El voto cristiano existe en Brasil
Por si alguien tuviera alguna duda, lo que ocurrió ayer en Brasil demuestra que cuando los cristianos se toman en serio la defensa de principios no negociables a la hora de votar, las cosas pueden cambiar a mejor. Dilma Rousseff, candidata favorita en todas las encuestas para suceder a Lula en la presidencia del país sudamericano, sufrió una espectacular “conversión” que le ha llevado de pedir la liberalización plena del aborto a asegurar que no piensa tocar la legislación actual.
¿Qué es lo que le ha llevado a dar semejante giro político? ¿el convencimiento personal de que el aborto es un mal a combatir? ¿la certeza de que proteger a los no nacidos es una obligación para todo gobernante que no quiera ser acusado de favorable al genocidio? Mucho nos tememos que no son esas las razones del cambio.
La realidad es que el voto cristiano en Brasil ya ejerce como tal. Y voy a ser clarito para que se me entienda. Creo sinceramente que lo que verdaderamente teme Rousseff no es la huida del voto católico sino del protestante, que en estas cuestiones está bastante más movilizado. La influencia directa de los pastores evangélicos sobre sus fieles es bastante más “contundente” que la de los obispos sobre nosotros. El tipo de protestantismo que se da en Brasil es una especie de Bible Belt pentecostal. O sea, bastante fundamentalista en casi todo. Su crecimiento es espectacular y ya puede marcar tendencias políticas en la nación brasileña.
En todo caso, parece evidente que al otro lado del charco los cristianos son más conscientes de que su influencia en la sociedad debe tener reflejo a la hora de ejercer la responsabilidad de votar. Y como los políticos viven del voto, pues no les queda más remedio que tenerles en cuenta. Es decir, justo lo contrario de lo que ocurre en España. Dudo que la culpa de ello la tengan los políticos. Más bien la tienen los cristianos que no actúan como tales a la hora de elegir a nuestros gobernantes. Y el que quiera entender, que entienda.
Luis Fernando Pérez
7 comentarios
Además, el protestantismo brasileño tiende a tener un control bastante fuerte de la vida cotidiana de sus feligreses, diciéndole qué debe hacer y qué no.
La verdad no me extraña. Además, en Brasil, como en el promedio de América Latina, la gente tiene a muy mal el aborto. Generalmente a más del 80% de la población le parece horrible.
Y aquí los procesos de ataque a la religión -con algunas notables excepciones, como Uruguay- no es fuerte.
Al menos en Brasil y en Estados Unidos los cristianos, sean o no protestantes, saben que su voto puede quitar o poner un presidente, y se comportan de acuerdo a ello.
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