Carod, oráculo del Señor

He de reconocer que al ver la noticia me entraron escalofríos. Carod Rovira, protagonista de un encuentro de carácter ecuménico de jóvenes cristianos en Tarrasa. Ipso facto me fui a buscar las fotos del acto, por si se daba la circunstancia de que el vicepresidente de Cataluña se hubiera presentado portando en su cabeza una corona de espinas, cosa que ya hizo en su día cuando viajó con Maragall Israel. Aquello sentó a cuerno quemado en la Iglesia, pero ya se sabe que la cabra tira al monte. Para mi tranquilidad, en esta ocasión el bueno de Carod sólo llevaba un traje de lo más normal.

El caso es que el político independentista catalán no se conformó con ir al evento en plan representación institucional. También quiso dirigirles unas palabras a los muchachos. A falta de saber cuál fue el contenido íntegro de las mismas, hay que reconocer que las que aparecen en las agencias, y que recogemos en InfoCatólica, no están nada mal. Decir que “ser cristiano es una forma de hacer país” es un buen mensaje para unos jóvenes, aunque mucho me temo que lo que Carod entiende por país no coincide con lo que la mayoría de los españoles entendemos. Y mejor aun fue que el político les dijera a los muchachos que la la fe no se ha de ocultar y que hay que ser coherente con las propias creencias.

Nada que objetar, pues, a lo dicho por Carod. Otra cosa es que tal discurso choque un tanto con la realidad del fenómeno religioso en Cataluña, donde el parlamento aprobó una ley por la cual un alcalde puede decidir abrir o cerrar, sin más, una parroquia o lugar de culto. Cuando la libertad religiosa se pone en manos de los políticos, se corre el peligro de que deje de ser libertad para convertirse en arbitrariedad.

En todo caso, lo que sí resulta peculiar es el interés de la Iglesia en Cataluña por dar una importancia desmedida a políticos catalanes nacionalistas en actos que son propiamente religiosos. Lo vimos hace poco en Gerona, donde a los responsables de la diócesis no se les ocurrió mejor idea que invitar a Jordi Pujol, ex-presidente de la Generalidad, para dar a los sacerdotes gerundenses una charla sobre lo que significa ser sacerdote en Cataluña. Ahora vemos que en un evento organizado por las diócesis catalanas y -ojo al guiño al concepto político de Països Catalans- las de las Islas Baleares, se deja que el representante del ala más independentista del gobierno catalán se dirija a los jóvenes cristianos. A este paso, el día menos pensado nombran al Abad de Montserrat Consejero de la Generalidad para la Promoción de la Identidad Catalana en la Comunidad Cristiana. Sin duda pocos tan apropiados como él para semejante cargo. Todo sea por la causa del nacionalcatolicismo versión ““pa amb tomàquet”“.

Luis Fernando Pérez

PD: Por el amor de Dios, ruego que a nadie en la Iglesia se le ocurra invitar a María Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta I del Gobierno de España, para que dirija unas palabras a los asistentes al Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en breves días en Toledo. Sería más de lo que mi corazón podría resistir. Si va, que se quede calladita.