A Izquierda Unida le molesta lo obvio
Hace unos días el Papa recibió, como es habitual al principio de cada año, a los embajadores acreditados ante la Santa Sede. Y, como es igualmente costumbre, les pronunció un discurso en el que abordó un abanico de temas que forman parte de la preocupación tanto del Santo Padre como de toda la Iglesia.
En dicho discurso, Benedicto XVI osó referirse a la institución familiar. Dijo que la familia está “fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. No se trata de una simple convención social, sino más bien de la célula fundamental de toda la sociedad. Consecuentemente, las políticas que suponen un ataque a la familia amenazan la dignidad humana y el porvenir mismo de la humanidad“.
Tanto el lobby gay como sus corifeos políticos han puesto el grito en el infierno -lo del cielo no va con ellos- por esas palabras. Izquierda Unida, ese partido que en las últimas elecciones apenas ha obtenido la mitad de diputados que obtuvo el PCE a pesar del desplome histórico del PSOE, ha aprovechado la ocasión para volver a pedir que se rompan los acuerdos de España (estado) con la Iglesia (Vaticano).
Es decir, para el partido de la extrema izquierda española -uy, perdón… quise decir estatal-, que el Papa diga lo que la Iglesia viene diciendo desde muchísimos siglos antes de que existiera esa peste negra del comunismo, es causa de que todo un país rompa sus acuerdos con la Santa Sede.
Lo cierto es que Benedicto XVI no mencionó siquiera el matrimonio homosexual. Habló de políticas que suponen un ataque a la familia, pero sin mencionar cuales. Obviamente todos los que tenemos amor por la verdad sabemos que llamar matrimonio a algo que por su propia naturaleza jamás puede serlo, es un ataque a la institución familiar. Pero también lo es el convertir el matrimonio civil en un contrato sin valor alguno que puede romperse y tirarse a la papelera como un kleenex lleno de mocos. O sea, exactamente como ocurre en España con la ley del divorcio express.
Desde la caída del comunismo en Europa del Este, cuestión en la que un Papa Magno jugó un papel fundamental, la izquierda anda dudando entre jugar a ser antisistema o luchar contra los valores que han sido las raíces de la civilización occidental. Para esto último han contado en no pocas ocasiones con el apoyo de la derecha paganizada -p.e, los tories y liberales británcios- y la falta de oposición real de la derecha tibia y sin valores -p.e, el PP en España-. Unos y otros han convertido el derecho a la vida en una quimera, anulando de esa forma cualquier ápice de legitimidad moral que pueda tener un sistema democrático. Y como no les ha bastado con aniquilar el principal de todos los derechos humanos, la han emprendido también contra la institución familiar, célula básica de toda sociedad que se precie de ser civilizada.
Cuando Izquierda Unida acusa a la Iglesia de ser una institución “retrógrada, caduca, intolerante y antidemocrática“, en realidad está haciendo una descripción de sí misma. Ellos son el verdadero rostro retrógrado de la izquierda. Ellos son la muestra más palpable de la intolerancia genética de la izquierda. Y ellos son los que entienden la democracia como el régimen aquel en el que quien osa defender que la familia es lo que siempre ha sido, deben ser denunciados y objeto de la ruptura de cualquier acuerdo.
En otras palabras, usando su lenguaje, los verdaderos fascistas son ellos.
Luis Fernando Pérez Bustamante
10 comentarios
De veras.
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Dice usted en ese espectacular artículo, lleno de los típicos tópicos del anticlerical de toda la vida:
Supongo que en el agonizante y pesado final del catolicismo (al cual le queda menos de un siglo de hegemonía mundial) nos va a molestar de lo lindo.
Lo de que al catolicismo le queda menos de un siglo de hegemonía mundial, ¿lo dice usted tras haberlo consultado con Aramís Fuster? ¿quizás con Octavio Acebes? Si todos sus camaradas fueron incapaces de acabar con la fe cristiana en el último siglo y medio, ¿qué le hace pensar que lo van a lograr en los próximos cien años?
Por cierto, veo que insiste en que Benedicto XVI ha mencionado el matrimonio homosexual. Pero resulta que dichas palabras no salieron de su boca. El Papa simplemente dijo lo que todo el mundo ha creído durante todos los siglos que el hombre lleva sobre el plantea tierra. A saber, que la familia es algo que forma un hombre y una mujer con la vista puesta a tener descendencia. Así de simple.
Hale, ya ha tenido su minutillo de gloria rojero-anticlerical por acá. Vuélvase a su blog.
Declararse comunista hoy es tan absurdo como declararse comunero. Quizá más, pues aunque éstos fueron muy anteriores, no han sido los responsables de decenas y decenas de millones de muertes.
De modo gue lo gue no consigo explicarme es gué pinta toda esa gente "progre" en la Iglesia católica. ¿Es gue no es posible, incluso con la legislación laboral en las manos, ir despidiendo de la Iglesia católica, digo de sus puestos de responsabilidad pastoral y profesional, a toda esa gente gue por activa y por pasiva vive gracias a la Iglesia oponiéndose empero a contenidos axiales de su doctrina?
Pregunto.
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LF:
Yo también conozco a algunas. No donde vivo, conste.
Sabe insultar, degradar, sabe burlarse. Vamos que "ama" usted al prójimo (siempre que ese prójimo viva tal y como vive usted, sino escribirá textos tan discriminantorios como éste alegrándose de que la injusticia esté de su parte).
No, no lo consulté con Aramis Fuster, lo consulté con las estadísticas, le cuento:
2001 España: 80 % de cristianos católicos.
2011 España: 70 % de cristianos católicos. (cifras aroximadas y no recuerdo la fuente, búsquelas usted de todas formas las va a ignorar...)
En la gente joven las estadísticas son aún más esperanzadoras: 58 % de católicos...
Ale, me vuelvo a mi blog.
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LF:
Bien, ahora lea las estadísticas en EL MUNDO. No el periódico sino el planeta. Verá que el catolicismo goza de magnífica salud.
Tiene su guasa que hable de insulto quien no sabe hacer otra cosa en su blog.
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