Mariano Rajoy y el cumplimiento de la ley... canónica

No me he vuelto loco. No es que me crea que Mariano Rajoy es el nuevo obispo de Orense. Ni siquiera sospecho que le vayan a nombrar canónigo penitenciario en la Catedral de Santiago de Compostela. De hecho, dudo que Rajoy haya hablado jamás sobre la ley canónica. Pero sí que ha planteado un principio elemental que, en mi opinión, sirve para cualquier tipo de legislación. Leo hoy en El Mundo:

El líder del PP, Mariano Rajoy, ha lanzado un claro mensaje al presidente de la Generalitat, Artur Mas, en torno al auto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que obliga a que el castellano sea “lengua vehicular en la enseñanza en Cataluña junto al catalán“.

Ante los micrófonos de Onda Cero, el presidente ‘popular’ ha declarado que sólo hay una cosa que un gobernante tiene que tener clara: “No se puede incumplir la ley. Si no se cumplen lo que dicen los tribunales, nos hemos cargado el Estado de Derecho“. “El castellano y el catalán conviven en libertad en la vida de la gente“, ha manifestado Rajoy.

Efectivamente, no se puede incumplir la ley. Y si eso vale para la ley civil o penal de una nación, ¿cómo no va a valer para la ley que la Iglesia se da a sí misma? Precisamente hoy tenemos también como noticia las palabras que Mons. Francesco Coccopalmerio, Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en el Vaticano, dirigió a cientos de estudiantes en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. El prelado aseguró que “sabemos que el Derecho Canónico es el conjunto de leyes que reglan la vida del bautizado, pero gran parte de ellas están ya en el evangelio“. Es más, afirmó igualmente que aunque “las leyes de los hombres son imperfectas“, si “vienen de una autoridad eclesial, aun imperfectas, debemos recibirlas porque vienen de la voluntad de Dios“.

La teoría queda la mar de bien. La ley está para algo. Cumple una función imprescindible. Una sociedad sin leyes o con leyes que no se cumplen, se precipita hacia la anarquía. Y la Iglesia, aun siendo de origen divino, es igualmente una sociedad formada por hombres y mujeres. Por tanto, si sus leyes no se cumplen, si no se aplican, su destino es precisamente el caos.

Antes de seguir, quiero dejar bien claro que vivimos bajo la gracia. Es decir, el cristianismo no consiste solo en el cumplimiento de una serie de leyes morales, canónicas o de cualquier tipo. Pero la gracia no nos exime del cumplimiento de la ley de Cristo, sino que más bien nos habilita para que podamos cumplirla. Y si hablo de la ley de Cristo, también lo hago de la ley de la Iglesia, pues ella ha recibido autoridad del Señor para atar y desatar.

San Pablo, que no era precisamente dudoso de ser un legalista empedernido, que dedicó gran parte de su predicación a enseñar que somos salvos por gracia, reconoce que la ley juega un papel importante en la vida de la Iglesia:

Sí, ya sabemos que la Ley es buena, con tal que se la tome como ley, teniendo bien presente que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los prevaricadores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreligiosos y profanadores, para los parricidas y matricidas, para los asesinos, adúlteros, homosexuales, traficantes de seres humanos, mentirosos, perjuros y para todo lo que se opone a la sana doctrina, según el Evangelio de la gloria de Dios bienaventurado, que se me ha confiado.
(1ª Tim 1,8-11)

¿Somos conscientes de que el apóstol incluye “todo lo que se opone a la sana doctrina” en el mismo saco que una serie de pecados espantosos? ¿qué nos está queriendo decir el Espíritu Santo, que es quien inspira a San Pablo para escribir eso?

Se me podrá decir que soy terco como una mula, pero no puedo dejar de advertir que es un deber ineludible para la Iglesia el velar por la fe, por la sana doctrina, “desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos” (1 Tim 1,19). Y ha sido precisamente la Iglesia quien se ha dado a sí misma una ley canónica, en la que encontramos lo siguiente:

751
Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.

y

1364
§ 1. El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el ⇒ c. 194 § 1, 2; el clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el ⇒ c. 1336 § 1, 1, 2 y 3.
§ 2. Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical.

Yo pregunto: ¿de qué vale que tengamos esa ley si no se aplica? ¿A quién beneficia su no aplicación? ¿En base a qué principio evangélico, pastoral o doctrinal se pasa por alto algo tan elemental para la salud espiritual de los fieles, y por tanto de la Iglesia, la corrección disciplinar de aquellos que se oponen a la doctrina católica?

Obviamente no todo es herejía en los heterodoxos. Hay doctrinas, las que no tienen el grado de dogma, cuya negación no implica caer en la condición de hereje. Pero aun en ese caso, la ley canónica es también clara:

752 Se ha de prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad, sin que llegue a ser de fe, a la doctrina que el Sumo Pontífice o el Colegio de los Obispos, en el ejercicio de su magisterio auténtico, enseñan acerca de la fe y de las costumbres, aunque no sea su intención proclamarla con un acto decisorio; por tanto, los fieles cuiden de evitar todo lo que no sea congruente con la misma.

Mariano Rajoy le dice a Artur Mas que “no se puede incumplir la ley. Si no se cumplen lo que dicen los tribunales, nos hemos cargado el Estado de Derecho“. Pero al menos en España hay tribunales que dictan sentencias. En la Iglesia, en relación a los heterodoxos, herejes y cismáticos, ¿dónde están esos tribunales? ¿me van a decir ustedes que la Congregación para la Doctrina de la Fe se encarga de todo? Es IMPOSIBLE que lo haga. No es que no quiera. Es que no puede. Quienes si pueden son los obispos en sus respectivas diócesis. Es a ellos, no a Roma, a quienes corresponde hacer cumplir la ley canónica. Roma debe intervenir sólo en casos extremos, en los que haya duda, en los que el disciplinado recurra.

La Iglesia vive algo tan absurdo como si, por ejemplo, los tribunales ordinarios de España se desentendieran del 90% de sus juicios y se los enviaran al Tribunal Supremo. Obviamente el TS se colapsaría. Así no podemos seguir.

Quienes somos padres sabemos bien lo poco agradable que es castigar a un hijo rebelde. Pero el padre que no corrige a sus hijos es un mal padre. Dice el libro de Hebreos:

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Heb 12,5-8)

No se puede ser buen pastor de la Iglesia si no se vela por la sana doctrina, si no se corrige y disciplina al que se separa de la fe y lleva a otros por el camino de la perdición. La primera lectura de la Misa de ayer debe de servir de advertencia a quienes en la Iglesia tienen el deber de combatir el error:

A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte. Si yo digo al malvado: “Malvado, vas a morir sin remedio", y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti. Si por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida.
(Ezequiel 33,7-9)

Sirva también este artículo de advertencia a los que, en la Iglesia, no cumplen con su deber. Dios ya no me pedirá cuentas por lo que ellos hagan o dejan de hacer.

Luis Fernando Pérez Bustamante

15 comentarios

  
Luis Fernando
Dos cosas:

1- Me temo que en breve vamos a tener que limitar la cantidad de caracteres por comentario en los blogs. Comprendo que a veces os apetezca explayaros, pero la zona de comentarios de un blog no puede ser el lugar para escribir tanto como escribe el bloguero. Algunos optan por decir lo que quieren decir en varios comentarios. Pero estamos ante la misma situación. Lo cierto es que el espacio del que disponemos en el servidor donde estamos alojados no es ilimitado. Os ruego, pues, concreción.

2- Os pido que en los comentarios a este post os abstengáis de dar nombres concretos de obispos, superiores de órdenes religiosas, etc, o de asegurar que todos son iguales y ninguno cumple con su deber. Lo primero es innecesario. Lo segundo es falso.
05/09/11 11:24 AM
  
Álvaro Menéndez Bartolomé
Fernando, estás sembrao. Enhorabuena.
05/09/11 11:50 AM
  
Hermenegildo
Yo creo que el problema es el "buenismo" de que intentan hacer gala hoy día los pastores de la Iglesia. Un "buenismo" que parte de que el ejercicio de la autoridad se contrapone a la Caridad para con el prójimo. Y no por eso, nuestros pastores son más caritativos.
A esta Caridad mal entendida se une el miedo a "mojarse" y a ser criticados por el mundo. Comprendo que indisponerse con una persona, máxime con un sacerdote o religioso, no es plato de gusto, sobre todo cuando la sociedad nos va a censurar, pero a veces no queda más remedio si queremos que nuestra Iglesia goce de buena salud.

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LF:
LOS pastores, no. Algunos pastores sí. Muchos, pocos... es discutible. Pero la generalización es injusta.
05/09/11 11:54 AM
  
Rastri
-Hombre Fernado:

-Que reclames mesura en sus cometarios a los comentaristas. Cuando tú, para decir: "Mariano Rajoy le dice a Artur Mas que “no se puede incumplir la ley. Si no se cumplen lo que dicen los tribunales, nos hemos cargado el Estado de Derecho“. Pero al menos en España hay tribunales que dictan sentencias" te tiras toda esta parrafada. me parece un tanto abusar de la paciecia ejena.

-Más, en el segundo apartado (2). Está bien que des instrucciones a los comentaristas de cómo no se debe de comprometer la página, -sea al director de la misma- con asusiones personales. Claro que tú, bajo tu propia responsablidad se entiende, no dejas títere con cabeza.

¿También me lo vas a borrar. Porqué me quiere tan poco?

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LF:
Te amo en el Señor más de lo que te imaginas.
05/09/11 11:55 AM
  
Eduardo Jariod
Seré breve: así es. Enhorabuena y gracias por tu claridad de ideas y por la valentía al exponerlas. Claridad y valentía son hoy más necesarias que nunca.
05/09/11 12:05 PM
  
Claudio
Los pastores que dejan actuar a los lobos. Ya lo dijo San Agustín hace 1400 años. Nada nuevo bajo el sol.

Pero claro, San Agustín era santo, y Doctor de la Iglesia. Lo que tenemos es una crisis de santidad. De tomarse en serio las cosas. Un santo contemporáneo decía aquello de solo me hacen falta un puñado de hombres y mujeres que pongan a Jesucristo por encima de todas las cosas. Ese es el problema, que los que estamos dentro nos da la cagalera. Se hacen dejación de deberes, que son nuestros derechos.

De todas maneras, el panorama de los creyentes se va aclarando. Quedaremos muy pocos, pero mas auténticos. Las ramas secas, que se caigan, por favor. Hay muchas cosas a las que apuntarse para dar el follón y perder el tiempo.

Ser obispo tendrá cada vez menos privilegios (ya no los tiene). Será un marrón. Y atraerá a los más santos...


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Editado:
Lo que sigue a los ... no lo puedo admitir, aunque crea que a alguno le cae como mano a guante.
05/09/11 12:07 PM
  
FZalacain
A muchos obispos lo que les pasa es que tienen miedo. POr un lado temen a las sanciones porque gran parte del presbiterio de muchas diócesis las merecería, y por otro lado temen el escándalo de una diócesis dividida con 200 curas apoyando un manifiesto contrario a la sanción a un cura. Gracias a Dios ya no son los tiempos del cura de Fabara (q en paz descanse)ni hay obispos como Mon. Osés asesorando a los curas rebeldes de diócesis vecinas.
Si yo fuera obispo prefiriría tener que cerrar la mitad de las parroquias que tener curas de los que no puediera fiarme. Claro que, gracias a Dios, no soy obispo.
05/09/11 12:38 PM
  
José María Iraburu
Derecho Canónico: "Debe ser castigado con una pena justa:

1º quien enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el c. 752 y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se retracta; [c. 752, el que citas tú en tu artículo]

2º quien de otro modo desobedece a la Sede Apostólica, al Ordinario o al Superior cuando mandan o prohiben algo legítimamente, y persiste en su desobediencia después de haber sido amonestado".

Dice la Ley de la Iglesia que DEBE ser castigado, no dice simplemente que "puede". Y si ese deber de la Autoridad pastoral no se cumple, o se cumple muy insuficientemente, se siguen enormes males en la fe y en las costumbres del pueblo cristiano, sacerdotes, religiosos y laicos. Los males que estamos viendo.



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LF:
Y los que nos quedan por ver. Lo de Austria es solo la punta del iceberg.
05/09/11 1:15 PM
  
no puedo dejar de advertir
Editado...
LF:
Tú sigue adoptando la posición del loto y repitiendo oooom... que es lo tuyo.
05/09/11 1:25 PM
  
Ricardo de Argentina
Hacia fines del pasado siglo un obispo norteamericano decidió sancionar canónicamente a unos cuantos sacerdotes contestatarios, inadmisiblemente díscolos. Estuvo muy bien, actuando de acuerdo al Derecho Canónico, con opoortunidda y con la necesaria energía.
No se trataba de herejías lo que sostenían estos sacerdotes, sino que se oponían a una encíclica, la Humanae Vitae, porque entendían que no se debía confrontar abiertamente con la mentalidad anticoncepcionalista que se había impuesto, especialmente en su país, pionero en anticoncepción.

Pero pasó algo extraño : desde Roma dijeron "no". Nadie pudo explicarlo hasta ahora. Se hizo violencia no sólo al obispo sino al Derecho Canónico mismo. Un papa subsiguiente pidió perdón por diversas faltas de los hijos de la Iglesia, pero por ésta no, que era bastante reciente y notoria. Fue una oportunidad de rectificación desaprovechada. Tenemos todavía esa asignatura pendiente, que si no se resuelve puede terminar de pulverizar lo que resta del Derecho.
Es que lo obispos tienen memoria, no les podemos pedir que se la borren.

Y no es que justifique a los malos obispos, sino que creo que hay que apuntar a la raíz del problema.
Y la raíz, me parece, está en Roma, al menos hasta que no se aclare suficientemente ese episodio emblemático y que sentó tan mal precedente.
05/09/11 1:49 PM
  
José Carlos
Luis Fernando, coincido plenamente con el contenido de su artículo.
Ahondando en el tema, siempre me ha sorprendido mucho la gran cantidad de sacerdotes, religiosos y religiosas que no visten el traje eclesiástico o el hábito que es un incumplimiento flagrante de una obligación impuesta por los cánones 284 y 669 del vigente Código de Derecho Canónico:

Canon 284.
Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar.

Canon 669.
1. Los religiosos deben llevar el hábito de su instituto, hecho de acuerdo con la norma del derecho propio, como signo de su consagración y testimonio de pobreza.
2. Los religiosos clérigos de un instituto que no tengan hábito propio, usarán el traje clerical, conforme a la norma del canon 284.
05/09/11 4:11 PM
  
José Luis
Pues es muy interesante cuando se añaden textos de las Sagradas Escrituras y del Magisterio de la Iglesia Católica. Porque de otra forma, parece que queremos defender nuestros propios pensamientos e ideas. Debemos estar muy unidos a la Santa Madre Iglesia Católica. Ya no sigo más
05/09/11 5:57 PM
  
José María Iraburu
Me asomo de nuevo a la Sala de Comentarios, y observo que en mi comentario olvido decir que el canon que cito es el 1371.
05/09/11 10:10 PM
  
Mirta
Los obispos tienen que actuar con convicción y firmeza corrigiendo cuando hay desvíos, por mínimos que sean. Y todos tenemos que hacerlo según nos competa. Si la misa del domingo de resurrección fue en base al coro de ángeles del Fausto y no a la Biblia, si la catequista dice a los alumnos que si no saben los rezos de la misa que igual muevan los labios, si se piden confesiones light., etc.no podemos dejarlo pasar. Todos hemos visto curas y catequistas desviarse. Debemos practicar la corrección fraterna antes que la cosa empeore.
06/09/11 4:38 AM
  
Francisco José Delgado
Muchos obispos olvidan que el CIC actual es la plasmación más lograda del CVII. Incluso más en cuanto a recoger el sentido del Concilio que el Catecismo. El problema es que en la Iglesia se ha perdido el Concilio para quedarse con una adulteración del mismo.
No aplicar el derecho supone estar contra el Vaticano II.
06/09/11 2:45 PM

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