Mejor no ha podido empezar
Ayer vi por televisión (13TV) la Misa inaugural de la JMJ. Salvedad sea hecha de algunos problemas técnicos -un asistente me dijo que en determinada zona no se oyó nada hasta la mitad de la homilía-, la ceremonia fue magnífica en todos los sentidos. El apartado “musical", sencillamente extraordinario. Y el cardenal Rouco hizo de perfecto anfitrión. Su homilía fue muy buena, llena de verdades sobre España, de mucho amor hacia el Beato Juan Pablo II y de exhortaciones a los jóvenes que van a participar en la JMJ.
Me impresionó la marea humana que llenó no sólo la Plaza de Cibeles, sino Recoletos, Alcalá e incluso la Gran Vía. Los comentaristas de 13TV -muy buena la retransmisión- decían que los fieles llegaban hasta Callao. Los que conocemos Madrid sabemos bien la distancia que hay de Cibeles hasta allá. Pocas manifestaciones han tenido lugar en España con tanta gente. Pero lo de ayer no era una manifestación sino una Misa multitudinaria. Y sólo estamos empezando.
Tiempo habrá de comentar las dificultades que, al parecer, están sufriendo algunos profesionales de la información. La recogida de acreditaciones no fue precisamente un camino de rosas. Y es que por mucho que se haya preparado con anterioridad, un evento de esta magnitud conlleva siempre una serie de problemas organizativos. Y los voluntarios no dejan de ser… eso, voluntarios.
Hay que destacar también la labor que centenares de sacerdotes están realizando en el parque del Retiro, donde van a confesar a miles y miles de peregrinos. Entre ellos está el P. Pedro Trevijano, colaborador habitual de InfoCatólica. Supongo que nos contará en uno de sus artículos como está viviendo esta experiencia de fe y comunión eclesial.
El jueves llega Pedro a España. Se encontrará con una marea joven dispuesta a recibir el mensaje que la Iglesia quiere que ellos lleven luego por todo el mundo. Las JMJ no deben ser el final de una labor preparatoria de años, sino el principio de un nuevo impulso evangelizador en el que los jóvenes tengan un protagonismo fundamental. De entre los chavales que están ya en Madrid saldrán futuros sacerdotes, religiosos y familias católicas que cumplirán con su misión de ser luz del mundo y sal de la tierra. La Iglesia está con ellos. Ellos son Iglesia.
Luis Fernando Pérez Bustamante