Yo me apunto a la "Declaración espiritual de Dependencia de Dios"
Confieso que tengo “debilidad” por Monseñor Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y, más pronto que tarde, futuro cardenal de la Iglesia. No sólo me gusta lo que predica, que suelo leer en la web de su archidiócesis, sino que además, cuando le veo en algunos vídeos me transmite la imagen viva de aquello que San Pablo afirmaba ser el Reino de Dios: “…justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,7).
Lo que acaba de proponer el arzobispo de Nueva York es una prueba más de que estamos ante un hombre de Dios llamado a causar un profundo impacto en la comunidad católica, y no sólo católica, de su país. Una nación fundada bajo el lema “In God we trust” no puede perder a Dios como referencia máxima, a menos que quiera cortar sus raíces y echarse a perder.
Ahora bien, tan peligroso es desentenderse de Dios como usar su nombre en vano. Y usan su nombre en vano los que, como Obama, afirman creer en Él pero luego llevan a cabo políticas que profundizan en la cultura de la muerte. También se usa en vano el nombre de Dios cuando se toma como tapadera para meterse en guerras que no encajan en los parámetros de la “guerra justa".
Dice Mons. Dolan que en la sociedad norteamericana “los 10 mandamientos se han convertido en una lista de sugerencias, las 8 Bienaventuranzas un conjunto de ideas bonitas, la Biblia mera literatura, la Iglesia innecesaria, la religión unas muletas para no iluminados, la verdad objetiva una opresión anticuada". Y yo añado que eso mismo ocurre en la sociedad española.
El prelado hace de verdadero profeta al denunciar que la misma sociedad norteamericana que proclama su independencia de Dios y de la moral, luego es “terriblemente dependiente del dinero, de los seguros, los combustibles, las armas, los sistemas de seguridad, o aún del alcohol, la pornografía, la lujuria, el juego y las drogas". Y es que, bien lo sabemos los que estamos en Cristo, la verdadera esclavitud no viene de someterse al Señor y a sus leyes, sino de vivir bajo el engaño de una falsa libertad que en realidad nos encadena al pecado, del cual es imposible librarse sin la gracia de Dios.
Es por ello que si queremos verdaderamente ser libres e independientes, y no unas piezas más de un sistema que no produce más que muerte y destrucción, debemos apuntarnos a la “Declaración espiritual de Dependencia de Dios” propuesta por el arzobispo neoyorquino. Sólo desde la dependencia total y absoluta del Creador podemos contribuir a la restauración de una sociedad postrada ante Satanás, a quien sigue por el camino del aborto, la eutanasia, la inmoralidad, la descomposición familiar, con violencia incluida, la partición en pedazos de naciones unidas durante siglos.
Como dijo Josué al pueblo de Dios, “elegid hoy a quién habéis de servir… yo y mi familia serviremos al Señor” (Jos 24,15). ¿Qué harás tú, estimado lector?
Luis Fernando Pérez
15 comentarios
Apúntame también en la lista. Dios y César, cada uno en su sitio y por ese orden. Solo si somos lo que somos, sin complejos y no desenraizados, tendremos algo que aportar al resto del mundo.
Lo primero que hay que hacer para recristianizar España es proclamarla nación católica. La batalla de las palabras afecta e influye en el pueblo, y por sí misma "crea realidad".
Y menudo cargo: arzobispo de Nueva York, nada menos. Sí, este hombre parece que está llamado a ofrecer grandes servicios a la Iglesia.
Pero por lo bajini, hace un poco de trampa cuando dice:
"Una nación fundada bajo el lema “In God we trust” no puede perder a Dios como referencia máxima"
Todos sabemos que el "God" de la revolución estadounidense, y del estado que de ella surge, no es el Uno y Trino cristiano, sino el Gran Arquitecto del Universo, como plasman sus billetes
Otra cosa es el pueblo llano que está en mucho mejor estado de salud moral que el europeo
Y en Europa no digamos...
deberíamos hacer algo en español.
"23. Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy inficiona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo con sus errores y abominables intentos; y vosotros sabéis, venerables hermanos, que tal impiedad no maduró en un solo día, sino que se incubaba desde mucho antes en las entrañas de la sociedad. Se comenzó por negar el imperío de Cristo sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios.
...porque la felicidad de la nación no procede de distinta fuente que la felicidad de los ciudadanos, pues la nación no es otra cosa que el conjunto concorde de ciudadanos(30). No se nieguen, pues, los gobernantes de las naciones a dar por sí mismos y por el pueblo públicas muestras de veneración y de obediencia al imperio de Cristo...
http://tinyurl.com/35xwl2t
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LF:
Sí, lo mismo podría decir un nazi en tiempos de Hitler.
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