Vete de tu tierra y de tu parentela
En Ur vivía un buen hombre al que un día el Señor le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Gen 12,1). Y ese hombre, que se llamaba Abram, obedeció a la voz del Altísimo y comenzó un camino que le convirtió en el padre de la fe, en padre de muchos pueblos (por eso pasó a llamarse Abraham).
Lo que ocurrió hace 35 siglos, sigue dándose hoy, en pleno siglo XXI. Dios llama a quien quiere y el hombre, por gracia, puede responder a su llamado o seguir una senda diferente. La localidad cordobesa de Zuheros no es Ur y la hermana Carmen y la hermana Felisa no son Abraham y Sara, pero ambas han sido igual de sensibles a la voluntad de Dios para sus vidas, emprendiendo un camino de consagración a Cristo.
A veces cumplir lo que Dios quiere no es fácil. Sobre todo si la voluntad divina entra en contradicción con lo que quieren para nosotros nuestros seres queridos. Muchos son los sacerdotes, religiosos y religiosas que han tenido en contra la voluntad de sus familiares más cercanos a la hora de dar un paso adelante y decir sí a la vocación que el Señor ha puesto en su alma. Por lo general, los padres aceptan bien que sus hijos cumplan aquello de “dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer” (Gen 2,24), pero cuando el destino de la unión es Dios mismo, la cosa puede no ser tan fácil. No se me entienda mal. Sé que muchos padres aceptan bien que sus hijos se consagren. No hablo de ellos en este post excepto para asegurarles que su buena disposición será recompensada desde lo alto. Ellos entienden quizás mejor que nadie lo que vivió la Virgen María cuando vio que su Hijo entregaba su vida al servicio de todos.
Fue el propio Jesucristo quien dejó bien clara cuál ha de ser la prioridad cuando entran en conflicto la voluntad de Dios y la de unos padres que no aceptan que sus hijos decidan servir a Dios a tiempo completo: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10,37). El primer mandamiento es absoluto. Amar a Dios por encima de todas las cosas no admite excepciones.
Carmen y Felisa viven hoy una especie de contradicción. Por una parte, disfrutan de la felicidad de entregar sus vidas a Cristo. Por otra, sufren la cruz del rechazo de sus padres. Pero si perseveran por gracia, el dolor y las lágrimas por esa separación dolorosa, por esa oposición paterna, traerá fruto. Es muy probable que finalmente esos padres, hoy renuentes, acaben aceptando que la felicidad de sus hijas consiste precisamente en servir al Señor. Y mal padre es aquel que no quiere lo mejor para sus hijos.
La Iglesia, como no puede ser de otra forma, debe de acoger y alimentar toda vocación a la vida religiosa. En un país donde la sociedad parece aceptar que una menor pueda abortar sin consentimiento paterno, hay quien ataca a la Iglesia por ayudar a unas jóvenes mayores de edad a que cumplan la voluntad de Dios. Es hasta cierto punto comprensible que un padre no quiera que su hija se meta a monja. No es comprensible que todo un pueblo, o al menos una parte importante del mismo, la emprenda contra el sacerdote, el obispo y los fieles que acompañan a esa hija en el camino de consagración a Dios. Y muchísmo menos se puede aceptar que una Hermandad católica sea puesta al servicio de los que quieren poner palos en la rueda de la vocación de esas muchachas.
Nos toca rezar, y mucho, por Carmen y Felisa. Su tierra prometida es Cristo mismo. Para ellas no es tiempo de echar la mirada atrás para ver qué ocurre en Sodoma. No es tiempo de acobardarse ante los muros de Jericó. Es tiempo de afirmarse aun más en la gracia que han recibido. Pidamos al Señor que les conceda gracia sobre gracia para que puedan convertirse en fieles siervas suyas. Sea así para mayor gloria de Dios Padre.
Carmen, Felisa, estamos con vosotras. Os necesitamos al lado de nuestro Salvador, siguiendo sus pasos. No os dejaremos solas. Aquel que ha empezado la obra en vuestras vidas, será fiel para llevarla a término.
Luis Fernando Pérez Bustamante
28 comentarios
¿Qué crédito se merece un hombre que es capaz de cometer semejante atrocidad?.
¿Qué clase de dios es ese que ordena tal cosa?
LF, ¿Sería usted capaz de sacrificar a sus hijos por mandato divino?
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LF:
1- Génesis 17,5
Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
2- Abraham sabía que Dios proveería el cordero para el Holocausto:
Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.(Gen 22,8)
3- El mismo que entregó a su Hijo Unigénito en sacrificio por todos los hombres.
4- Le pongo un ejemplo. Supongamos que anticlericales como usted secuestran a toda mi familia y nos ponen a todos delante de una pared y me dicen:
"Si no pisoteas este crufifijo, matamos a tu mujer y a tus hijos".
Pues bien, yo pediría la gracia suficiente a Dios para perseverar y no pisotear el crucifijo.
Ahora bien, es imposible que usted entienda eso.
1ª Cor 1,18
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Le aviso que no le voy a dejar espacio en este blog para expresar su falta de entendimiento. Así que ni se moleste en contestarme. Ni siquiera voy a leer su comentario antes de borrarlo.
la misma sociedad que aplaude (lo hace a través de sus diputados, dirigentes de la Administración, opinadores y médicos) que una menor de edad pueda abortar tranquilamente, porque es un derecho, le niega a esa muchacha, cuando ya es mayor de edad, que ingrese en un convento. Si se hubiese escapado a Chueca con una novia y el padre protestase se le tacharía de carca.
La cita de San Pablo es aplicable no sólo a Mario, sino a los padres de la novicia:
1ª Cor 1,18
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Quiera Dios que esos padres se calmen y dentro de un tiempo comprueben que su hija es feliz.
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LF:
Sí, he hablado hoy con alguien que conoce muy bien el tema y es como tú dices e incluso peor.
"Entonces, tomando Pedro la palabra le dijo: Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido ¿qué nos espera?. Y Jesús les dijo: "En verdad os digo, que vosotros, los que me habéis seguido, en la nueva creación, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que deje casa, hermanos o hermanas, PADRE o MADRE, o hijos o campos por mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna" (Mt. 19, 27-30)
Lo dicho: Paciencia y oración.
Aunque hoy en día, para nuestra sensibilidad, nos pueda parecer una atrocidad la petición de Dios a Abraham de que sacrificara a su hijo Isaac, creo uqe conviene tener en cuenta que, en la época, era práctica habitual que se realizasen sacrificios humanos a los "dioses" (supuestamente porque éstos lo pedían). Por tanto, aun cuando, a mi entender, es muy posible que Abraham sintiese una gran pena e incluso una gran repulsa ante la petición de Dios, terminara por acceder por resultar práctica habitual. Más aún, probablemente también pensaría que Dios podría resucitar a su hijo después de muerto. Por tanto, la obediencia de Abraham, desde este punto de vista ya mi entender, no resulta tan extraña como pueda parecernos hoy en día.
Además, como muy bien da a entender Luis Fernando, Dios Padre no perdonó a su propio Hijo para redimirnos del pecado, por lo que, al fin y al cabo, no fue necesario el sacrificio de Isaac. Dios no pide imposibles ni barbaridades.
Con todo, hay que reconocer que, aun conociendo estos hechos, a veces, cuando he tenido ocasión de volver a escuchar la lectura correspondiente al sacrificio de Isaac, me sigue impresionando.
Respecto a si seríamos capaces de sacrificar a nuestros propios hijos, ésa es una respuesta que sólo puede responder cada uno en conciencia. Pero es de suponer que, si nuestra fe en Dios es total, si deberíamos ser capaces de hacerlo, si tenemos la absoluta certeza de que es dios el que nos lo ha mandado. Lo que pasa es que, probablemente, nuestra fe no es, en la mayoría de los casos, tan grande como para atrevernos a hacer tal cosa.
Por otra parte, creo que no conviene olvidar una cosa: hoy en día nos horrorizamos por matar a seres humanos nacidos y sanos, sobre todo si son hijos nuestros, pero la sociedad hipócrita y empecatada hasta la médula en la que vivimos hace que, por el contrario, en muchos casos, nos parezca bien matar a seres humanos cocebidos pero no nacidos o a seres humanos ancianos, enfermos y en fase terminal o csi terminal.
Un ex alcalde socialista y cacique de su pueblo está muy enfadado porque su hija se hizo amiga de los kikos y ahora quiere ser monja.
Pues me parece una gran historia, digna de un capítulo de Don Camilo y Peppone.
Por lo que he podido ver en otros foros parece que en el pueblo hay una familia del camino neocatecumenal y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se le da cera a "la secta".
Lo importante seria saber lo que haría éste padre si en vez de irse a un convento la niña hubiera decidido casarse con un chico normal por ejemplo. ¿Se encadenaría al ayuntamiento porque se casa su niña y no ha sido el quien le ha elegido marido a su gusto?.
Es un simple problema de falta de libertad y chantaje afectivo-mediático; incluso de infantilismo por parte del padre.
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LF:
Lo verdaderamente sectario es meter de por medio al Camino en este tema.
--¿A quién considera responsable de todo esto?
--A mi hija la han captado en Zuheros mediante una red. El párroco ha sido cómplice y el obispo de Córdoba ha estado de acuerdo. El principal problema viene de los Kikos que viven aquí. Este grupo se ha encargado históricamente de las novicias, ya que es un tributo que ofrecen a la Iglesia por el cual reciben beneficios
(en Diario de Cordoba)
Como en el Camino a los jóvenes se les llama a que consideren la vocación al sacerdocio o a hacerse monjas como una opción de vida tan importante como el matrimonio (que debería ser lo normal en toda la Iglesia), es un buen motivo para tacharlos de cualquier cosa, venga o no a cuento, y de paso se aprovecha para atacar a toda la Iglesia. Es lo que nos toca vivir. Alegrémonos por ello.
Aplaudo el post y tu respuesta al primer comentario. Bendiciones. :)
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-Pues yo sí; Y no.
-Yo creo que FL debería ser un poco más sutil condescendiente con los "pecadores" e intentar dejárles que se calmen y así quizas probar hacerles ver lo que él ve y estos no ven.
-Por ejemplo cuando el tal Mario dice:
(editado)
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LF:
Ya he dicho que no más comentarios sobre lo que ha escrito Mario.
Por cierto, Luis Fernando, ¿el cambio de nombre de Abraham obedece a una cuestión lingüística del idioma hebreo? ¿Abraham significa en hebreo "padre de una muchedumbre de gentes"?
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LF:
Lo explica la propia Biblia en Génesis 17,5. Es un tema lingústico, sí. Abram significa padre de muchos. Abraham, padre de una muchedumbre de gentes. Pasa igual con su esposa. Pasa de llamarse Sarai a Sara (Gene 17,15)
Cuando Dios cambia el nombre a alguien es para indicar algo específico de esa persona. Por eso cuando Cristo cambia el nombre a Simón y le llama Cefas, está marcando ya su ministerio como piedra sobre la que edificaría su Iglesia. Este argumento deja sin respuesta a los protestantes, dicho sea de paso.
Hay actitudes que nunca cambian, así pasen siglos.
Y cuando alguien ha sido alcalde 16 años, dudo que tenga reacciones infantiles. Histriónicas, tal vez, pero infantiles no. Creo que es un plan meditado. Si el chantaje emocional no funciona, al menos el padre se lo hará pagar bien caro a la Iglesia local. Y visto el tratamiento de los medios, lo está consiguiendo.
Padres, pueblo...Dios, nuestro Señor, toma lo que es de El.
Bendiciones!
Ya era hora que algún prelado hablara públicamente de un problema cada día más común. El de los padres no creyentes, o no practicantes, cuyos hijos se convierten y deciden seguir la llamada del Señor en el sacerdocio, vida consagrada o cualquier otro tipo de vocación. Al tener las familias de hoy pocos hijos, la tragedia familiar que se monta es espectacular y el sufrimiento de los hijos, enorme. No en pocas ocasiones logran truncar su vocación o caen en depresión.
Yo conozco algún caso. En uno una madre llevó a su hijo al psiquiatra para ver si estaba en sus cabales, porque quería entrar en el seminario. En otro, amenazaron a su hijo con no verle nunca más y echarle de casa si se hacía numerario del Opus Dei. Y en otro, los padres fueron al convento donde vivía su hija para meterla al coche por la fuerza.
La Iglesia tendría que estudiar este tipo de casos más detenidamente y enseñar a los responsables de pastoral vocacional a reaccionar en estas situaciones.
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LF:
No existe administrador. El director de este medio de comunicación soy yo y no formo parte del Camino Neocatecumenal. Y el editor es un sacerdote diocesano de Navarra, que tampoco forma parte del Camino.
Si de verdad creen que el Señor puede salvar almas, aceptando este llamado y vocación, aunque parezca perder la familia, sigan adelante, el Espíritu de Dios las acompañara siempre, Carmen y Felisa la Iglesia las ama y las necesita. ¡Aleluya!
Otra cosa es que reconozco que si ahora mismo escucho algo así en mi cabeza pensaría que muy probablemente habría perdido el tarro por completo, y tendería a imputar el mensaje no a Dios, sino a Satán. No por nada, sino porque hay que procurar ser lo suficientemente humilde como para entender que es poco probable que Dios eche mano de un siervo tan inútil como yo pudiendo solicitar los servicios de otros muchos más capaces.
Un abrazo a todos los hermanos, mario incluído.
NO HAY MÁS DIOS QUE JESÚS
Mancillar un nombre, sin conocerlo, escupir a una bandera,sin saber lo que representa,es gratis y barato. Pero restituir el honor perdido cuesta muchísimo y nunca se recupera el daño que puede hacer una simple sospecha. Por ello admítame un consejo y no juzgue sin saber y de oidas. Cuando los hijos de los labradores ricos de zuheros estudiaron sus carreritas y se fueron a vivir a Córdoba o a cualquier otro lugar, fueron otros los que se quedaron a defender el fortín en su pueblo manteniéndolo lo más dignamente posible. Así lo hizo durante 13 años Jesús Poyato como alcalde. Pero el resentimiento no tiene límite en el tiempo, por desgracia.
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