatos y sus consejos, nos advierte continuamente de que la vida es el tiempo de la acción.
Si lo ves sin apasionamiento, verás mucho más graves cosas como la codicia, la falta de caridad, el homicidio, el estupro, el enriquecimiento injusto, la explotación del hermano, la ira o el desprecio. Cosas todas ellas que veo escasamente reflejadas en las prioridades delatoras de muchos "buenos cristianos", más preocupados en aspectos secundarios del ser humano, o movidos por un celo inquietante por su inhumanidad.
Lo que atemos en la Tierra efectivamente queda atado en el cielo. Eso no hay que entenderlo sólo para el matrimonio: también para el trato con nuestros hermanos. Si los perseguimos en el mundo, también a los ojos de Dios quedaremos como perseguidores de ese hermano. Si lo despreciamos, ignoramos su dolor o colaboramos en que éste se acreciente, también.
Dicho quede para todas las persecuciones estériles que se ven en esta tierra todos los días, tanto las que se silencian como las que se efectúan con gente que tal vez no esté pecando, sino llevando una vida recta siendo tal y como Dios quiso que fuesen, y que no juzgan, no condenan y no llevan a cabo ningún escarmiento. Un divorciado puede serlo por voluntad propia, pero también por haber sido abandonado, por haber sufrido malos tratos o por otros muchos detalles que no expresan su consentimiento. ¿También hay que apartarlo en ese caso? ¿O tal vez me dirás que porque su cónyuge se haya marchado con otra persona es voluntad de Dios que viva solo el resto de su vida, o siga sufriendo sus golpes?
¿De verdad, si piensas así, crees que entiendes el sufrimiento del hermano? ¿Crees que amas al hermano igual que Dios te ama a ti?
No veo nada en el Evangelio que diga que no se puede seguir a Cristo en esas circunstancias, tal vez mejores que las de otros muchos de misa diaria. Tampoco veo que Jesús se manifestase nunca en contra de que un divorciado reciba la comunión. Antes aceptó a los pecadores que los apartó de sí. Y aquí también podríamos discutir largo y tendido sobre el concepto que tenéis algunos de "pecadores", porque muchos que así calificáis entrarán antes en el Reino que vosotros, que parecéis más familiares del Santo Oficio que hermanos de ellos.
Ya que andamos mentando citas bíblicas, a mí se me viene una a la mente, del mismo Evangelio de Mateo, en 7, 1-5... Aunque creo, francamente, que discutir de estos temas en según qué lugares es como predicar en el desierto. Yo, por mi parte, seguiré viendo antes las bondades de las personas que sus pequeñas faltas, y tratando de entenderlas, y ayudarlas, sin juzgarlas, delatarlas o condenarlas. Y preocupándome muy poco de lo que regulen los Hombres.
"5:32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio."
No puedes decir que no nos podemos oponer a lo que dicen las palabras de Cristo, porque Cristo permite el divorcio en los casos de fornicación. Podemos decir que no es así como lo ha venido interpretando la Iglesia, y ese sería el argumento, pero ya no me vale el argumento de que la Iglesia no puede desatar las palabras de Cristo, si hablamos de adulterio previo de uno de los cónyuges.
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LF:
¿Hay que explicar a estas alturas lo que la Iglesia enseña sobre el significado del término porneia en ese versículo?
Si se refiriera a adulterio previo de uno de los cónyuges, entonces valdría para TODOS los casos. Y entonces el porcentaje de divorcios lícitos sería enorme, porque el adulterio es una de las causas más comunes. Pero si ese término se interpreta, en conformidad con la enseñanza tradicional como concubinato -fornicación- o relación consanguínea -existente en las sociedades paganas de la época y prohibida expresamente en Hechos 15,29-, entonces no hay excepción alguna. De hecho, en el resto de los evangelios no aparece esa posible excepción. Es más, incluso a eso se refiere San Pablo (1ª Cor 7) al hablar de las uniones entre fieles e incrédulos, cuando a los fieles les permite separarse si los otros quieren hacerlo, lo que viene a dar por hecho que aquello era un matrimonio nulo.
La Iglesia no puede andar interpretando las cosas según sopla el viento en la sociedad actual. Y ojo, que en los primeros siglos la disciplina eclesial para este asunto era bastante más estricta. Los adúlteros no podían ni asomar por las iglesias.
No es plan de que hagamos lo mismo que los ortodoxos, que han traicionado el evangelio y la Tradición en este tema. Y si alguno lo duda, que sepa que ellos admiten el recasamiento no solo del cónyuge que ha sufrido el adulterio, sino también del adúltero. Idem hacen algunas denominaciones protestantes. Otras no.
1. Fieles divorciado vueltos a casar
2. No pueden por serias razones satisfacer la obligación de la separación (por ejemplo, la educación de los hijos)
3. Asumen el empeño de vivir en perfecta continencia
4. Han recibido el sacramento de la Penitencia sobre este compromiso.
En cualquier caso la Familiaris consortio y el Cardenal Herranz me merecen, como es lógico, toda la confianza doctrinal.
Te reitero las gracias, todos los días se aprende algo nuevo
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LF:
De nada, para eso estamos.
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LF:
No. Están igualmente en pecado mortal. Si el amancebamiento es público, no se les debe dejar comulgar.
Antonio ha formulado una observación que a mí me parece muy interesante. No me terminan de convencer tus argumentos de fondo, Luis Fernando, si bien hay que darte la razón en que tradicionalmente la Iglesia ha seguido la tesis que tú expones.
Sin embargo, somos muchos los que pensamos que las palabras de Cristo admiten otra interpretación también válida.
Ahora bien, en ese caso, lo que dice Cristo en ese fragmento es que sería lícito PARA EL INOCENTE volverse a casar o tener otra relación. Esto significa que PARA EL CULPABLE no sería lícito ni un nuevo matrimonio ni, por supuesto, en tal caso, en caso de que se uniera a otra persona que accediera al sacramento de la comunión.
Y ahí vienen las preguntas:
- ¿cómo se determina públicamente quien es el inocente y quien es el culpable? Porque sin un conocimiento público de esas circunstancias se corre el riesgo de que acceda al sacramento quien no puede hacerlo.
- ¿admitirían los obispos alemanes esa "discriminación"?
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LF:
No son mis argumentos aunque obviamente los hago míos. Es un tema que se ha tratado desde la era patrística. Yo me limito a recoger lo que me ha sido transmitido.
Hay algunos aquí a quienes les parece dura la doctrina católica sobre los divorciados vueltos a casar; Sin embargo, dura o no, esa doctrina da su auténtico valor a la palabra dada por los cónyuges cuando se dan el "sí quiero"; es la única coherente con la seriedad y el valor del matrimonio.
Tengo un amigo católico practicante que se acaba de divorciar, me ha dolido pero el problema principal es que no se ha dejado ayudar en ningún momento, ni por amigos ni por expertos.
El matrimonio no es ninguna broma y si hay problemas se ha de intentar solucionar con gente que sepa. A mi me pone nervioso que muchos católicos no se lo toman suficientemente en serio la relación con su mujer.
Un abrazo des del Principado de Cataluña.
A lo largo del siglo XX y, de forma más pronunciada, desde los años 60, muchísimos bautizados, muchísimos conciudadanos, han abandonado parcelas importantes de la fe (caída de la práctica religiosa, abandono de la eucaristía y de la penitencia, negación de dogmas...) y han pasado a vivir sin respetar algunas normas morales de la Iglesia (sobre todo en materia de divorcio, uso de anticonceptivos, bodas por lo civil, relaciones prematrimoniales, sucesión de parejas de hecho...)
Creo que todos conoceremos a bastante gente a la que consideramos "buenas personas" y que, con una aplicación mecánica de las reglas que ha enseñado la Iglesia, están en pecado mortal (no ir a misa los domingos, divorciado casado por lo civil por poner dos ejemplos)
Durante los tres años que ha durado mi zigzagueante regreso a la Iglesia uno de los motivos (no el principal, que no viene a cuento) que me apartaban de forma recurrente del regreso era mi imposibilidad de aceptar un catecismo que condenaba, a priori, al infierno a multitud de "buenas personas".
Hoy, después de haberme confesado, después de haber regresdo a los sacramentos, después de haber puesto en orden mi vida y de haber asumido sin problema PARA MI VIDA someterme al Magisterio de la Iglesia, tengo sentimientos de vergüenza (la cantidad de sangre que ha tenido que derramar Jesús para perdonarme y devolverme a la Iglesia), momentos de emoción, un sentimiento de haber dado el paso correcto... pero no consigo un sentimiento de alegría plena y desbordada porque casi todas las personas por las que tengo algún sentimiento, por una u otra norma, están en situación "técnica" de pecado mortal. Y todos son buenas personas, mejores que yo.
Acabo de regresar a la Iglesia y acabo de regresar con el firme propósito de no dar ni un paso atrás. En estos temas, la salvación de la gente que quiero, me aferro a la ignorancia, me aferro a la misericordia, me aferro al "padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" dedicado a personas que hacía cosas mucho peores que mis amigos/parientes/etc., pero creo que viviré mucho tiempo, quizás el resto de mi vida, con el temor a que se condenen, un temor que me impide decir que he encontrado la felicidad plena.
Y en este contexto, me pregunto si los Obispos de Alemania se preocupan por una cuestión doctrinal sobre un sacramento o si realmente les mueve una preocupación similar a la mía, por el "listón" de la salvación, después de experimentar que muchas "buenas personas" quedarían "matemáticamente" condenadas pese a ser buenas personas y por vivir lo que en nuestras sociedades son ya los estándares morales.
Quizás el problema no es extríctamente cómo darles la comunión a los divorciados casados por lo civil sino algo mucho más amplio, cómo encontrar acomodo en nuestro "sistema de salvación" a las buenas personas que viven con arreglo a unas normas morales que el común de esas mismas personas asumen, de buena fe, como moralmente correctas aunque objetivamente no se correspondan con las enseñanzas de Jesús y/o el magisterio de la Iglesia.
Un saludo.
Entiendo que una persona cuyo matrimonio no ha salido bien quiera tener otra pareja, y tener asimismo relación íntima con la misma. Es un deseo comprensible. Entiendo por otra parte que todo cristiano quiera acceder a los sacramentos, incluido el de la Eucaristía. Lo que no comprendo es que, si se es verdaderamente católico, se quieran tener las dos cosas a la vez.
Yo creo que todo esto es cosa de personas que simplemente no tienen Fe católica, porque los que sí la profesamos tenemos de otra mentalidad.
Los cristianos pecamos. Es un hecho. Y disfrutamos más o menos de la satisfacción que el pecado nos proporciona (un placer desordenado, una afirmación soberbia de nuestro ego, un beneficio económico ilícito, la cómoda evitación del cumplimiento de un deber, etc.). Pero, si somos católicos, sabemos que tiene un precio. Hemos violado la Ley de Dios, en cuya enseñanza por la Iglesia por supuesto confiamos, y por tanto hemos perdido la gracia santificante, la amistad con Dios.
En tales condiciones, un católico auténtico jamás reclama un "derecho" a comulgar. Sabe que ha pecado, sabe que es débil, y sabe que mientras no supere su debilidad no podrá comulgar. Ama la doctrina de la Iglesia, la belleza de sus enseñanzas, y humildemente lamenta que aparentemente no se ve capaz de ajustar su vida a ellas. Pero jamás pretende cambiar la doctrina católica para adaptarla sus debilidades personales.
Un cristiano puede cometer el pecado de tener acceso carnal con una mujer que no es su esposa. Pero, si reamente es católico, preferirá la muerte antes que comulgar sin estar con las debidas disposiciones.
Los católicos sabemos bien que quienes no piensan así no son de los nuestros.
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LF:
Los divorciados NO están en pecado mientras no se vuelvan a casar. Así que no diga cosas raras.
Es una realidad que habrá personas que se salven y otras que se condenen. ¿Quiénes? No tenemos ni idea, tampoco, como es lógico, estamos seguros de nuestra propia salvación, aunque tengamos esperanza de ello. En todo caso no debemos pensar de nadie que van a ir de cabeza al infierno, en eso no funcionan las “matemáticas”, sino la misericordia de Dios.
Además dice el Catecismo que para que exista pecado mortal, no sólo es necesario que la materia sea grave, sino que se debe dar un pleno conocimiento y un deliberado consentimiento:
1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”
(…)
1859. El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.
1860. La ignorancia involuntaria puede disminuir, y aún excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.
(Catecismo de la Iglesia Católica, 1857, 1859 y 1860)
Luego cuanto antes desaparezca el concubinato civil o matrimonio civil, ya no pecan.
Los obispos alemanes hablan de divorcio, no hablan de separación ni de nulidad, luego los obispos no se pueden meter en el tema de lo civil.
Que hay catolicos que estan casados por la Iglesia y por lo civil, LO CIVIL ANTE DIOS NO CUENTA PARA NADA.
Igualmente se pueden casar por la Iglesia Catolica, y estar viviendo ante esta socidad de consumo sin casarse por lo civil.
Ante Dios no pinta nada el matrimonio civil.
Hay viudas que se casan por segundas nupcias solo por la IGLESIA CATOLICA y permanecen VIUDAS POR LO CIVIL.
Yo ya dije una vez en un comentario que me alegro cuando se divorcian pues asi no pecan mas.
Saludos.
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LF:
Pero dado que para darse un divorcio basta con que una de las partes lo quiera, la otra parte no comete pecado alguno. E incluso el culpable puede confesarse y volver a comulgar en caso de no volver a casarse.
A eso me refiero.
"A los casados, en cambio, les ordeno –y esto no es mandamiento mío, sino del Señor– que la esposa no se separe de su marido. Si se separa, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su esposo. Y que tampoco el marido abandone a su mujer." (1 Cor 7,10-11)
"Les ordeno", no "les sugiero" o siquiera "les exhorto".
"¿Por qué come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
La cercanía de Jesus Eucaristía es para el pecador mucho más que la lejanía. Muchos no reflexionan en que Dios mismo obrará en esa unión sacramental donde el pecador se ofrece y Dios se entrega. De allí solo pueden salir cosas buenas para esa alma. Nunca se está mejor lejos de Dios, y la eucaristía no es un premio al que está en gracia, pues eso solo lo conoce Dios. Nosotros solo podemos decir que quien confesó y comulgó fue absuelto, no que está en Gracia de Dios.
Siempre juzgamos el fuero externo, pero olvidamos que el interno está reservado solo a Dios, es suelo sagrado donde la zarza pide nos descalcemos.
Es tambien pecado impedir que Dios llegue a todos, y no recuerdo que haya dicho "menos los Adúlteros" cuando partío el pan, lo dió a sus discípulos y les pidió que lo hicieran en memoria suya.
En Cristo y María
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LF:
Mire, la Iglesia Católica a la que usted pertenece enseña, siguiendo las enseñanzas de la Escritura y de la Tradición, que aquellos que están en pecado mortal NO PUEDEN comulgar porque, de hacerlo, añaden a su anterior pecado otro igualmente grave.
Podría aceptar que aquellos que en su fuero interno creen que su anterior matrimonio era nulo y se han casado con alguien que no se había casado antes por la Iglesia, puedan pedir al sacerdote recibir la comunión, que les sería dada de forma privada y no pública, precisamente porque público es su nuevo matrimonio. Corresponde al sacerdote discernir si esa persona puede comulgar en esas condiciones.
Lo que no acepto de ninguna de las maneras es que alguien que dice trabajar en una pastoral archidiocesana responsable de atender a esas personas diga:
1- Que se puede comulgar en estado de pecado mortal.
2- Que se pueda comulgar siendo adúltero.
3- Que basta con arrepentirse del pecado de haber roto un matrimonio anterior para poder comulgar, en el caso de que se haya vuelto a casar.
Y le invito a que comunique a su arzobispo cuál es su opinión, para ver si decide que usted está en condiciones de seguir desarrollando esa labor. Si no quiere hacerlo usted directamente, lo puedo hacer yo. ¿Por un casual se trata de la archidiócesis de Santa Fe en Argentina?
Espero su respuesta.
De acuerdo con la Exhortación apostólica Familiaris consortio, 84:
«La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos» » (Familiaris consortio, n. 84)
De acuerdo con la Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos( que enlazó antes Luis Fernando):
«Sin embargo, no se encuentran en situación de pecado grave habitual los fieles divorciados que se han vuelto a casar que, no pudiendo por serias razones -como, por ejemplo, la educación de los hijos- «satisfacer la obligación de la separación, asumen el empeño de vivir en perfecta continencia, es decir, de abstenerse de los actos propios de los cónyuges» (Familiaris consortio, n. 84), y que sobre la base de ese propósito han recibido el sacramento de la Penitencia. Debido a que el hecho de que tales fieles no viven more uxorio es de por sí oculto, mientras que su condición de divorciados que se han vuelto a casar es de por sí manifiesta, sólo podrán acceder a la Comunión eucarística remoto scandalo. (Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos sobre la admisión a la comunión eucarística de los divorciados y vueltos a casar)
Además, hay que tener en cuenta que el único matrimonio que reconoce la Iglesia entre bautizados es el canónico:
Canon 1055 § 1: La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados.
§ 2: Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.
Las cosas están claras y quien se casa, pensando en partir peras si la cosa va mal, aparte de perder el tiempo pues no habrá existido matrimonio, incurre en un sacrilegio. Bromas, las justas.
Por cierto, el divorcio solo es "consentido" por la Iglesia cuando no queda otra solución jurídica para la salvaguarda de los hijos. En España es posible la separación dictada en tribunal civil. Los esposos continúan siéndolo a nivel civil y eclesiástico, suspendiendo la convivencia de lecho y techo. ¿por qué el divorcio como primera medida si sabes que no puedes volver a casarte?
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