Saca el güiski Cheli para el personal
Allá por los años 70 del siglo pasado, en la previa de la que luego se conoció como la movida madrileña, se hizo bastante famosa una canción cuya letra empezaba así:
Bajando mismamente por la calle mayor
Dejando al personal con un pasmo
Iban aqui los amiguetes y yo
Jalando con la moto a to trapo
La gente mayormente se quedaba alela
Porque ibamos pisando en los charcos
Saltando los semáforos detras de las Jas
Y echando a voces este cantar
Saca el güisqui cheli para el personal
Que vamos a un guateque
Llevate el cassette pa poder bailar
Como en una discoteque
Pueden ustedes oírla entera acá.
El tema del grupo “Desmadre 75″ reflejaba un poco el ambientillo entre el sector marchoso de la “juventú” de la época. Es decir, eso del botellón no es un invento moderno, aunque ahora quizás se lleven las cosas más lejos que hace 40 años.
Lo que entonces no cabía a nadie en la cabeza es que se usara un templo católico para montar un guateque. Hoy, a lo que se ve, sí. Y así nos enteramos de que los saraos carnavaleros tienen lugar en el centro pastoral, antiguamente parroquia, de San Carlos Borromeo en el barrio madrileño-vallekano de Entrevías.
Se podría pensar que el pastor de la archidiócesis donde ocurren esas cosas no sabía con antelación que uno de sus templos se iba a convertir en una “discoteque” para tomar “güiski” y para que los “chorbos” se emparejen con sus “gachises", pero resulta que el año pasado ya se celebró el mismo fiestorro, lo cual hace que sea difícil de creer que exista una ignorancia invencible que libre de responsabilidad eclesial a quien consiente estas cosas.
No sabemos si en el 2011 disfrazaron al Cristo del templo. Este año sí le tocó. Ver una imagen de Cristo con un pañuelo en el que pone “+karnaval -recortes” es algo digno de ocupar un lugar importante en los anales de la religiosidad popular.
Lo de Entrevías es un escándalo constante que pudo erradicarse hace años. Pero quien pudo erradicarlo, se echó para atrás en el último momento. La presión mediática izquierdosa pudo más que el deseo de poner fin a un sinsentido eclesial. Y ahora se vuelve a demostrar que la caridad mal entendida sólo sirve para empeorar las cosas. Mirar para otro lado ante la profanación de un lugar de culto habla muy mal de quien tiene la máxima responsabilidad para impedir tal cosa.
Cristo no tuvo el menor problema en pasárselo bien con la gente en una boda. La Iglesia no está en contra del ocio y de las fiestas. Pero es de sentido común que cada cosa se haga en el lugar apropiado. Un templo no está para carnavales. Y si los responsables del templo lo ceden para ello, lo mejor que se puede hacer es desacralizarlo y evitar su profanación. No hace falta ser ni cardenal ni arzobispo para entender esto. Basta con tener un poco de sentido común.
Luis Fernando Pérez Bustamante
15 comentarios
¡¡Lo que diríamos (incluidos Losantos y César Vidal) si esta profanación la hubiese consentido el cardenal de Barcelona!!
Yo soy partidario de que monseñor Rouco eche a los curas de Entrevías. Si hace falta, que les venda los edificios por un euro (desacralizados, claro) y que monten una casa de yoga y una sala de fiestas.
(Gracias a Internet nos enteramos de estas cosas. Se acabó el chollo para los 'establecidos'.)
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LF:
Un GG en Madrid no lo verán tus ojos.
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LF:
Algo me han dicho del tema de la profanación del sagrario de Majadahonda. Y es muy raro que se sepa quién ha sido y no se haya detenido a nadie.
Claro que hay que actuar.
¿Dónde está la fe y el más mínimo sentido humano del pudor en esos "curas" que siguen allí?
¿Es una provocación?
Sobre lo del centro de San Carlos Borromeo, pues qué decir. Hasta un niño pequeño sabe que hay lugares para divertirse y lugares para tomarse las cosas en serio. Creo que esa gente hace tiempo que vive en un estado de provocación permanente, seguros de su impunidad.
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LF:
Pensará que es mejor dejarle el marrón al que venga después. Total, para lo que le queda al frente de la archidiócesis...
Bravo por este ariculo LF
Los carnaveles reunen todo lo grotesco, carnal, invertido, esperpéntico... o sea, lo que actualmente vemos todos los días pero amplificado. Nada que ver con la sociedad sacralizada antigua en la que había unos determinados momentos de legítima fiesta y desahogo.
Y si se hace en el interior de una iglesia no solo es grotesco sino blasfemo, falto de inteligencia, falto de sentido de lo sagrado...
Siempre me han parecido tristes los carnavales; lejos de sentir alegría siento tristeza al ver a las personas disfrazadas, ridículas, grotescas... pero esto de Entrevías me parece mucho más triste todavía...
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LF:
No, nada de nada.
Porque no sólo se trataría de sanear una diócesis para facilitar las cosas "al que venga luego"-lo que sería de exquisita caridad-, sino salvar a los fieles que ya están allí ahora -que es, más bien, cosa de justicia.
Yo quisiera ver a Mons. Rouco tan bien plantado como Obispo hasta el fin.
Habría que imitarlo, digo yo.
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LF:
A estas alturas de la película, con impedir que vuelva a ocurrir me conformo.
He asistido a carnavales, y según como sean, es imposible que la vivencia cristiana se dé en ellos: alcoholismo, ligues, porros, lenguaje soez...
Y por el simple hecho de que es imposible controlar según qué ambiente: o la gente se autocontrola o no hay nadie que pueda controlar.
"La presión mediática izquierdosa pudo más que el deseo de poner fin a un sinsentido eclesial."
Ello demuestra que les han tomado la medida: "que viene el lobo mediático de los míos..."
Por cierto, Luis Fernando, ¿sabes si la Santa Sede va a prorrogar al Cardenal Rouco mucho más tiempo en el Arzobispoado de Madrid?
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LF:
No creo que el Papa le retire antes de que cumpla su mandato al frente de la CEE. O sea, hasta marzo del 2014.
Pero también es cierto que en Roma me dijeron otra cosa. Así que a saber...
Que nos ayude a darnos cuenta de que hace falta algo más que quejarse y que nosotros mismos podemos ayudar a la Iglesia, a condición de que sepamos distinguir la verdad y nos decidamos a hablar claramente de las cosas. Porque esa izquierda de todo pelaje -mentirosa, pues izquierda es sinónimo de mentira en mayoría de casos-, y sus compañeros de viaje nacionalistas no van a parar, como no han parado en toda la historia de España.
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