No podía ser otro el lema de la visita del Papa a Gran Bretaña
Para qué voy a negarlo, :). Me gusta mucho el lema elegido para la visita del Papa Benedicto XVI a Gran Bretaña. Es el que escogí para este blog hace ya unos años. Habiendo jugado John Henry Newman un papel fundamental en mi regreso a la Iglesia Católica, era normal que usara esa frase de su escudo cardenalicio.
“Cor ad cor loquitur. El corazón habla al corazón“. Quien lee Apologia pro vita sua de Newman ve precisamente eso. Un corazón que habla al corazón de sus lectores, que se desnuda para dar las razones de su fe, de su conversión a la fe católica. Una conversión que le provocó la separación prácticamente total del mundo en el que había vivido como presbítero anglicano. En la Inglaterra del siglo XIX la conversión al catolicismo era considerada como una especie de traición, como una locura que, en la práctica, llevaba al converso a perder su estatus social. No había gloria mundana en las conversiones de entonces. Sólo había la búsqueda de la plena comunión con Cristo y su Iglesia -que no pueden ir nunca separadas-, donde se haya la gracia de la salvación.
Hubo muchos conversos antes y después de Newman. Pero él fue el elegido para que la sociedad inglesa dejara de mirarles como una especie de apestados. Incluso los más críticos con los argumentos expresados en su testimonio de conversión supieron reconocer la honestidad y la fuerza de sus palabras. Y de hecho, tras la publicación de la Apologia, Newman consiguió recuperar amistades que habían quedado aparcadas durante años.
Su próxima beatificación, y espero que pronta canonización, puede traer grandes frutos a la Iglesia. Muchos le han llamado el “padre” del Concilio Vaticano II, supongo que en el sentido patrístico del término. Precisamente fue el estudio de los Padres de la Iglesia lo que llevó a este cristiano inglés a pedir su entrada en la Iglesia Católica. Vio muy claro que no existen vías medias. Que el anglicanismo no era una tercera rama de un árbol en el que las otras dos ramas eran Roma y Bizancio. El hecho de que no se le permitiera dar una interpretación católica a los 39 artículos de la fe anglicana fue determinante para él. Y conste que el anglicanismo de entonces tenía poco que ver con el desastre que contemplan hoy nuestros ojos. En el siglo XIX no había ningún anglicano tan loco como para proponer la ordenación de obispos homosexuales amancebados, por ejemplo.
Sin embargo, yo he sentido más de una vez una especie de escalofrío al leer a este siervo de Dios. Sobre todo cuando definía algunos de los males que enfrentaba el anglicanismo y parece que está definiendo el mismo tipo de mal que hoy afecta a la Iglesia Católica. Él detestaba el liberalismo teológico. El mismo que, en buena medida, ha infectado a parte la teología católica del último siglo, en especial a la postconciliar. Puede que, efectivamente, Newman sea el “padre” del Vaticano II, pero en un sentido absolutamente contrario al de los que pretenden hacer uso del mismo para inventarse un catolicismo rupturista con la tradición. De Newman y su trabajo sobre el desarrollo del dogma cristiano se pueden encontrar claves, tanto para entender los textos del concilio como para discernir en qué no consisten dichos textos.
Siendo todavía joven, compuso un himno, Lead Kinly Light, mientras se encontraba de viaje en Italia:
Lead, Kindly Light, amidst th’encircling gloom,
Lead Thou me on!
The night is dark, and I am far from home,
Lead Thou me on!
Keep Thou my feet; I do not ask to see
The distant scene; one step enough for me.
Ese himno refleja la esencia del alma de Newman. La de un hombre que implora y se deja guiar por la luz. Y por eso mismo, él mismo se convirtió en luz para otros. Es por ello que a mí me encantaría que, una vez santo, fuera declarado el patrón de los conversos al catolicismo. Dios lo quiera.
Estos son días muy especiales para mí. Cumplimos un año en InfoCatólica, este fin de semana me voy con mi esposa al Santuario de Lourdes, donde el Señor me dio el regalo de su Madre hace unos años y ahora se hace público que “Cor ad cor loquitur” es el lema de este viaje papal. Demasiados regalos de Dios para quien no los merece. Pero con corazón agradecido los recibo.
Luis Fernando Pérez
13 comentarios
Feliz viaje a Lourdes. Que Dios les bendiga a través de la Madre.
Y ej que madre no hay maj que una, que diría el reverendo Bono.
Dios os guarde.
Es el subtítulo de la Missa Solemnis de Beethoven: "Vom Herzen, möge es wieder zum Herzen gehen" (desde el corazón, que llegue al corazón).
El Papa ama y admira esta obra, como cualquiera que la conozca, como el propio autor que la consideraba su obra más perfecta y que nos consta además biográficamente que es la que más esfuerzos físicos le costó componer.
Los comentarios y meditaciones del Papa sobre la noveva sinfonía y sobre la Missa Solemnis (que se le ofreció en su visita a Colonia cuando la Jornada de la Juventud) son imprescindibles.
Me parece que es un libro que recoge las mediaciones.
Lo de la Missa Solemnis en Köln lo leí también por ahí por Internet y la verdad es que no sé decirte más ahora mismo.
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